La enfermedad por el nuevo coronavirus (COVID-19), anteriormente conocida como neumonía de Wuhan, está provocada por el nuevo coronavirus sars CoV-2, un nuevo patógeno que afecta especialmente a la capacidad respiratoria de las personas.
A continuación, vamos a profundizar en qué es el coronavirus, cuáles son los síntomas cuál es el tratamiento y cómo evitar su propagación.
Qué son los coronavirus
Los coronavirus son una familia de virus que se descubrió en los años 60 pero cuyo origen se desconoce. Sus diferentes tipos provocan distintas enfermedades, desde un resfriado común a una infección en el aparato respiratorio. Infectan tanto a los animales como a las personas.
La mayor parte de los coronavirus no son peligrosos y tienen tratamiento. Es más, la mayoría de las personas contraen en algún momento de su vida algún tipo de coronavirus, generalmente durante la infancia. Aunque son más frecuentes en estaciones del año como el otoño o el invierno, se pueden adquirir en cualquier época del año.
En los últimos 20 años se han registrado tres brotes epidémicos causados por coronavirus:
- SARS o síndrome respiratorio agudo y grave: es una enfermedad respiratoria que se inició en China en 2002 y se propagó por todo el mundo. Afectó a 8.000 personas y acabó con la vida de 700. No se han registrado nuevos casos desde 2004.
- MERS o síndrome respiratorio de Oriente medio: el primer caso fue confirmado en Arabia Saudita en 2012. Desde entonces se han ido registrando casos hasta septiembre de 2019 con más de 2.400 casos de infección y 800 muertes.
- COVID-19 o enfermedad por coronavirus 2019: el primer caso se descubrió a finales de 2019 en Wuhan (China). Los casos declarados suman más de 152.428 infectados en el mundo y 5.720 muertos. Desde los Centros para el Control de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) se están estableciendo prácticas de control y prevención de la infección.
Origen del COVID-19
El primer caso de contagio del nuevo coronavirus sars CoV-2 se detectó el 31 de diciembre en Wuhan, una ciudad del sur de China con más de 11 millones de habitantes.
En un principio se sospechó que el virus tuvo su origen en un mercado de comida de Wuhan en el que se vendían mariscos y carne, ya que los afectados coincidían en haber visitado dicho mercado. El local fue clausurado el 1 de enero y se aplicaron medidas de desinfección lo que dificultó que se pudiera trazar el origen de la infección o el animal que había provocado el contagio.
Un reciente estudio realizado por la Universidad de Pekín (China) ha determinado que el virus podía tener su origen en las serpientes. En cuanto al tipo de serpiente, los científicos señalaron que hay dos serpientes que son comunes en el sudeste de China donde se originó el brote: el krait (Bungarus multicinctus) y la cobra china (Naja atra). Por su parte, algunos expertos criticaron este estudio, diciendo que no estaba claro si los coronavirus pueden infectar a las serpientes.
Tras haber pasado más de 2 meses, se han registrado casos de COVID-19 en 143 países y se han registrado muertes en muchos de ellos.
La rápida transmisión del virus ha generado gran preocupación mundial. Tras China, Italia fue el primer país en implantar el aislamiento y nadie puede salir sin un permiso especial. En España, ya estamos en la misma situación, aunque todavía no se necesita permiso para salir. Además, otros países están estudiando medidas de protección para esta epidemia.
Síntomas del COVID-19
La mayoría de los coronavirus se propagan de manera similar a la gripe: a través de la saliva, por personas infectadas que tosen y estornudan, al tocar las manos o la cara de una persona con coronavirus, al tocar objetos que han sido tocados por personas infectadas como los picaportes de las puertas, etc…
Los síntomas del coronavirus son similares a los de la gripe:
- Disnea (dificultad para respirar)
- Fatiga
- Secreción nasal
- Tos
- Dolor de cabeza
- Dolor de garganta
- Fiebre
- Malestar general
El coronavirus puede empezar a manifestarse una semana después de haber sido contagiado por el virus. La mayoría de los síntomas aparecen entre tres y seis días después de la infección.
Los grupos de mayor riesgo, como los ancianos, pueden desarrollar enfermedades más graves cuando se contagian con el coronavirus, como la neumonía, síndrome respiratorio agudo severo, insuficiencia renal e incluso puede llegar a provocar la muerte.
Medidas para prevenir contagios
En este momento no hay vacunas para prevenir las infecciones por coronavirus humanos. Sin embargo, tanto China como Estados Unidos están trabajando en la creación de una vacuna que impida la propagación de este nuevo virus, que se espera que esté lista en cuatro o cinco meses, aunque su uso generalizado no llegará hasta dentro de un año o año y medio. También se están haciendo ensayos clínicos con medicamentos nuevos para la COVID-19, entre ellos uno español.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud recomienda una serie de medidas de prevención para reducir el riesgo de contraer o propagar una infección:
- Lavarse las manos con frecuencia con agua y jabón durante al menos 20 segundos. Si no tienes acceso inmediato al agua y el jabón, utiliza un desinfectante de manos basado en alcohol.
- Evitar tocarse la cara, la nariz o la boca con las manos sin lavar.
- Evitar el contacto cercano con personas enfermas.
- Limpiar y desinfectar las superficies que se tocan con frecuencia.
- Cubrirse la nariz y la boca al toser o estornudar con un pañuelo de papel. Luego deseche el papel y lávese las manos.
- Quedarse en casa cuando se está enfermo.
En otro artículo ya vimos algunos trucos para prevenir este tipo de enfermedades infecciosas de tipo respiratorio como el coronavirus.
Tratamiento del coronavirus
Los científicos están aprovechando la experiencia del pasado para determinar cómo manejar esta enfermedad de rápida propagación. Por el momento, no existe una vacuna para prevenir el contagio de este virus. Lo único que se realiza es el ingreso hospitalario, se administran antivirales, dosis altas de esteroides para reducir la inflamación pulmonar y un soporte respiratorio con oxígeno. En ocasiones también se recetan antibióticos, pero solo si existen infecciones bacterianas.
El tratamiento en este tipo de infecciones varía en función de la gravedad del paciente ya que hay casos que evolucionan en neumonías graves, pero en otros casos los síntomas son leves.