La presentadora Cristina Pedroche nos tenía fascinados con su efervescente romance con el laureado chef David Muñoz. Pero, una vez más, ha sido capaz de sorprendernos con su boda. El pasado sábado la pareja se dio el 'sí, quiero' en el vestidor de la casa de ella, ante notario y con los padres de ambos como únicos testigos.
La pareja lucía un look sport y zapatillas Nike de flores a juego. La única joya que lució la novia fue un collar de su abuela, a la que echó mucho de menos ese día, tal y como confiesa a la revista ¡Hola!, de la que es bloguera.
En la entrevista, Pedroche reconoce que se emocionó, que se le escapó alguna lágrima y que ambos no pararon de mirarse y sonreír. Además comenta que ha prescindido de la boda-espectáculo porque para ellos lo importante era unir sus vidas y para eso sólo hace falta un papel. Ojalá tomen nota otras famosas que se pasan meses contando y vendiendo sus planes de boda.
Las alianzas en oro negro fueron un diseño de la pareja. Para la firma de los papeles utilizaron unos lápices gigantes, porque tienen mucho sentido del humor y este día tan importante no podía faltar.
Terminada la ceremonia, David se fue a trabajar al restaurante y la presentadora a casa de sus padres a comer como un día más. Al día siguiente, ambos partieron hacia la India por motivos laborales del chef. “No es una luna de miel, vivo en una luna de miel continua”, asegura la novia.
En unas semanas organizarán una comida para familia y amigos, pero todo de forma informal. Han primado los sentimientos por encima de todo lo material y muchas veces superficial. Tanto es así, que hasta las fotos publicadas en la revista han sido hechas por ellos mismos y reflejan la naturalidad y la emoción del momento.
Preysler, la antítesis de Pedroche
En la misma publicación, la reina de corazones desvela sus intenciones con el Nobel Vargas Llosa: “Antes de casarnos, Mario tiene que pasar por el divorcio, y todavía falta un poquito”. Preysler a sus 64 años, se atreve con un cuarto matrimonio. Pero ella no es como Pedroche, quiere todos los preparativos e ir contándolo por capítulos en su revista de cabecera, al igual que ha hecho con el romance.
El siguiente capítulo sera la petición de mano, a juzgar por las pistas que da en la entrevista. “No hay anillo de pedida todavía”, dice la filipina. Como era de esperar en el romance más rentable y más mediático del año, lejos de perder interés, crece por momentos. “Mario hace idílico el momento que estamos viviendo. La experiencia te permite no cometer los mismo errores”.
Aprovecha y despeja otra duda: “Mario no me va a pedir nunca que me vaya a vivir a Estados Unidos. Sabe que me encanta vivir en Madrid y a él también le gusta”. El amor no tiene edad pero para algunas resulta más rentable que para otras. Bienvenida la era Pedroche. El photoshop y las producciones irreales empiezan aburrir.