En España, cada año se producen mayor cantidad de olas de calor durante el verano y además, cada vez de mayor intensidad. De hecho, se prevee que en 30 años se puedan producir jornadas de verano de hasta 50 ⁰C y olas de calor que duren hasta 20 días. Esto tiene un impacto sobre el Planeta Tierra y a su vez sobre el nuestro organismo como seres vivos que no sobreviven cuando la temperatura de su cuerpo es demasiado elevada.
En este sentido, hay que tener en cuenta que los seres humanos somos homeotermos, de tal forma que mantenemos una temperatura corporal constante que suele rondar, dependiendo de la persona, los 37 ⁰C. Esta capacidad de nuestro cuerpo es clave cuando las temperaturas se elevan, de tal forma que aquí te contamos todo sobre cómo se mantiene nuestro cuerpo fresco en verano.
¿Cómo responde el organismo al calor?
Como se apuntaba anteriormente, el cuerpo humano tiene la capacidad para regular la temperatura corporal. Esto tiene que ver con que nuestro organismo posee una serie de termosensores, que son aquellos que informan de nuestro estado térmico al hipotálamo, área pequeña del encéfalo. De esta forma si el hipotálamo detecta algún cambio con respecto a la temperatura idónea para nuestra supervivencia, sería cuando pondría en marcha todos mecanismos necesarios para corregir esta temperatura.
En consecuencia, en verano nuestro organismo va a buscar constantemente perder calor, nunca ganarlo. Para ello, necesitamos conocer cuáles son las formas a través de las cuáles nuestro cuerpo libera ese calor que le sobra y que resulta perjudicial para el organismo.
En primer lugar, con una transferencia directa hacia un material con el que se encuentre en contacto. En este caso mucho mejor si se trata de un material líquido, por ejemplo, darse un baño. Si nos damos una ducha con agua fresca, conseguiremos transferir con el agua buena parte de esa temperatura que nos sobra.
Y en segundo lugar, otra forma de perder calor en verano es a través de la evaporación, ello quiere decir, con la sudoración. Esta es una forma de refrigeración para nuestro cuerpo. En este sentido, hay que tener en cuenta que todo el líquido que hemos perdido, luego necesitaremos recuperarlo con una buena hidratación.
Para ayudar al cuerpo con este mantenimiento de la temperatura ideal, se entiende que no debemos realizar actividades físicas que aumenten la producción del calor. Esto tiene que ver con que nuestra principal fuente de calor es nuestro propio metabolismo, de tal forma que si llevamos a cabo actividades que requieran mucha energía, generaremos una mayor temperatura.
Consejos para refrescarse en verano
Más allá de las capacidades de nuestro cuerpo, necesitamos tener en cuenta una serie de comportamientos básicos para refrescar nuestro cuerpo en verano. Los golpes de calor pueden resultar muy letales durante los meses de verano y de hecho, en 2003 se produjeron 60 víctimas mortales para esta causa. De esta forma, te damos una lista de consejos para refrescarse en verano.
1. Vestir prendas ligeras
En primer lugar, es muy importante escoger de forma correcta las prendas que vamos a llevar durante esos días de mucho calor, tanto el tejido como el color de las mismas. Por ejemplo, el algodón, el lino y el rayón son algunas de las mejores opciones para sobrevivir a las olas de calor.
En cuanto al color, convencionalmente se ha establecido que debe utilizarse ropa de color blanco y nunca de color negro. Sin embargo, la ciencia explica que esto no es así y que la ropa negra, siempre que sea holgada, puede resultar beneficiosa para librarnos del calor. Esto tiene que ver con que la ropa blanca implica que el calor que emitimos rebota contra la tela y no puede salir, según establece Arturo Quirantes, profesor de la Universidad de Granada. Sin embargo, la ropa de color negra absorbe este calor. En este caso ocurriría que, si hace brisa, el aire se llevaría el calor y esto nos mantendría frescos.
2. Hidratarse bien
Otra forma básica de mantener nuestro cuerpo fresco en verano es hidratarse correctamente, esto quiere decir, con las bebidas adecuadas y en las cantidades necesarias para nuestro cuerpo. Hay que recordar que beber excesiva agua puede ser perjudicial para el organismo en tanto que lo podemos saturar al no saber que hacer con tanto líquido.
No es necesario beber mucho más allá de los dos litros recomendados de agua que normalmente hay que ingerir. También hay que tener en cuenta que buena parte de los alimentos que tomamos llevan ya consigo agua, por eso una buena forma de hidratarse en verano es tomar frutas como la sandía o el melón.
3. Usar protección solar
Una parte muy importante de la regulación de la temperatura de nuestro cuerpo viene dada a través de los poros de nuestra piel. La piel es aquella que nos protege de todos los factores externos que pueden ser perjudiciales para nuestro organismo, de tal forma que la tenemos que cuidar y mucho, sobre todo, en verano. Para ello hay que usar protección solar. Sin embargo, estas cremas pueden resultar agobiantes y generar mayor sudor del que ya estábamos produciendo, por ello, se recomienda utilizar, de entre todas las cremas, las más ligeras de todas.
4. Opta por las duchas de agua templada
Como ya se explicaba, el agua es una forma de transferir calor de nuestro cuerpo hacia otro material, en este caso, líquido. Las duchas de agua a una temperatura que ronde los 17 ⁰C serán aquellas que mayor sensación de refresco nos darán. Para evitar estar todo el día metidos en la ducha, también podemos optar por poner bolsas de frío en lugares estratégicos de nuestro cuerpo como la muñeca, el cuello, el pecho y las sienes.