La relación entre la Familia Borbón Dos-Sicilias y la Jefatura del Estado siempre ha estado ligada a fuego. Junto con la familia real búlgara conforman el círculo más íntimo de la Casa Real. La unión va más allá de la sangre borbónica que corre por las venas de ambas familias. Así, los cuatros reyes vuelven a coincidir en el triste homenaje.
Para la ocasión los monarcas eméritos entraron juntos a la Plaza de San Lorenzo de El Escorial. El Wolkswagen Tiguan que les llevaba hizo de unión física para el matrimonio.
Los hijos del duque de Calabria asistieron con anterioridad a la misa en el Real Monasterio de El Escorial. María Paloma de Borbón Dos-Sicilias junto a su marido Simeón de Habsburgo, Cristina de Borbón y Pedro Quesada acudieron apoyados por su hija mayor. Echamos en falta a Victoria Dos-Sicilias, la discreta y educada hija pequeña de su Ateza Real Don Carlos. Seguramente se encontraba en Londres donde vive junto a su marido, el armador Markos Nomikos.
La nobleza estuvo representada por los hermanos Falcó. Fernando ex de Marta Chávarri y de Esther Koplowitz, se encuentra inmerso en el despegue de su negocio de hostelería Cappuccino en la Moraleja. Carlos, que estuvo casado con Jeanine Girod, Isabel Preysler y Fátima de la Cierva, se dedica al negocio del vino y el aceite. Ambos mantienen una relación cercana con la familia del fallecido.
Las sagas familiares más próximas quisieron apoyar a los Borbón en el recordatorio religioso. Así Fernando, Alfonso y Carlos Martínez de Irujo acudieron, con la característica puntualidad de la Casa de Alba, a la misa.
Ana Gamazo, Gonzalo de la Cierva y Patricia Olmedilla y la Infanta Pilar pusieron la nota sofisticada y noble al funeral.
El poder político contó con una amplia representación: el presidente del Congreso, Jesús Posadas y el ministro de Cultura, Iñigo Mendez de Vigo estuvieron presentes, así como el exportavoz del Gobierno Pío Cabanillas.
Tanto Iñigo Mendez como el ministro de Defensa Pedro Morenés (por vía de su mujer, la elegante Goretti Escauriaza Barreiro) forman parte de la nobleza de nuestro país. Así, la misa era de obligada asistencia.
Esperanza Aguirre hizo caso omiso a las acusaciones sobre las facturas eléctricas de su casa en el barrio madrileño de Malasaña y se presentó junto a su marido Fernando Ramírez de Haro y Valdés, duque de Bornos y Murillo.