Los años no perdonan a nadie, todo el mundo acusa al paso del tiempo y, así como algunos pierden pelo, otros pierden parte de sus facultades físicas (vista, oído, capacidad de movimiento…) o mentales, especialmente la memoria.
¿Qué es la memoria de trabajo?
Las memorias de trabajo (MT) es el almacenamiento y manipulación temporal de la información para la realización de tareas cognitivas complejas como la comprensión del lenguaje, la lectura, las habilidades matemáticas, el aprendizaje o el razonamiento. Pero se trata de un tipo de memoria a corto plazo, es decir que cuando se deteriora no se pierden los recuerdos antiguos, sino los nuevos y, sobre todo, los conocimientos que se requieren para actividades sencillas como contar o para actividades cotidianas como preparar la comida.
Por tanto, la memoria de trabajo permite, entre otras cosas:
- Integrar dos o más cosas que ha tenido lugar en estrecha proximidad temporal, por ejemplo, recordar y responder a los datos que se han dicho en una conversación.
- Nos permite aprender, estableciendo conexiones entre los conocimientos nuevos y los antiguos.
- Mantener en la mente una información mientras prestamos atención a otra cosa, por ejemplo, podemos preparar los ingredientes que vamos a necesitar para hacer la comida mientras hablamos por teléfono con alguien.
Trastornos en los que se ve afectada la memoria de trabajo
La memoria de trabajo es básica para la toma de decisiones y para cualquier actividad que realicemos en nuestro día a día, por lo que su mal funcionamiento puede ser muy problemático. De hecho, un mal funcionamiento de la memoria de trabajo (o memoria operativa) está asociado a todo tipo de problemas de aprendizaje, como el TDAH, la dislexia o discalculia, o a pérdidas de las capacidades cognitivas como el Alzheimer, cuyos pacientes muchas veces conservan recuerdos lejanos pero son incapaces de realizar actividades simples como vestirse correctamente.
Y por eso es importante saber el estado de nuestra memoria operativa y cuidarla, pues sin ella estaríamos indefensos ante el mundo que nos rodea. ¿Cómo hacerlo? En muchos casos basta con realizar algún juego sencillo y ver cómo nos desempeñamos en el: ¿os cuesta recordar cómo se preparan recetas simples, o como se atan los nudos de los zapatos?, ¿os desconcentráis con facilidad, perdiendo el hilo de la conversación cada vez que realizáis otra tarea mientras estáis hablando con alguien? Pues, o sois muy despistados o algo falla en la memoria operativa y hay que tomar medidas.
Cómo ejercitar la memoria en adultos
Todas las habilidades cognitivas pueden ser entrenadas y mejoradas, también la memoria de trabajo, cuya rehabilitación se basa en la mejora de la plasticidad cerebral, es decir, en hacer más flexible nuestra mente, por así decirlo.
¿Os acordáis que vimos cómo hacer un cubo de Rubik?, pues es un juego que, a modo de ejemplo, nos facilitará el uso de la memoria.
Para ejercitar la memoria bastará con un entrenamiento de unos 15 minutos al día, dos o tres días a la semana, ya sea bajo supervisión de un experto o aplicando unos sencillos trucos:
Ejercicios para ejercitar la memoria
Dado que la memoria de trabajo refiere a la capacidad para hacer cosas, hacer cosas es lo que más ayuda a ejercitarla: la repetición de acciones cotidianas, cómo vestirse (o vestir a otros) o preparar la comida, obliga a trabajar a la memoria a corto plazo y, a la larga, la fortalece. En otras palabras, hay que ver la memoria operativa como un músculo y ejercitarla cómo si lo fuera, repitiendo una y otra vez las acciones que la hacen trabajar. Un ejercicio muy útil es interpretar la hora de los relojes, que ejercita la memoria semántica porque requiere no sólo reconocer los números, sino interpretar qué significa que una manecilla concreta señale un número concreto y, además, también exige relacionar lo que marca la manecilla con otros factores, como si es por la mañana o por la tarde.
Asimismo, todo lo que tenga que ver con los números (contar, hacer operaciones sencillas, plantearse problemas de matemáticas…) es útil, aunque si nos centramos en la memoria a corto plazo es mejor utilizar problemas con planteamiento argumental que cuentas abstractas. En otras palabras, es mejor preguntar "si Juan tiene 2 manzanas y María tiene 3 peras, ¿cuánta fruta tienen entre los dos?" que simplemente centrarse en saber el resultado de 3+2. Pero lo más importante es no dejar de realizar las actividades cotidianas, aunque en algunos casos se nos hagan más pesadas de lo que deberían. La mejor manera de no olvidar cómo vestirse es hacerlo a diario, no hay duda.
Juegos para ejercitar la memoria
Para ejercitar la memoria de trabajo los más útiles son los juegos de memoria, como los que requieren que busques pares de cartas idénticas o unas unos con otros elementos similares, o algunos juegos para ordenador en los que hay elementos que aparecen y desaparecen y hay que recordar dónde estaban.
Juegos de memoria auditiva en los que haya que repetir secuencias de notas o aprender canciones también son muy útiles. Otro tipo de juegos que da muy buenos resultados son los que obligan a relacionar conceptos, desde los más básicos como los de números tipo sudoku a los juegos de cartas o ls juegos de mesa.
Y, finalmente, no olvidéis las inmensas posibilidades que ofrece hoy en día internet y las nuevas tecnologías en general, existen videojuegos y aplicaciones específicamente diseñados para el apredizaje y el ejercicio de las facultades mentales.