Haber tenido un padre presidente fundador del Comité Olímpico Internacional imprime firmeza, y mucho deporte. Juan Antonio Samaranch Salisachs está casado con la exquisita Cristina Bigelli. La socialité italiana fue la responsable del desembarco de Marni y Aspesi en España. Gracias a su visión comercial alejada de marcas mainstream -que ya copan las calles adyacentes- y la plena entrega de la presidenta de la asociación de comerciantes de Jorge Juan, Cristina Lanzarot, han conseguido crear un pequeño Soho en mitad de la capital.
El tipo de citas sociales que congrega la calle se mueve entre espectros de lo más variopintos pero, el cocktail de este miércoles define con claridad el tipo de eventos que hace de esta calle una apuesta apetecible: pequeño patio en Jorge Juan 5 en la presentación de la firma Sioux con ambiente tranquilo y la presencia de Jaime de Marichalar o la propia familia Samaranch al completo.
Juan Antonio admira a la patinadora Katarina Witt y a Nadia Comaneci. Tiene la gran suerte de conocer a grandes atletas que han formado parte de la historia como Segei Budka o Valeriy Borzov. "Todavía cuando les encuentro les pido autógrafos", completa con profunda admiración hacia los grandes del deporte. "He jugado al tenis con Rafa Nadal", confiesa.
El matrimonio con cuatro hijos se codea con celebrities, su troupe barcelonesa y, por supuesto, deportistas de élite. Juan Antonio estudió un MBA en la Universidad de Nueva York donde acaba de ingresar la modelo Karlie Kloss, se licenció Angelina Jolie, Martin Scorsese o indagó en sus experiencias artísticas la mismísima Lady Gaga.
"Compartí el deporte con mi padre como algo natural, casi es un alegato genético. Los fines de semana, mientras las familias se reúnen para festejar, nosotros teníamos los picos de trabajo más altos debido a las competiciones", recuerda.
"Desde los doce años vivo y asisto a los Juegos Olímpicos pero me marcó cuando ganó Sebastian Coe los 1.500 y Fermín Cacho en su victoria de Barcelona´92 y la final que perdió Manuel Estiarte". Destaca el papel de los dos Reyes (el emérito y el actual) en su papel como imprescindibles para el deporte nacional.
Cuando su padre se jubiló, en el 2001, Juan Antonio Samaranch entró a formar parte del Comité Olímpico Internacional. Al margen de lo que pueda imaginar el lector y el que suscribe "las candidaturas olímpicas nada tiene que ver con las relaciones públicas ni con convencer a nadie. Lo que hay es una fuerza de organización potente e imprescindible". "Todo el mundo identifica los aros olímpicos con un ideal", señala el que ha formado parte once años de la comisión ejecutiva del COI.
El miembro del COI opina sobre la fiebre deportiva que invade nuestras ciudades: "Hay unos frikis que hacemos mucho deporte pero, me preocupa los niños que sufren el sedentarismo que se dejan llevar por los ordenadores. Esta bien saber matemáticas pero, hay que tener siempre presente el deporte".
Para Juan Antonio Samaranch, Miguel Indurain y Fermín Cacho representan el espíritu olímpico y Carolina Marín es la personificación y síntesis de Rafa Nadal mezclado con Arancha Sanchez Vicario. La campeona del mundo de bádminton contiene la pasión española bien canalizada para el barcelonés. Como resumen de una vida ligada al olimpismo opina que "mucha gente se pondría en mi lugar al instante con gran felicidad. La capacidad de ser generoso y abierto te la da el deporte".