Una zambomba en Bodegas Tradición.

Una zambomba en Bodegas Tradición.

Vinos

La Zambomba Jerezana y vinos para no olvidar

Enrique Calduch
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Actualizada

Jerez de la Frontera. Adviento, Navidades. Gente en las calles cantado villancicos flamencos u oyéndolos cantar, palmas, alegría y vino. “Cocinillas” ha ido a la zambomba de este año, disfrutando de algunas estupendas en los barrios populares jerezanos; y visitando algunas de las bodegas o “cascos” que hay en esos barrios, para solazarse con algunos de esos vinos únicos en el mundo, tan únicos como este espectáculo jerezano.

Teóricamente la tradición de la zambomba arrancó a finales del siglo XVII en los patios de vecinos de los arrabales de la entonces ciudad de Jerez, donde en esas épocas sacaban a la calle sillas, guitarras, zambombas, panderetas, organizaban un fuego en medio para combatir el frío de las noches de diciembre, y cantaban, también bailaban y, por supuesto, comían y bebían.

La tradición se ha mantenido y ampliado, y de los patios vecinales se han ido a las calles. Ahora son hermandades y asociaciones de barrio las que las montan, con el mismo estilo, un fuego, o “candela” que llaman, en medio, y alrededor los villancicos y las palmas.

Zambomba en Jerez.

Zambomba en Jerez.

Detrás una carpa donde todo el mundo, sobre todo los turistas, pueden pedir consumiciones. Y allí están los vinos jerezanos. Los hay de muchas marcas, aunque se comenta que tradicionalmente los vecinos se abastecían de las bodegas que tenían más mano.

Uno de los barrios más populares de la ciudad se trata de San Miguel, famoso porque en él nació Lola Flores, y hay una estatua de ella muy concurrida. Allí no paran, una zambomba detrás de otra. Muy cerca está el “casco” de Bodegas Arfe, en la calle Molino de Viento 12. Su propietario, Luis Arroyo, sólo elabora un vino, el Palo Cortado de la Cruz 1767. Soberbio, con toques de vainilla y frutos secos, de una enorme complejidad, y con una boca tan rotunda como elegante.

La zambomba del barrio de San Miguel.

La zambomba del barrio de San Miguel.

Cerca la firma Faustino González, en Barja 1, entre la Iglesia de San Miguel y la Plaza de la Cruz Vieja, que da nombre a la gama de vinos de la bodega. Recomendamos el Fino en Rama homónimo que tiene una nariz mineral y punzante, con recuerdos cítricos; y una boca muy seca, salina y persistente.

Bodega Faustino González.

Bodega Faustino González.

Cerraría la visita a bodegas de este barrio Cayetano del Pino, ubicada en la Plaza de Silos, aquí le recomendamos el amontillado. Delicioso, mucha almendra en nariz, y una boca tan redonda como sabrosa y expresiva. Ahora nos vamos a otro barrio popular en el lado opuesto. Se trata del de Santiago. Y siguiendo con el flamenco aquí nació y ha participado en las zambombas toda la vida, José Mercé.

Muy cerquita, en Cordobeses 3, tenemos bodegas Tradición, una joya de casco, por fuera y por dentro, donde Helena Rivero, la propietaria, mantiene una pinacoteca espectacular con cuadros entre otros de Goya, Zurbarán, Velázquez…; y aquí recomendamos el oloroso. Una joya de complejidad, concentración de aromas y una gran sensación de elegancia.

Un poco más allá, en Jardinillo 7, está la bodega Rey Fernando de Castilla, donde Jan Pettersen, al frente de la casa, presenta su gama de vinos, sobre todo los Antique, del que recomendamos el fino, intenso y expresivo. Con mucha avellana en nariz y una boca tan contundente como elegante, muy salino.

Fino Antique.

Fino Antique.

Cerramos la visita por el barrio, en Lealas 26, donde está Sánchez Romate. Aquí recomendamos el Amontillado NPU, con una nariz punzante llena de frutos secos, recuerdos de la madera de roble y una boca muy seca, suave, muy larga.

Preparativos de una zambomba frente a la Catedral.

Preparativos de una zambomba frente a la Catedral.

Por último, un lugar obligado y siempre al completo, con una zambomba detrás de otra: la Plaza de la Catedral. Desde allí se vislumbran los dos gigantes: González Byass y Fundador, lo que fue antes bodegas Domecq, donde además de extraordinarios brandis cuentan con la gama completa de generosos bajo la marca Harveys.

Contagiarse del ritmo, la alegría de sus villancicos en mitad de la calle, mientras, además, se disfrutan de unos vinos espectaculares, convierten la Zambomba Jerezana en uno de los mejores planes que se pueden hacer en diciembre.

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