Antes de nada, situémonos. Madrid está delimitada al norte y el oeste por el Sistema Central español, un gran corte vertical que separa Madrid de Castilla y León. Al este nos encontramos con la severa Alcarria, separación natural con la meseta Castellano-Manchega. Y al sur, el río Tajo marca la frontera natural de la provincia. Además, la provincia de Madrid está surcada por seis vías fluviales principales de la vertiente del Tajo y que atraviesan la provincia de norte a sur.
Estos ríos y sus afluentes marcan las zonas de viñedo en el centro geográfico de la Península Ibérica. Es decir, que en Madrid se hace vino en San Martín de Valdeiglesias, entre el sistema central y el río Alberche, en Navalcarnero, entre el río Alberche y el río Guadarrama, y en Arganda, entre este último y el Tajo.
El suelo
En Arganda predominan las formaciones sedimentarias con altos contenidos en caliza, así como las áreas de margas yesíferas. Aquí se encuentran los suelos más fuertes, normalmente con textura franca o franco-arcillosa. El viñedo se ubica en tres unidades orográficas muy concretas: en las vegas y llanuras aluviales de los ríos Jarama, Tajuña y Tajo, en terrazas y en laderas formadas por la erosión de dichos ríos, y en zonas de páramo, elevaciones más o menos llanas entre los ríos.
Los suelos de Navalcarnero son sedimentarios, vinculados a la acción del río Guadarrama, aunque su naturaleza es de origen silíceo. La textura franco arenosa es la más común en esta subzona, y el viñedo aquí se sitúa en campiñas y en áreas de vega.
San Martín tiene un terruño eminentemente granítico, y los viñedos se asientan en laderas y piedemontes de las inmediaciones del sector más oriental de la Sierra de Gredos, así como en las llanuras aluviales del río Alberche.
El clima
El clima en todas estas subzonas es continental, con temperaturas extremas que van de los -8 °C de mínima en invierno a los 41 °C de máxima en verano. La pluviometría oscila entre los 461 y los 658 msnm, y las precipitaciones más frecuentes son en primavera y en otoño. O lo que es lo mismo: temperatura madrileña en estado puro.
Las variedades
Las variedades tradicionales autorizadas inicialmente por el Consejo Regulador de la D.O. Vinos de Madrid son las tintas tempranillo (también conocida como tinto fino o cencibel) y garnacha tinta, y las blancas malvar, airén y albillo. Con el paso de los años se ha ido modificando el Reglamento, autorizándose más tipos de uvas foráneas, como la merlot, la syrah y la cabernet sauvignon (tintas), o la viura (o macabeo), la moscatel, la parellada y la torrontés (blancas).
Las variedades consideradas preferentes en cada una de las subzonas son la tempranillo y la malvar en Arganda, la garnacha tinta y la malvar en Navalcarnero, y la garnacha tinta y la albillo en San Martín de Valdeiglesias.
Un poco de historia
La D.O. Vinos de Madrid es relativamente joven, pero todas las bodegas realizan un importante esfuerzo por crear vinos de calidad y, en los últimos años, esto ha empezado a notarse. Las primeras noticias que se tienen de la existencia de vino en la actual demarcación geográfica de Madrid corresponden al siglo XIII. La producción de vino fue cobrando importancia durante ese siglo y el siguiente, y con ella se fueron perfilando los primeros apuntes de 'denominación'. Surgieron los Concejos, que explotaban las viñas de las instituciones municipales.
En Madrid, como ya ocurría en otras ciudades castellanas, también había "viñaderos", oficiales municipales encargados de la custodia de las viñas del Concejo. En el siglo XV, los vinos de San Martín de Valdeiglesias ya tenían el prestigio que les acompañaría durante los siglos posteriores. Y en el XX, Madrid contaba con 60.000 Ha de viñedo, aunque buena parte se arruinaría en 1914 por culpa de la filoxera, una plaga que se extendió rápidamente en varios países de Europa y que cambiaría para siempre nuestros vinos.
