Disfrutar de una barbacoa con la familia o los amigos se ha convertido en uno de los momentos agradables de cuantos podemos disfrutar en un fin de semana o cualquier día de fiesta.
Encender una barbacoa requiere su técnica y proceso adecuados, si no queremos que se nos vaya el tiempo en intentos inútiles, y perdamos el tiempo y "los nervios". Lo primero a tener en cuenta sería planificar y tener controlado el fuego. Calcular el tiempo que podemos tardar en conseguir las brasas adecuadas, y así saber a qué hora podremos tener lista la comida.
Si queremos cocinar carnes, pescados y verduras a la parrilla lo que necesitamos son brasas, y no llamas (a menos de que se trate de un arroz, que sí puede hacerse con fuego vivo). También será muy importante saber cómo situar la parrilla: esta debe descansar sobre una superficie firme y plana para evitar que vuelque una vez ya esté ardiendo el fuego. No debemos olvidar que existen lugares específicos donde realizar nuestras barbacoas al aire libre y que nunca está permitido encender fuego más allá de los lugares habilitados para ello. Cuando llega el buen tiempo, sobretodo, disfrutar de un día de barbacoa resulta siempre muy apetecible, y hacerlo de la mejor manera posible nos evitará disgustos y nos permitirá pasar excelentes jornadas.
Ya hablamos sobre cómo hacer una barbacoa, ahora hablaremos sobre cómo encender una barbacoa siguiendo una serie de pasos, que nos serán de gran ayuda:
Elegir bien el tipo de combustible
Depende de si utilizamos leña o carbón vegetal, el tiempo en conseguir las brasas será diferente, pues cada uno de los combustibles necesitará uno determinado: la madera es mucho más lenta que el carbón vegetal barbacoa. Dentro de los carbones, el carbón de encina es el más consumido, siendo también recomendables el de cabracho y el de cáscara de coco, los cuales desprenden menos aroma, pero poseen un alto poder calorífico y la ventaja de generar menos humo.
Es muy importante utilizar un buen carbón y no caer en la tentación de usar algunos de peor calidad, con tal de ahorrar algo de dinero, ya que estos incluyen demasiado polvo de carbón.
El momento de encender el carbón
Colocaremos papel de periódico con astillas de pino o piñas y buscaremos que esto prenda de tal manera que consigamos una buena llama, momento en el cual iremos incorporando el carbón vegetal o la leña. La rejilla de ventilación que se encuentra en la parte inferior de la parrilla, deberá permanecer abierta (en las barbacoas cerradas).
No se recomienda usar pastillas de encendido, ya que contienen derivados del petróleo, así como cualquier tipo de líquido inflamable. Deberemos tener paciencia y mimo, evitando el uso de productos químicos, ya que estos terminarán influyendo negativamente en el sabor y aroma de los alimentos, además de su demostrada toxicidad. Existe también el llamado encendedor de carbón, así como los porta brasas, donde conservar listas las brasas y así añadirlas de una manera más rápida a la barbacoa para poder empezar a cocinar.
No debe faltar el oxígeno
Un secreto para que el humo no nos arruine la barbacoa es que el fuego reciba siempre la cantidad de oxígeno adecuada para su correcta combustión.
Si cortamos la entrada de aire, con un exceso de carbón o leña, la barbacoa empezará a emitir demasiado humo; debemos siempre ir añadiendo el combustible lentamente y con cuidado. El flujo correcto de oxígeno necesario, permitirá que el fuego arda de manera paulatina y constante, desprendiendo un mínimo humo, que es lo que nos interesa para el buen funcionamiento de nuestra barbacoa.
La más adecuadas, las brasas blancas
Cuando el fuego ya arde correctamente, calcularemos media hora o una hora, dependiendo de la carga que tengamos en la barbacoa. Hasta que las brasas no tengan su punto idóneo, que será cuando las llamas se hayan extinguido, no colocaremos la carne o los demás alimentos.
El momento ideal es cuando ha desaparecido completamente el color negro del carbón, y las brasas presentan una delgada película de ceniza blanquecina que las cubre.
Una prueba llamada "de los 7 segundos"
Esta prueba es muy útil, y consiste en colocar la palma de la mano abierta a unos 10 centímetros de la parrilla… En caso de que aguantemos 7 segundos sin la sensación de quemarnos, será señal de que las brasas están ya listas para colocar las carnes y cocinarlas.
Cuando precisemos de un fuego más fuerte, ya que vamos a cocinar pescados y/o cortes de carne más delgadas, este tiempo se verá reducido a tiempo a 4 o 5 segundos. Estas nociones básicas nos evitarán que el hecho de tener que encender una barbacoa se convierta en una aventura, y que consigamos un buen resultado en la elaboración de los alimentos que vamos a asar.