Este año va a ser recordado por muchas cosas, y no sólo por ser en el que se desató la pandemia mundial de coronavirus. 2020 marcará un antes y un después por recordarnos la belleza de lo sencillo cuando el mundo entero se venía abajo presa del pánico, la frustración y la incertidumbre.
A lo largo de estos 12 meses nos hemos vuelto a sentir cómodos con cosas a las que podemos acceder fácilmente y que nos resultaban edificantes: hablar con amigos (aunque sea a través de una pantalla), leer o releer libros, cocinar, hacer ejercicio, consumir todo tipo de cultura sin salir de casa y comprar productos locales.
Porque ha sido un año devastador para empresas relacionadas con el vino como restaurantes, hoteles, bares, catering y turismo, pero a la vez ha supuesto una oportunidad para algunos sectores de la industria. Aquellos productores e importadores que supieron cambiar rápidamente de rumbo y dirigirse hacia ventas más directas y cercanas al consumidor a través de los canales online, cierran el 2020 con beneficios.
Todo apunta a que durante los primeros meses de 2021 la tendencia será parecida. Si bien, con suerte, la normalidad real (no la nueva, esa no ha existido nunca) pueda comenzar a reanudarse a mediados de año, a medida que las vacunas se generalicen y la comunidad médica aprenda más sobre cómo controlar el virus.
Cuando todos terminemos de interiorizar los cambios, será posible realizar más actividades, incluido viajar y salir a comer en grupo, hacer turismo y volver a disfrutar de lo que nos gusta como nos gusta. Y esta vuelta a la vida será también una gran noticia para el sector del vino.
Menos dinero pero más interés por el vino
En general, en lo que respecta al mundo del vino, los profesionales auguran un panorama más o menos heterogéneo en 2021. Económicamente vienen tiempos difíciles para el consumo. Con menos dinero en el bolsillo y la incertidumbre sobre nuestras perspectivas de empleo y riqueza, es poco probable que queramos gastar dinero.
Pero por otro lado, el confinamiento ha hecho que el vino se convierta en un placer cotidiano importante en la vida de muchos consumidores, que han cambiado su forma de ver y de tomar vino durante los últimos meses. Para estos, tomarse una copa de vino como momento de paz al llegar a casa y preocuparse por la calidad del mismo son hábitos restaurados que persistirán durante algún tiempo, al menos hasta que nuestras vidas se vuelvan tan ocupadas como antes.
Nuevas formas de captar nuestra atención
Si algo nos ha enseñado 2020 es que el comportamiento del consumidor, como la energía, ni se crea ni se destruye, simplemente se transforma. Mejora o se reprime según las circunstancias. Por esta razón, ahora más que nunca no hay tendencias que valgan en lo que a vino respecta. Todo vale y deja de valer a la vez. Y es muy probable que en 2021 oigamos hablar más alto del vino en lata o a granel, las etiquetas inteligentes, el vino vegano y otras 'modas' que venían pisando fuerte tiempo atrás.
Muchas bodegas verán el momento de invertir en productos más o menos novedosos o, cuando menos, llamativos, durante los próximos 12 meses. Dicen que las crisis agudizan el ingenio.
Subirán los 'impuestos al pecado'
Wine Intelligence adelanta que los volúmenes de vino disminuirán en 2021, pero el gasto por botella aumentará, lo que podría deberse en gran medida a la subida de los impuestos al alcohol.
Si 2020 resultó ser un año inesperadamente bueno para algunos sectores del mundo del vino, en 2021 puede producirse una regresión a los volúmenes decrecientes y al aumento paulatino del precio por botella, a medida que los consumidores ajusten su presupuesto para vino en función de otros productos de primera necesidad.
Como medida para tapar las enormes brechas financieras provocadas por la pandemia, los gobiernos de todo el mundo buscarán activamente la forma de volver a llenar las arcas, y los 'impuestos al pecado' pueden ser un blanco fácil. Aunque, el aumento de los precios del vino podría verse mitigado por el exceso de existencias de varios países productores que entrarán en el mercado en 2021, tal y como predice el informe de esta consultora.
Las latas harán frente a las botellas de vidrio
El reinado de la botella de vidrio en el mundo del vino no está amenazado, por el momento. Sin embargo, tendrá que ceder parte de sus dominios a otros formatos alternativos que están apareciendo para satisfacer las necesidades actuales y la nueva conciencia ecológica que critica la cantidad de carbono emitido durante la producción de las botellas de vidrio.
2020 ha sido un año inesperadamente potente para el formato bag-in-box. La compra a granel de repente se adaptó especialmente bien al espíritu del momento, que pasaba por llenar la despensa y beber vino en casa. Paradójicamente, también ha sido un buen año para el vino en lata.
Durante esos meses en los que los planes sociales no podían materializarse y se evaporaban en cuestión de días debido a la posibilidad de nuevos confinamientos, este formato ofrecía tres facilidades: portabilidad, control de la ingesta de alcohol y conservación. Cabe suponer que en 2021, el impulso en los mercados de estas nuevas formas de envasar el vino continuará.
La cercanía seguirá siendo relativa
Las bodegas forjarán relaciones más significativas y duraderas con sus de consumidores, pero el enoturismo tardará mucho en recuperarse. Uno de los aspectos positivos de la pandemia ha sido motivar a los productores de vino a acercarse y conectar de manera más directa con sus clientes. Muchas bodegas ya habían dado algún paso en sus plataformas de comercio electrónico, pero la mayoría no tenía al día su web o no le prestaba suficiente atención. En 2020, los canales de venta de vino online fueron los grandes protagonistas. Una tendencia que ha venido para quedarse.
El consumo en casa será mayor (y más rápido)
Estamos aprendiendo a pasar más tiempo en casa. La pandemia ha demostrado que el teletrabajo es posible y que disfrutar de momentos de ocio sin salir a la calle, también. En 2021, comprar vino desde el sofá de nuestra casa se convertirá en algo habitual, y la mejora estará en reducir la velocidad de entrega.
La clave para los vendedores a la hora de ganar terreno a la competencia no estará tanto en la oferta de precios como en la inmediatez de las entregas. Y en este sentido, triunfarán las empresas que consigan cumplir con los pedidos en el día. Veremos sinergias con industrias adyacentes, como la de alimentos de alta gama o de especialidad, para aliviar la carga logística y los costos de un nuevo modelo de entrega rápida.
Veremos vinos 'hard seltzer'
La moda de vender alcohol como si fuera un refresco que triunfa en Estados Unidos podría llegar al mundo del vino en 2021. Las bebidas 'hard seltzer' presumen de ser bajas en calorías y aptas para celíacos, pero enmascaran una graduación alcohólica de 4,5%. Casi como una cerveza. Son bebidas cuya principal composición es agua carbonatada, saborizante y alcohol, y sus fabricantes las venden como refrescos saludables, "casi sin alcohol" y con muy pocas calorías.
Los 'seltzer' fueron la gran revolución de 2019 en Estados Unidos, y esta tendencia podría solaparse con la elaboración de vinos menos alcohólicos que ya veníamos apreciando en los últimos años, como consecuencia del aumento de la conciencia healthy.
Los gustos de los jóvenes están evolucionando hacia sabores naturales, sin azúcares añadidos y cero alcohol, lo que está obligando a algunas bodegas a buscar la manera de bajar la gradación de sus vinos a valores entre los 6 y los 8º. No es de extrañar que en 2021 apreciemos un esfuerzo por parte de los productores de vino para subirse a la creciente ola del 'hard seltzer'.