El restaurante de Valladolid al que irás por sus arroces y volverás por sus pinchos de premio

El restaurante de Valladolid al que irás por sus arroces y volverás por sus pinchos de premio

Restaurantes

El restaurante de Valladolid al que irás por sus arroces y volverás por sus pinchos de premio

Con solo dos años de vida, Azul Mediterráneo se ha convertido en una arrocería de referencia en Valladolid. ¿Un plus? El resto de su propuesta, con pinchos de premio y producto bien tratado. 

Más información: El restaurante más sostenible de España está en un pueblecito de Valladolid: con un pincho de premio y platos desde 7€

Publicada

Valladolid es una ciudad de historia, tradición y, sobre todo, de gastronomía. Si le preguntaran a qué sabe, seguramente respondería que a sopas de ajo o a lechazo. Precisamente este último, más que un plato típico, es un emblema, una seña de identidad de una ciudad que conquista con su cocina castellana. Sin embargo, en los últimos años, la oferta gastronómica de Valladolid ha evolucionado, abriéndose a nuevas influencias y tendencias.

Hay restaurantes que bordan la tortilla de patata, otros, la sepia a la plancha o el bocadillo de calamares. Y entre estas propuestas que, año tras año, han revolucionado la escena local, se encuentra una que merece todos los halagos: Azul Mediterráneo. Desde su apertura en 2022, ha conseguido algo impensable: que, en plena tierra de asadores, los arroces sean protagonistas absolutos. Valladolid no es una ciudad costera, pero desde aquí, es posible viajar al Mediterráneo con solo sentarse a la mesa.

Traer el Mediterráneo a Valladolid

Ubicado en la zona más nueva de Valladolid, esta arrocería es como un puerto de mar, una ventana a la costa... Sus creadores quisieron plasmar el recuerdo de los veranos junto al mar, de los viajes en coche con las ventanillas bajadas y una cinta de Serrat sonando de fondo. Es esa sensación de llegar al apartamento después de horas en la carretera y salir corriendo a la playa... tal y como ellos lo explican en su alegato.

Detrás de esta apertura, que acaba de cumplir su segundo año de vida, se encuentra el Grupo Matices, uno de los más potentes de Valladolid y creadores de restaurantes como Verdeoliva, Marengo o Miel y Mostaza. El grupo, liderado por Beto García, tenía un objetivo claro con esta apertura: traer el Mediterráneo a Valladolid y hacerlo con carácter. Para ello, contaron con un chef con una trayectoria envidiable, Juan Carlos Jiménez, que ha pasado por cocinas como la de Azurmendi o la de La Botica de Matapozuelos.

Azul Mediterráneo - Juan Carlos Jimenez y Beto Garcia

Azul Mediterráneo - Juan Carlos Jimenez y Beto Garcia

Esa idea de viaje también se refleja en la ambientación del local. La decoración es de lo más cálida, con un interior repleto de luz natural gracias a sus grandes ventanales y un interiorismo que juega con tonos azules, maderas claras y detalles que recuerdan a las tabernas costeras. Incluso la vajilla y los cubiertos han sido seleccionados para reforzar esa conexión con el mar. Todo suma para que la experiencia sea redonda y que esa sensación se la lleve el cliente.

Una forma novedosa de preparar arroces

¿La apuesta fuerte del restaurante? Los arroces. Y es por ello que la sala está presidida por una zona donde se preparan los arroces a la vista. Pero no es una zona cualquiera, sino el alma de su propuesta. Aquí cada arroz está medido al milímetro. Y no es un decir. La clave está en la tecnología MimCook, un sistema que adquirieron haciendo una gran inversión, que permite controlar la cocción al detalle para que el grano quede en su punto exacto. No es algo común, de hecho, es el único restaurante de Castilla y León que la usa.

"Es como una especie de Thermomix para los arroces. Nosotros trabajamos los caldos, los ingredientes y el trabajo previo, pero luego se insertan los parámetros en la máquina y siempre va a replicar los puntos del arroz", nos explican. ¿El resultado? Arroces siempre perfectos de punto, lo que permite que una sola persona esté al mando de esta parte. "Así es imposible que se te queme el arroz", confiesa, aunque es cierto que funciona con arroces secos, porque los melosos siguen requiriendo que los vayan moviendo a mano.

