El acero inoxidable es un metal muy resistente y con mucha durabilidad, que se utiliza mucho para la fabricación de fregaderos, mamparas, cacharros de cocina diversos, cubiertos, etc., lo cierto es que se ensucia con facilidad. Su limpieza es fácil, y el acero inoxidable es un material muy agradecido que queda impecable, pero hay que estar al tanto de su limpieza y que ésta dure, para que no sea un trabajo engorroso en el día a día.
Ya te indicamos cómo limpiar la plata en casa, y así tener las joyas a punto para ser utilizadas, aquí te enseñamos cómo limpiar acero inoxidable de manera cómoda y sencilla, para que tus utensilios de cocina estén siempre limpios e higienizados.
Cómo limpiar el acero inoxidable: algunos trucos y consejos de limpieza fácil
El acero inoxidable se utiliza mucho en el hogar, pero especialmente en la cocina. Fregaderos, lavadoras y otros electrodomésticos suelen tener un elegante acabado frontal de acero inoxidable en sus versiones más modernas y actualizadas. Aunque las marcas de los dedos son las manchas más frecuentes, el acero inoxidable suele ser fácil de limpiar.
Para limpiar acero inoxidable en electrodomésticos, cubiertas, superficies y fregaderos, sobre todo las marcas de dedos, las más "antipáticas", bastará con pasar una bayeta de microfibra ligeramente húmeda, o una esponja con un poco de jabón líquido de lavavajillas.
Hay productos para limpiar acero inoxidable que funcionan muy bien para limpiar elementos que se pueden ensuciar con más facilidad, como los fregaderos. Los limpiadores en gel de textura cremosa son muy efectivos, utilizándolos con un estropajo suave para que el acero no se ralle. Para mantenerlo, bastará con pasar una bayeta húmeda a diario, con algo de jabón líquido de lavar los platos. Lo más difícil puede ser limpiar los fondos de sartenes y ollas, o si la comida se ha quedado pegada porque se ha quemado. En este caso, no frotes porque no saldrá y puedes rayar el acero inoxidable.
Llena el recipiente con un poco de agua lo más caliente posible, y añade jabón de lavavajillas, deja actuar unos 20 minutos o media hora, escurre, y los restos saldrán con facilidad con limpiando ya normalmente. También puedes dejar en remojo con agua caliente y amoniaco y después realizar la limpieza normalmente.
Para las manchas de cal, que suelen ser muy frecuentes en zonas geográficas en las que el agua es dura, hay limpiadores de acero inoxidable que son específicos para quitar manchas de cal, y que se venden en cualquier supermercado o gran superficie. El vinagre diluido en un poco de agua también es muy efectivo, aplicando un chorro y después pasando un paño húmedo.
Cómo limpiar el acero inoxidable: productos que nunca debes usar
Hay productos que nunca deben usarse para el acero inoxidable, porque lo van a dañar. Por ejemplo, la lejía, por lo que debes tener cuidado si la utilizas en un fregadero, no la puedes dejar por mucho tiempo. Los limpiadores en polvo, los estropajos que no sean los azules que no rayan, pueden dañar y rayar las superficies. Tampoco debes utilizar limpiadores con cloro o que contienen cloruro.
El cloro es abrasivo para el acero inoxidable, y hay que tener especial cuidado, puesto que muchos limpiadores tienen cloro entre sus ingredientes, por lo que es muy recomendable leer la etiqueta del fabricante. Aunque el acero inoxidable es resistente, dura mucho en el tiempo y es fácil de limpiar, huye siempre que puedas del cloro y la lejía para limpiarlos, aunque si utilizas algún limpiador que necesite que utilices el fregadero, mantén estos productos en contacto con el mismo el menor tiempo posible.
Algunos consejos para mantener el acero inoxidable impecable por más tiempo
En líneas generales, limpiar el acero inoxidable es muy sencillo, ya que se trata de un material que, además de resistente, es muy agradecido. Para alargar su vida útil, basta con seguir algunos remedios caseros bastante sencillos que harán que tus productos de acero inoxidable duren más y en las mejores condiciones. Para que el acero inoxidable quede impecable, lo mejor es la limpieza constante. Es muy importante que no se deje acumular la suciedad, ya sea grasa, polvo, cal o residuos de algún tipo, puesto que el acero inoxidable se puede corroer. Cuanto más limpies y cuides los productos de acero inoxidable, más bonitos estarán, y más durarán.
La humedad en exceso tampoco es demasiado buena para el acero inoxidable, que puede acabar dañándose. Los altos niveles de humedad provocan que el proceso de corrosión del acero inoxidable se acelere, por lo que hay que estar más pendientes de este material en lugares húmedos, pasando un paño ligeramente mojado con asiduidad. Respecto a los cubiertos de acero inoxidable, lo mejor es limpiarlos siempre a mano, porque si los metes en el lavavajillas con frecuencia, las marcas de agua se pueden quedar en tus cubiertos cuando éstos se sequen, así como el vapor de agua, que puede empañarlos.
Lo mejor es lavarlos a mano y secarlos con un paño suave. Quedarán perfectos. Si tenemos en cuenta que el principal enemigo del acero inoxidable es la corrosión, el cuidado del acero inoxidable es fácil. Tan sólo tenemos que evitar utilizar productos con lejía o cloro y limpiando con frecuencia con un paño húmedo y con jabón de lavar a mano preferiblemente. El acero inoxidable quedará limpio y durará mucho más en perfectas condiciones.