Ha llegado la primera gran ola de calor del verano. Toda España de norte a sur sufre estas tremendas temperaturas que mantienen a 40 provincias en alerta con los termómetros rozando los 40 grados. Para afrontar una ola de calor sin notar los efectos negativos y nocivos para el organismo, y sobrellevarla de la mejor manera posible, aquí van unos cuantos consejos de gran utilidad, que sin duda deben tenerse muy en cuenta en estas fechas estivales.
Cómo afectan las olas de calor a nuestra salud
Una ola de calor es un episodio de temperaturas mucho más altas de lo habitual, que se mantienen durante días, e incluso semanas, y que afectan a una importante parte de zonas del planeta, de un continente o de un país. Dentro del continente europeo, España es uno de los países junto con Grecia e Italia que sufre olas de calor cada vez más largas y potentes.
Lo más habitual es que una ola de calor pueda transcurrir entre mediados de julio y mediados de agosto. Antes y a partir de esa fecha, habrán disminuido las posibilidades. Sus consecuencias son nefastas a muchos niveles, aunque indudablemente se pueden prevenir, lo que no quiere decir que sus efectos tengan consecuencias desastrosas. Por ejemplo, hay más probabilidades de que se produzcan incendios forestales durante las olas de calor de verano por la sequedad del ambiente, de las tierras, y del efecto de los rayos de sol.
También tienen efectos nocivos para la salud, especialmente en las personas más vulnerables, como niños, ancianos y personas enfermas.
Cómo prevenir y afrontar una ola de calor
Un golpe de calor puede ser mortal, pero también la falta de sueño por no poder conciliarlo, el mal estado de ánimo, la deshidratación y otras consecuencias nocivas para la salud. Por eso te damos algunas recomendaciones para sobrevivir a las altas temperaturas:
1. Evita las olas centrales del día
Para sobrellevar las altas temperaturas que genera una ola de calor de verano, los expertos recomiendan no salir en las horas centrales del día, salvo que no haya más remedio que hacerlo.
Durante estas horas, los rayos de sol llegan mucho más rectos, y tienen un mayor impacto en el suelo, pero también en el organismo. Si no te queda otra alternativa que salir, lo mejor es protegerte del sol con lociones solares, gafas de sol, sombreros o gorros, y ropa clara, que absorbe menos luz solar que una indumentaria oscura. La piel puede quemarse con facilidad, sobre todo en lugares con playa, por lo que la protección solar no es una opción, es una obligación.
2. No esperes a tener sed para beber
El exceso de calor hace que el cuerpo pierda líquidos con rapidez, por lo que es altamente recomendable que nos mantengamos hidratados, bebiendo agua regularmente para que nuestro cuerpo no se deshidrate. Es muy importante consumir alimentos frescos aunque también consumamos platos calientes. Las piezas de fruta, las verduras, las ensaladas frescas, las sopas frías, son imprescindibles para mantener el cuerpo hidratado.
3. Evita las comidas copiosas
Evitar las comidas copiosas que obligan a digestiones pesadas es un consejo muy útil para afrontar una ola de calor. Cuidado con los alimentos, se descomponen con más facilidad, es importante observar que los alimentos frescos están siempre en las mejores condiciones de conservación, porque no querremos tener una intoxicación alimentaria.
4. Deporte...con cabeza
Si te gusta hacer ejercicio al aire libre, evita las principales horas del día para practicar bicicleta, caminatas, footing…procura hacerlo a primera hora de la mañana o por la noche, cuando notes que empieza a refrescar.
5. Cerrar de día y airear de noche
Si estás en casa, lo mejor es que todas las estancias permanezcan cerrado a cal y canto y si no te dejas los ojos, mejor en penumbra hasta que se vayan las horas centrales de sol. Es entonces cuando debes ventilar la casa y que entre aire fresco, pero espera mejor a la noche. Incluso si refresca en condiciones, lo mejor es dejar las ventanas bien abiertas de madrugada, y cerrar antes de que el calor apriete para mantener el fresco a lo largo de la jornada.
6. Vestido frente al calor
Es habitual que el calor no dé tregua por las noches, y que no nos deje dormir. Lo mejor de todo es buscar soluciones caseras que nos ayuden a dormir. Por ejemplo, siempre es recomendable utilizar pijamas ligeros, o si no, dormir desnudos directamente, y en sábanas de algodón o hilo, que transpiran bien y evitan el sudor.
7. Hielo delante del ventilador
Otras soluciones consisten en colocar unos cubos de hielo frente al ventilador, para tener la sensación de que corre el aire fresco, lo que nos permitirá poder conciliar el sueño. También podemos recurrir a mojarnos la nuca y a dormir con el pelo algo húmedo, para tener esa sensación de frescor que nos hará dormir más tranquilos.
8. Para una cama fresquita…
Los paños de agua fría también son muy aconsejables, aplicándolos en las partes más sensibles del cuerpo antes de irnos a dormir. Otra buena opción es dormir solos, puesto que el cuerpo siempre ejerce de estufa humana, y si se puede dormir sin compañía, dormiremos mejor y del tirón.
9. Duchas cortas y templadas
Darse una ducha de agua tibia antes de meterse en la cama, y permanecer mojado, es también una buena idea para sentir que el cuerpo está frío. Por las noches es importante, más que por el día, cenar bastante ligero para que la digestión no haga que nuestro organismo, automáticamente, mantenga el calor. Como siempre, beber mucha agua, incluso antes de ir a dormir, aunque tengamos que ir al baño, es la mejor opción para mantenernos hidratados las 24 horas del día.