La clave, aunque la tecnología ayude, es elegir buenos ingredientes. "Llevamos desde hace un año trabajando con Edu Torres de Molino Roca y es perfecto para este tipo de cocción", apunta Juan Carlos. El marisco llega fresco desde las lonjas del Mediterráneo, mientras que las carnes provienen de proveedores locales de confianza como Discarlux.

Fantásticos arroces preparados al momento

A la hora de pedir, no hay trampa ni cartón. Todos los arroces se preparan al momento y delante del comensal y sorprenden por su textura y profundidad de sabor. En la carta, hay propuestas para todos los gustos, desde sabores clásicos a otros más novedosos e incluso atrevidos.

Se puede disfrutar igual de un arroz del señorito que de uno de carabinero o negro de calamar a la llama, alioli y lima. Sin embargo, entre los más pedidos destacan otras opciones. Por ejemplo, el arroz de parpatana de atún rojo con caviar y bonito seco o uno muy apropiado a la tierra donde se encuentran, el arroz de chuletillas de cordero lechal. Sorprendente también es el arroz de picaña madurada que se sirve casi cruda, tuétano asado y alcachofa, al que añaden grasa de la carne.

Los melosos no se quedan atrás, siendo el de carabinero el más demandado, pero con opciones también como un meloso de liebre y ciervo o uno de kokotxas al pil pil y marisco. Cada uno con su propio carácter, pero con un denominador común: ingredientes bien elegidos, punto perfecto y sabor redondo.

Tapas con sello ganador y entrantes memorables

Pero no solo de arroces viven aquí, porque además de estos, Azul Mediterráneo ha sabido meterse en el bolsillo a los amantes del tapeo. Y no hablamos de tapas cualquiera, sino de una propuesta bien pensada que, en manos de su chef, ha alcanzado cotas inimaginables, donde creatividad y sabor van de la mano. Esta propuesta se puede disfrutar tanto a la carta como pidiendo alguno de sus menús degustación.

Entre los entrantes hay tapeo reconocible, pero también toques viajeros que aquí funcionan muy bien y se emplean en los platos con mesura, sin enmascarar ningún sabor y simplemente potenciándolo. Croquetas de jamón ibérico, mejillón tigre con lima y kimchi, aguacate brasa con crema agria, pesto y vinagreta con queso feta, o las ‘rabas’ de oreja de cerdo con salsa picante de mango, son algunos de los imprescindibles.

En la carta también destacan sus bocados estrella, esos que han conseguido premios que los han convertido en todo un reclamo. Entre ellos está Lechazus Deliciosus, que ganó la I Edición del Concurso de Pinchos y Tapas de Castilla y León en 2024. El pincho se asienta sobre un níscalo y se compone de "un asado de lechazo muy tradicional, con agua y sal, que metemos en un curry amarillo tailandés muy especiado. Envolvemos la masa en una lámina muy fina de pan y lo pasamos por la freidora", relata el chef. Tras tenerlo frito, lo terminan con polvo de piñón de Pedrajas.

También destaca el Michemar, que quedó en tercer puesto en ese mismo certamen y se llevó el primer premio en el Valladolid Tapas Walk 2023. Este es más viajero y se compone de una tartaleta de maíz blanco nixtamalizado, rellena de tartar de atún, con tres salsas: mayonesa de kimchi, ajo negro y guacamole, que se termina con un aguachile.

¿Qué hay del mundo dulce? Propuestas muy equilibradas y sabrosas, como la torrija, helado de caramelo a la sal o un brioche caliente relleno de helado, que funciona perfecto para jugar con las texturas y temperaturas.

En su segundo aniversario, Azul Mediterráneo ha demostrado que su apuesta funciona. Han conseguido fidelizar a un público que vuelve una y otra vez, ya sea con un perfil más de negocios entre semana y familiar el fin de semana, atraído por la calidad de los arroces y la creatividad de su cocina. Lo que queda claro es que este restaurante ha sabido encontrar su sitio. En una ciudad donde el lechazo sigue siendo el rey, han demostrado que hay espacio para algo más.