"¿Contenta?", preguntamos a Ana Carazo en cuanto nos la encontramos, justo después de ser nombrada Mejor Mujer Enóloga de España en la 1ª edición de los Premios Isabel Mijares Mujeres del Vino, celebrados el 3 de febrero en la Barcelona Wine Week. "¿Por lo del premio?", responde ella, restándole importancia. "Yo sigo con las botas de la viña, ¿sabes?", afirma señalándose los zapatos. "Los pies siempre en el suelo".
Carazo impulsó en 2011 su proyecto 'La Loba' y en 2018 abrió la bodega física en Matanza de Soria (Soria), dentro de la denominación de Ribera del Duero. Actualmente, elabora dos vinos: 'La Loba' (100% tempranillo, 10 meses en roble francés) y 'La Lobita' (95% tempranillo y 5% albillo, fermentado en barrica). Además, forma parte del grupo Artisan Wine Attraction, con Pilar Higuero como presidenta.
¿Qué sientes después de recibir este reconocimiento?
Súper contenta y agradecida. Al final esto sirve para dar visibilidad a las mujeres, no es que nadie sea mejor o peor. Aunque no estamos como estaba Isabel Mijares hace 20 años, cuando una balanza se ha desequilibrado, tiene que volver a equilibrarse. Siempre pienso en las que están al otro lado y acaban viendo este tipo de premios. Yo muchas veces he querido mandarlo todo a la mierda, al final te acabas cuestionando a ti misma.
La enóloga y viticultora Ana Carazo.
¿En qué sentido?
Que te cuestionen un 'hola' en el pueblo, que si se dirigen a ti no sea nunca para hablar del viñedo. Quitarte el valor, quitarte todo. ¿Hasta qué punto te puede llegar a afectar psicológicmente sin darte cuenta?
¿Te has encontrado con muchas dificultades en tu trabajo por ser mujer?
Mientras estuve trabajando para bodegas por España, Francia o Nueva Zelanda, no. Puedo haberme encontrado al típico paisano de campo que te dice "Anda, chiquilla, ¿a dónde vas con la azada?". Esos son graciosos, te echas cuatro risas. Pero cuando me puse a montar la bodega física en Matanza de Soria en 2018, me dejaron de verder uva en el pueblo.
Pensaron "a esta nos la comemos con patatas". Yo ahora ya me siento orgullosa porque después de todos esos años mi bodega no se ha cerrado, creo que les he dejado claro que nadie me puede matar. Y lo bueno para mí es bueno para los demás. Que yo ahora mismo sea mujer enóloga en Ribera del Duero es bueno, porque Ribera del Duero está plagado de hombres, pero habemus muchas mujeres detrás, y muchas mujeres de 2ª generación.
¿Crees que si fueras hombre no te habrían dejado de vender uva?
Estoy convencidísima. Yo en Soria soy la única bodeguera mujer. Ahora otra hay con su hermano, con su pareja, pero yo soy la unica propietaria de una bodega. Y conmigo todo el mundo ha mirado hacia otro lado, con comentarios como "Ana, no te pongas así...". ¿Tengo rencor? No, porque, al final, si ahora estamos todos bien, eso es lo importante, pero es una pena tener que pasar por ese proceso para llegar ahí.
¿Y por qué crees que actúan así? ¿Porque piensan que eres capaz de hacerlo?
Sí, no hay más. Mira, Matanza de Soria es un pueblo sin cobertura, y yo me puse a luchar por conseguirla, la cobertura es un derecho, igual que el agua o la luz. Nokia me llamó y conseguimos meter a Matanza en un proyecto con la Unión Europea para instalar una torre de cobertura.
Pero, al final, te acabas topando con la política, incluso entre mujeres. Y entre mujeres creo que nos tenemos que apoyar más. Me he encontrado a mucha política de mierda... Pusieron la torre, pero a día de hoy sigue sin estar conectada, y han pasado cuatro o cinco años.
Ahora parece que se va a conectar gracias a que el ayuntamiento ha cambiado. Yo no soy de ningún color político, soy de personas, y más en zonas rurales. Pero, si tienes una infraestructura, ¿cómo no la estás aprovechando? Y, además, el rédito se lo llevó una señora alcaldesa que no hizo nada y a mí ni se me nombró.
¿Desde cuándo estás en la D.O.?
Desde 2011, pero como bodega física desde 2018.
¿Has tenido problemas por formar parte de una D.O.? ¿Te ha supuesto demasiadas limitaciones?
Hay mucha carga burocrática que considero que no es necesaria. Luego, la falta de gente. Conmigo no han querido trabajar, la frase típica conmigo ha sido "Cuidado con la Loba". Yo contigo de puta madre, pero si me vas a pisar y me vas a reventar la puerta de casa, entonces me vas a ver sacar las uñas, como cualquiera.