La nueva historia de los vinos madrileños arranca en 1984, con el reconocimiento de la Denominación Específica Vinos de Madrid, que en 1990 quedaría ya establecida como Denominación de Origen.
Cómo son los vinos de Madrid
La mayoría de la producción de vino en Madrid se centra en tintos jóvenes, blancos y rosados (especialmente en Navalcarnero), pero algunos cuentan con gran capacidad de envejecimiento, sobre todo en la subzona de Arganda. Y es que dentro de la D.O. existen también tintos de crianza, algún espumoso y los característicos sobremadre.
El término sobremadre que se puede encontrar en la etiqueta de algunos vinos de Madrid hace referencia a aquellos blancos y tintos que, como consecuencia de una elaboración especial, contienen gas carbónico procedente de la propia fermentación de los mostos con sus 'madres' (de ahí el nombre). Se entiende por madre a la uva despalillada y estrujada.
Los factores climáticos, varietales y humanos otorgan unas características muy singulares a los vinos de Madrid: rendimientos normalmente bajos, vinos con una alta graduación alcohólica media (14º en el caso de los tintos, 12,5º en los blancos), una acidez media-baja, tintos con mucho color y aromas a fruta madura y compota, blancos con recuerdos a pera y manzana, y sensaciones gustativas minerales.
Los vinos de Madrid en cifras
- Actualmente, en la Denominación de Origen están acogidas 50 bodegas, la mayoría en la subzona de Arganda, y alrededor de 110 marcas de vino.
- La superficie total de viñedo en Arganda, Navalcarnero y San Martín es de aproximadamente 8.900 hectáreas, en las cuales hay 12.729 parcelas y 3.137 viticultores, según datos de 2018.
- Los países a los que más vino de Madrid se exporta son Estados Unidos, Alemania y China, a los que siguen, Suiza, Bélgica, Dinamarca, Holanda, Suecia, Reino Unido y Canadá.
- En los últimos años, la exportación de Vinos de Madrid ha experimentado un descenso en volumen pero un aumento en valor económico.
10 etiquetas para descubrir los vinos de Madrid
4 Monos Tinto, un vino puro y equilibrado, serio y elegante pero a la vez joven, fresco y muy fácil de beber. PVP: 14,90€
Bernabeleva Garnacha, de la majestuosa bodega de Viña Bonita, enclavada en San Martín de Valdeiglesias y productora de cinco de los mejores vinos de Madrid: Cantocuerdas, Navaherreros, Carril del Rey, Arroyo del Tórtolas y Viña Bonita. PVP: 32€
Licinia, de la bodega del mismo nombre, es una de las novedades más interesantes que han llegado desde la D.O. Vinos de Madrid en los últimos años. PVP: 23,90€
Picarana, un blanco fresco elaborado con albillo, con notas de fruta blanca y matices minerales, elaborado a partir de la fruta que crece en un viñedo ecológico. PVP:12,40€
El Hombre Bala, el 'adolescente' nacido en 2010 en colaboración de los tres enólogos iniciales de Comando G con Vila Viniteca. Mucho más que una etiqueta bonita. PVP: 16,95€
Senda, el tinto fresco y aromático que representa fielmente el espíritu de la garnacha-terruño de Las Moradas de San Martín. PVP: 9,50€
Los viñedos de la sierra de Gredos dan sorpresas como Marino Blanco, el vino que Miguel Santiago elabora rescatando del olvido viñas viejas de albillo real. PVP: 13,30€
La garnacha tintorera El Rincón es un consolidado proyecto enológico de la Aldea del Freso, nacido de manos de Don Carlos Falcó, Marqués de Griñón, padre de la modernización de la viticultura y la elaboración del 'nuevo' vino español. PVP: 8€
Muss es el vino homónimo de esta bodega de Arganda del Rey, y responde al deseo de sus elaboradores por crear un vino fácil de entender que ponga en valor el patrimonio de viñas viejas del sureste de Madrid. PVP:9,95€
Tempranillo, cabernet sauvignon, merlot y syrah, forman el sugerente coupage de El Regajal, un vino para los que buscan una sensación de sabores inusual. PVP: 15€