Lucía Hernández con 31 años tenía un sueño: subirse al escenario del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife como candidata a reina, a pesar de que una enfermedad degenerativa la dejó ciega.
Lo consiguió gracias al proyecto In Art, una asociación sociocultural sin ánimo de lucro creada para eliminar barreras y etiquetas al arte, la creatividad y la innovación y a su patrocinador, el Centro Comercial Alcampo La Laguna y a su diseñador Frank Romero. "Vence quien se atreve a intentar lo que realmente quiere, aún a riesgo de equivocarse, de que no funcione, de que no sea perfecto", reivindica Lucía.
Su problema de visión no le supuso un impedimento para desfilar. Salió al escenario acompañada de un bailarín que guiaba su camino. Se había preparado a conciencia haciendo deporte para fortalecer su musculatura y, ensayando mucho.
El diseñador según Lucía "ve el mundo sin prejuicios ni etiquetas". De ahí que haya podido dar rienda suelta a su creatividad sin complejos en su espectacular 'Fantasía Athziri' que eclipsó a Celia Navarro, triunfadora de la noche. La gala rindió tributo a los grandes mitos ochenteros y repasó los principales acontecimientos de la década. La banda sonora de la noche la puso Ana Torroja, ex componente de Mecano.
Para Lucía, el buen rollo que le transmitió la asociación, sus ganas de participar y el espectacular diseño de Frank han sido fundamentales para seguir adelante y normalizar el tema de la discapacidad y abrir las puertas a otras chicas que cómo ella, quieran convertirse en reinas del Carnaval tinerfeño.
Aunque no consiguió coronarse reina del Carnaval se considera ganadora: "Para mí, ya es un premio ser la primera persona invidente que participa en un certamen como este. Hay que abrir las puertas a otras chicas para que no se tenga en cuenta la discapacidad sino que se elija porque gustas o ven algo en tí". Lucía agradeció a su familia y a su pareja Dani, que estén siempre a su lado en todas las decisiones que toma.
El Carnaval es una fiesta que no entiende de etiquetas y la gente puede disfrazarse de lo que le dé la gana, nadie te mira raro, porque todo es normal. La inquietud por cruzar barreras ha conseguido que una invidente pudiera coronarse reina de la fiesta.