Pero a mí el Consejo Regulador me ha apoyado en todo momento, y Agustín Alonso, antiguo director técnico del Consejo, que falleció prematuramente, no veía que hubiese un hombre o una mujer, veía gente con ganas y que la Ribera seguía creciendo. Si no llega a estar él, igual sí hubiese tirado la toalla con la parte administrativa.
Naciste en Alicante, ¿cuál es tu conexión con Matanza de Soria?
Mis padres son de los que emigraron en su momento para buscarse un futuro mejor y acabaron en Alicante haciendo distribución de vinos en el Mediterráneo. Mi padre fue uno de los primeros distribuidores en Ribera del Duero en muchas bodegas, hasta que se jubiló. Como hija suya tenía dos opciones: o bodega o distribución. Y yo elegí bodega.
¿Cómo nace tu pasión por el vino?
A mí me llamaba la atención la parte del enólogo. Qué pasa en una bodega, cómo se hace un gran vino, ese arte de alquimia... Luego, con los años, me atrajo la parte del viñedo. Si no tienes objetivos y curiosidad en la vida, te mueres. El mundo del vino, como muchas profesiones, o te gusta, o no aguantas.
¿Y ahora ya sabes cómo se hace un gran vino?
¿Gran vino? Considero que no hay ningún gran vino porque siempre hay algo que puede mejorarse. En cada cosecha nos la jugamos hasta el final. Yo siempre he visto Ribera y he cogido la uva de Matanza de Soria y mis vinos los considero un estilo nuevo de Ribera, es una forma distinta de interpretar.
La Loba.
Para quien no conozca tus vinos, ¿cómo los definirías?
La nueva Ribera, la Ribera joven y del futuro. La variabilidad, la diversidad que puede llegar a tener una zona geográfica (de suelos, de altitudes, de paisajes...) Luego ya va la firma de cada persona que está detrás. Es como una opinión, es la forma de interpretar un vino, igual que un cocinero puede interpretar una alcachofa de una forma o de otra.
¿Cuántos vinos tienes ahora?
Loba, Lobita, y próximamente saldrá La Negra, que es mi primer vino blanco, porque desde el 2019 en Ribera del Duero nos permiten elaborar con la variedad autóctona que tenemos en los viñedos centenarios. Y luego otro vino que también saldrá será La Protegida, que es para mí el más especial: es 100% de Matanza de Soria, son las viñas que llevo recuperando del abandono, viñas que he comprado, viñas de la familia. Son esas viñas y no quedan más. Es muy caro trabajar este tipo de cultivos en microminifundios, a los agricultores no les salen las cuentas, y para que salgan, si es algo exclusivo, lo tiene que valer.
¿Por qué el nombre de 'La Loba'?
Por mi abuela paterna, que la llamaban 'la loba'. Ella ejercía como matrona del pueblo de Berzosa. Falleció cuando yo tenia 6 años. Las matronas están en todas las casas, se enteran de todo, hasta de violaciones, muy fuerte... Ella era valiente, era una mujer de ahora, pero entonces. Además, sabía mucho de remedios caseros. Al final, el miedo, la inseguridad, que ella supiese más cosas que otros... de ahí le vino el apodo.
Y de 'la loba' viene 'la lobita': a todos mis primos y mis primas nos han llamado así. Es el unico vino joven fermentado en roble francés de toda Ribera del Duero. No es un roble, es simplemente una fermentación, no es un envejecimiento. Es un vino super fresco, divertido, jovial... Es la misma base que La Loba, pero con una viveza chispeante.
¿Qué mujeres del mundo del vino te han inspirado o crees que todos deberíamos conocer?
Que me vengan ahora a la mente... Noe Callejo. Ella, con sus hermanas y su hermano, ha dado la vuelta a la bodega de su padre. Es una tía muy vivida, hace unas elaboraciones muy parecidas a las mías. Otra persona que me sorprende es María Barbadillo, de Bodegas Barbadillo, que está ahora con una nueva línea de vinos para poder abrir más mercado. No sólo elabora los vinos de toda la vida que representan a la marca, sino vinos más fáciles, más para el día a día. A lo mejor ella no tendría ni por qué estar ahí, podría poner simplemente a un comercial. Pero estas mujeres siguen peleando, siguen creando, no se conforman, mola que se quiera seguir trabajando y cuestionándose las cosas.
¿Crees que después de recibir este premio te van a ver con otros ojos en el pueblo?
No, no me espero nada. No considero que algo vaya a cambiar a alguien. Ya es un sitio en el que estoy en calma porque ya he llegado a mi propia calma, y porque no es ausnto mío, es problema de otros. Pero ni guardo rencor, ni odio a nadie. Para nada, al contrario. Además, siempre pueden decir que es tongo o, por otro lado, decir 'Eso ya se sabía', 'Nosotros no le hemos hecho nada'. Da igual, la vida sigue su curso, esto al final es bueno para Soria, para las bodegas de Ribera del Duero y, sobre todo, para todas las mujeres que están dentro del mundo del vino.