Tinto de verano, sangría, agua de Valencia y, por supuesto, cerveza, mucha cerveza y muy fría. Las comidas al aire libre en verano tienen sus propias bebidas casi por decreto, pero ¿qué pasa con el vino? ¿No se puede beber vino en una barbacoa? Por supuesto que sí. Ya sea carne, pescado o verdura, la comida a la brasa es perfectamente compatible con el disfrute de una buena botella de vino. Sólo hay que saber qué descorchar el verano y tener en cuenta la temperatura de servicio

Aquí tienes unas cuantas opciones tintas, blancas y rosadas para que no renuncies a tus placeres líquidos este verano por mucho que el calor apriete y, de paso, pongas la guinda del buen gusto en tu próxima barbacoa de amiguetes.

Carravalseca Maceración Carbónica 

La esencia de los tradicionales vinos cosecheros de Rioja Alevesa queda embotellada para el disfrute más actual gracias a este tinto joven que recupera la viveza y la frescura de aquellos vinos elaborados mediante maceración carbónica. Carravalseca es un homenaje a la sabiduría y el respeto por el proceso natural de los abuelos de la bodega Casa Primicia. Un tinto sumamente afrutado y agradable, pero con cuerpo y estructura, y ese burbujeo refrescante que acompaña a esta clase de elaboraciones. Perfecto para inaugurar el verano con unas chuletas a la parrilla o unos pinchos morunos. Precio: 8,70 euros

Tres Navíos Clarete 

 

El clarete también puede ser una buena opción para llevar a una barbacoa al aire libre. Esta clase de vinos tienen la frescura de los blancos y la complejidad de los tintos, y son tremendamente fáciles de beber. Barco del Corneta se ha propuesto devolverle la dignidad a esta elaboración tan nuestra desde la tierra de rosados que es Cigales. Elaborado a la manera tradicional, con mezcla de uvas blancas y tintas y 6 meses de lías para pulir aristas, Tres Navíos es un clarete de libro, con conciencia ecológica. Precio: 18,50 euros

Quíbia 

 

Este blanco de premsal blanc y giró ros presume de ser el más mediterráneo, fresco, salino y auténtico de los elaborados por Miquel Àngel Cerdá y Pere Obrador para la bodega mallorquina Ànima Negra. El resultado de una simbiosis irrepetible de clima, terruño, variedades autóctonas y viticultura respetuosa con el entorno, que nos traslada al paisaje de la isla balear. Un vino sincero que destaca por su mineralidad y elegancia, reflejo de una filosofía que se aleja de las tendencias y de las elaboraciones impersonales y sin alma, para dar lugar a vinazos con corazón y conciencia, tan apetecibles en esta época del año como Quíbia. Precio: 17 euros

El Rayo de Olarra 

Con una etiqueta moderna y rompedora, El Rayo de Olarra se suma al movimiento de renovación que experimenta Rioja. Este tempranillo enérgico, potente y vibrante, en consonancia con la naturaleza, es toda una declaración de intenciones. La metáfora de la Rioja libre y sin ataduras, enraizada en el terruño para conseguir la expresión más honesta de cada añada, por la que apuestan los jóvenes de Olarra. Elaborado a partir de viñedos viejos de Rioja Alta sin apenas intervención, El Rayo realiza la maloláctica en barrica nueva americana para potenciar su elegancia, donde permanece durante 15 meses. El resultado es un relámpago de frescura y placer. Precio: 15 euros

Los Cipreses Rosado 

Esta garnacha rosada nacida en la sierra de Ronda es uno de esos vinos todoterreno que lo mismo te acompaña un arroz caldoso que te revoluciona una parrillada de pollo y verduras. Elaborado por sangrado y con crianza sobre lías en acero inoxidable en barrica nueva de roble francés, el niño mimado de la bodega malagueña Huerto de la Condesa no le tiene miedo a ningún maridaje. Y por eso es uno de nuestros favoritos este verano. Un rosado refrescante pero con volumen y estructura, una acidez bien integrada y alguna que otra nota amarga que le aporta nervio y persistencia. Precio: 20,50 euros 

El Jardín de la Emperatriz 

Dos meses de trabajo sobre lías son suficientes para aportarle a este vino blanco el cuerpo y la sedosidad necesarias para acompañar todo tipo de placeres culinarios. Especialmente los veraniegos. Los hermanos riojanos Eduardo y Víctor Hernáiz elaboran esta viura de terruño para amantes de los blancos con intensidad y estructura, a partir de un viñedo singular que fue propiedad de Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III y Emperatriz de Francia. Un vino joven de viñas viejas, fresco y elegante, que responde a las inquietudes de la familia por mantener la esencia de esta finca tan especial y darla a conocer a través de referencias actuales y sugerentes. Precio: 8,75 euros

Pinktone

Para triunfar en una barbacoa a veces no basta con llevar un vino bueno, sino que hay que llevar algo que también llame la atención por fuera. Pinktone es ese vino. El tesoro rosa de Carolina Inaraja (una exclusiva referencia de la que tan sólo salen a la venta 3.500 botellas) es único en la comarca toresana por su elaboración, mezcla de verdejo y tempranillo, pero también por diseño. Con una etiqueta que hace un guiño a Pantone (de hecho, el color del vino recuerda a la tonalidad del año, Peach Fuzz) y una elegante botella con tapón de cristal, este rosado tan especial recoge el espíritu innovador de Monte La Reina y el afán de Inaraja por rejuvenecer la D.O. Toro. Precio: 10 euros