En muchas ocasiones solemos pensar que empezar una conversación con una persona que no conocemos puede ser bastante difícil. Todo tiene que ver con nuestra forma de ser, ya que podemos ser tímidos y no nos atrevamos. Es importante mentalizarse de que se puede perder la oportunidad de conocer a alguien interesante. Por tanto, hay que armarse de valor y dar el paso, seguro que no te arrepentirás.
Aprende a dejar el miedo o la timidez de lado
El miedo o la timidez no son buenos aliados. Por eso, hay que intentar deshacerse de ello cuanto antes. De lo que más debes preocuparte es de tener una buena conversación y no ser aburrido. Hay que intentar no ser invasivo y mucho menos molesto en caso de que nos digan que no quieren hablar con nosotros o nosotras.
Antes de comenzar una conversación lo mejor es relajarse y tomarse las cosas con calma. Procura que todo salga muy natural y ten en cuenta que es normal que tengas dudas y miedo a un rechazo, sobre todo si no conoces a la otra persona. Muéstrate tranquilo, cortés y lo más seguro en ti que puedas.
Si no conoces a la persona, lo mejor es presentarse
Para ese momento en el que vas a entablar una conversación con una persona que no conoces, lo mejor es presentarse. Es una forma estupenda para romper el hielo y además te muestra extrovertido y amigable. Puedes darle la mano y sonreírle. Si esa persona se anima a darte uno o dos besos, muéstrate receptivo o receptiva.
Procura que durante los primeros instantes, la conversación esté activa y que no haya silencios, pueden resultar molestos. Lo normal es hablar de cosas sin importancia. Lo demás irá fluyendo poco a poco. Lo importante es ir conociendo a la persona sin prisa y saber si tiene los mismos gustos y aficiones que tú, ya que así resultará más sencillo buscar temas de los que hablar.
Evita temas complicados y usar clichés
En este caso, es importante no entrar en temas como política o religión, puede resultar incómodo para la otra persona. Tampoco hay que hablar sobre clichés como el tiempo, es algo demasiado usado y puede notarse que se está forzando la conversación y deja ver que no eres demasiado original.
Puedes tener uno o varios temas de conversación preparados para estas ocasiones, busca algo sobre lo que tengas mucho conocimiento, que pueda resultar interesante, también puedes hablar de una película que hayas visto, algún evento al que te gustaría ir, etc.
Ten un buen lenguaje corporal y estate atento a la conversación
En una conversación el lenguaje verbal es muy importante, pero también el corporal. No hay que hacer aspavientos cuando se habla, nuestra compañía va a resultar más agradable si nos mostramos tranquilos. Hay que estar receptivos a la conversación, mirando a los ojos a la otra persona, pero sin hacerlo fijamente porque puede intimidar.
Si no se conoce a la persona, hay que respetar su espacio vital. Nunca hay que acercarse demasiado, ya que a las personas no nos suele gustar que se nos acerquen mucho los desconocidos. Guarda una distancia de seguridad, la otra persona lo agradecerá.
Por otro lado, nunca debes olvidar estar atento a lo que la otra persona está diciendo. Si no muestras atención, seguramente la persona no querrá volver a hablar contigo.
Se tú mismo/a
No intentes aparentar lo que no eres, tarde o temprano se acabará descubriendo y será peor. Lo mejor es ser natural, ser uno mismo y hablar con naturalidad, sin intentar ser quien no se es. Tampoco hay que intentar forzar situaciones divertidas, si han de salir saldrán solas. Nunca hay que forzar la risa, siempre será mejor sonreír.
No todo el mundo es tan tranquilo, tan impulsivo o tan normal como tú en una conversación. Si eres muy efusivo, procura controlarte si tu interlocutor se muestra con tranquilidad, debe haber un equilibrio para que todo salga bien.
A veces, nos gusta tanto un tema que hablamos demasiado sobre él. También puede ser que seamos demasiado curiosos y preguntemos mucho. Cuando una persona responde dando evasivas o cambia de conversación, hay que darse cuenta. No es bueno insistir porque lo que se conseguirá es incomodar a la otra persona y no querrá volver a quedar.
Fíjate en su lenguaje corporal
Hay veces en los que se detecta cuando una persona no está cómoda con una conversación. Si responde monosilábicamente, mira siempre para cualquier lado, no deja de mirar el reloj o el móvil... En estos casos no hay que ser insistente, nos está comunicando que o no se siente cómodo/a. Se le puede preguntar directamente si está a gusto o si se quiere ir.
Algo que suele ser bastante común en estos casos es que ante el desconocimiento, se produzcan pausas. No pasa nada, es normal, además podemos aprovecharnos de ellas. Podemos utilizarlas para cambiar de tema, animar la conversación o incluso para aprovechar para pensar otro tema de conversación.
Si la pausa se hace demasiado larga, puede que la otra persona no tenga tema de conversación, tenga mucha timidez o es que no está a gusto. Hay que procurar continuar la conversación o incluso dejarlo para otro momento. Lo importante es que la otra persona quiera volver a quedar. Si se lo has hecho pasar bien, ha estado cómodamente y la conversación ha sido agradable, posiblemente quiera quedar de nuevo.