Doña Letizia desliza sus reales piernas en el interior de uno de los doce coches de la comitiva real antes de comenzar los ochocientos metros que separan el Hotel Reconquista del Teatro Campoamor. La entrada en el utilitario denota una seguridad y unos gestos más propios de una reina que lleva treinta y nueve años en el cargo (los mismos que Doña Sofía). El camino pausado da lugar a saludos doquier y múltiples carcajadas.
Doña Letizia luce vestido cocktail en seda negro de Felipe Varela. El departamento de comunicación de Felipe Varela explica la complejidad de la parte inferior del vestido: "falda de volantes asimétrica (más larga por detrás) y degradado de volantes con colores que van del negro al blanco pasando por el antracita, pizarra, humo, ostra y gris."
El vestido de corte sisa y confección perfecta se recogía en la parte trasera de la Reina, aportando volumen extra. La cartera en raso negro a juego con el fino cinturón de cristales swarovski, también, de Felipe Varela.
La Reina alzada en diez centímetros y doscientos veinte euros; Lucia stilettos Mila de Magrit en charol negro "sencillos, elegantes y sensuales", tal y como reza la página web de la marca.
Con moño bajo y pendientes de perla coronados por tres brillantes. Les acompaña un collar de grandes perlas naturales a juego de esferas perfectas: puede llevar a pensar que estamos ante una réplica o baratija de fantasía. Se trata de una pieza de la reina consorte María de las Mercedes cuyo corto matrimonio con Alfonso XII (artífice del regalo) fue relatada como historia de amor en ¿Dónde vas, Alfonso XII? ¿dónde vas, triste de ti?. La única concesión al color fueron los reales labios rojos.
La Reina Sofía hizo su entrada en el Teatro Campoamor al grito de "guapa, guapa" que exhortaba, entre otras, su consuegra Paloma Rocasolano desde la sexta fila del patio de butacas.
La unión hace la fuerza y las tres damas portaban perlas en sus combinados y oscuros outfits. En el caso de Doña Sofía con tres vueltas y un gran medallón dorado. La Reina emérita sabe portar como nadie su siempre traje de chaqueta y zapatos de punta plateados de tapa baja.
La madre de Doña Letizia apostó por look sobrio y nada recargado. Falda de guipur y lentejuelas con cuerpo armado de color gris. Las costuras hiladas para la ocasión realzaban su figura.
Al igual que su hija combinó la sobriedad con el toque rojo de su clutch cuadrado de piedras geométricas. Los pendientes largos terminaban -otra vez- en una gran perla. La madre y la suegra de la Reina siempre acertadas y correctas en sus nuevos papeles, con la perla y los colores comedidos como unión. Ni rastro ni mención alguna al Rey emérito.