La ropa de un recién nacido es tan diminuta que no necesitaremos mucho espacio. Aunque sí que debemos tenerla bien organizada para que, siendo las prendas tan pequeñitas, no se pierdan y las tengamos siempre a mano, ya que los bebés recién nacidos necesitan de muchos cambios al día.
En otro artículo ya vimos cómo organizar un armario de ropa, ahora veremos cómo organizar las prendas de los bebés.
Cómo organizar la ropa del bebé: la clasificación de las prendas
Para organizar la ropa de un bebé, lo más aconsejable es clasificar primero las prendas, para que sean más fáciles de localizar y podamos contar con ellas rápidamente. Así, las principales prendas de un bebé recién nacido serán las siguientes:
- La ropa interior: los bodies de algodón son lo primero que utilizarán los bebés. Estarán calentitos y protegidos, y sujetarán bien los pañales, gracias a sus corchetes inferiores. Hay que tenerlos muy a mano, ya que se usará más de uno al día por los escapes de pipí y caca del pañal, o los pequeños vómitos del bebé.
- Los monos de cuerpo entero, para calle o tipo pijamas que solo se utilizan en invierno, porque en verano pueden ir con bodies y las piernas al aire.
- Patucos para abrigar los pies, y serán muy necesarios, al igual que los calcetines, ya que los bebés no necesitarán zapatos durante mucho tiempo.
- Gorros, chaquetas, jerseys, pantalones, leotardos y faldas, son prendas de bebés también necesarias, pero que lo serán menos al principio.
- Baberos: éstos y los pechitos (baberos más grandes) son de primera necesidad para no tener que cambiar entero al bebé cuando se mancha, así que hará falta un buen surtido.
- Manoplas, gasas y pañales serán también necesarias para completar las prendas que necesitará el bebé.
Pautas para organizar la ropa del bebé
Es aconsejable organizar la ropa del bebé de la siguiente forma:
- Intentar clasificar las diferentes prendas de la forma más detallada posible: por tallas, con o sin mangas, o tipos de tejidos.
- La ropa que se utilice con una mayor frecuencia se guardará en las zonas del armario más accesibles.
- Retiraremos las prendas que se hayan quedado pequeñas o que ya no vayamos a utilizar.
- Mantener el orden establecido para guardar la ropa una vez que se ha clasificado, para tenerla siempre bien identificada y a mano.
- Tener las prendas en un lugar cercano al cambiador del bebé.
- Las prendas que se vayan a utilizar en una determinada temporada, se pueden guardar, utilizando bolsas para guardar ropa, en los lugares menos accesibles.
Cómo aprovechar al máximo los espacios
Podemos comprar cajas contenedoras para aprovechar bien el espacio y organizar ropa de bebé que vayamos a utilizar con menos frecuencia. Para que se conserve mejor, podemos utilizar bolsas para guardar ropa, que también ahorrarán espacio. Se pueden aprovechar las puertas de los armarios si éstas no son correderas, y en la cara interior podemos colgar pequeños ganchos adhesivos para colocar artículos que pesen poco, tales como bufandas o gorritos.
Para organizar la ropa del bebé en los cajones, también podemos comprar un organizador con compartimentos y utilizarlo para clasificar pequeñas prendas de ropa interior. Para que las prendas de los bebés que permanezcan colgadas en perchas no se deslicen ni se deformen, podemos recurrir a forrar las perchas.
En solo un año de vida, el bebé puede cambiar de talla, por lo que los cambios de contenido de ropa en su armario serán bastante frecuentes. Además, debemos tener en cuenta los cambios de estación, y deberemos sustituir ropita más ligera por otra más abrigada, aunque manteniendo siempre los básicos como patucos, bodies y monos en los mismos espacios que hemos reservado. Conviene lavar la ropa y no guardarla con alguna mancha, porque ésta se puede resecar y será después más difícil de quitar.
Para organizar el armario del bebé, podemos comprar cajas herméticas y utilizar bolsas al vacío, que son muy buenas opciones para almacenar ropa que, de momento, no se va a utilizar, y evitar que éstas puedan coger polvo o humedad. Es importante clasificar, en la medida de lo posible, por tallas y por temporadas. Una primera clasificación por tallas sería la primera puesta, de uno a tres meses, de 6 a 9 meses y de 9 a 12 meses, así se habrá cumplido el ciclo de un año, y veremos qué ropa podemos ir desechando porque ha crecido y no la vamos a utilizar.
Una segunda clasificación sería por temporada, otoño-invierno o primavera-verano, si esta clasificación nos resulta más útil para tener bien localizadas las prendas del bebé. Incluso es aconsejable hacer etiquetas que identifiquen las prendas, si las vamos a almacenar en bolsas o cajas, y de esta manera, tenerlas muy identificadas para cuando necesitemos hacer algún cambio.
Es importante saber que, efectivamente, el bebé va a cambiar de ropita hasta unas 5 veces al año, dependiendo de su crecimiento, por lo que no es aconsejable estar comprando demasiada ropa que luego se le quedará pequeña y que no va a poder utilizar. Del mismo modo, y si vamos a recibir regalos de amigos y familiares, es muy conveniente escoger qué tallas vamos a necesitar, para no tener demasiadas de primera puesta y muy pocas de 6 meses en adelante, por ejemplo.