En España siempre hemos sido muy de sagas familiares. Los Pantoja, los Jurado, los Flores, los Rivera, los Alba, los Iglesias-Preysler, los Ubrique. De ahí que todo lo que les rodea sea motivo de noticia o chascarrillo para la prensa rosa. Hasta TVE decidió emplear nuestros impuestos en retransmitir la boda de Eugenia Martínez de Irujo y Francisco Rivera, que unía a dos de estas sagas. Servicio público, vamos.
En Telecinco, como no podía ser de otra forma, todas estas sagas han encontrado su hueco más o menos grande. También Gran Hermano VIP, obviamente. De ahí que el pasado año entraran en la casa Kiko Rivera, la hija de ex mayoral de la finca Cantora, Laura Cuevas; y Aguasantas, exnuera de la íntima amiga de Isabel Pantoja, Raquel Bollo. Era una manera de que generaran y generaran contenido para otros programas de la cadena. Y así fue.
Este año, también se ha intentado contar con estas sagas. Y de ahí que estén en la casa Raquel Bollo y Rosa Benito. Pero ese es el problema: simplemente están. Las dos colaboradoras de Sálvame se han convertido en auténticos muebles y salvo Benito, en alguna contada ocasión, ha conseguido generar algo de contenido.
De ahí que Telecinco se haya volcado con otro clan: el de los Matamoros. Es un clan a años luz de los Pantoja o los Jurado, pero como en la casa conviven la hija de Kiko, Laura Matamoros, y el hijo de su pareja, Javier Tudela, y Laura está obsesionada con su padre, su mujer y su hijo, en la primera cadena de Mediaset los tenemos hasta en la sopa.
Tenemos historias de esta familia mañana, tarde y noche. En Sálvame, en Sálvame Deluxe, en El programa de Ana Rosa, en el debate de Gran Hermano VIP, en el última hora de Gran Hermano VIP y, por si fuera poco, hasta en ¡Qué tiempo tan feliz! Ni siquiera aquellos que aguardan cada domingo para relajarse escuchando a los SuperSingles se han librado de esta familia.
No son los Pantoja
Una sobrexposición que harta. Y mucho. Los Matamoros no son los Pantoja. No son los Jurado. No son los Ubrique. Son un familia más del montón con historias que suceden en cualquier familia. Aquí no hay una gran coplera, un gran torero, una duquesa o una princesa del pueblo. Aquí no hay historias de grandes traiciones, de secretos, o de bodas por todo lo alto.
Aquí el patriarca es simplemente el exrepresentante de Carmina Ordoñez. Aquí lo más atractivo es una hija atacando a la mujer de su padre. Aquí, por no haber, no hay ni una malvada que atraiga a las masas. ¿Puede haber con un perfil más aburrido que Makoke? ¿Hay algo que refleje mejor el intento por hacer creer al público que esta familia es importante que Diego Matamoros vestido de traje gala tras gala?
Al parecer, estas historias le están funcionando de lo lindo a Sálvame. Sin embargo, han convertido a Gran Hermano VIP en una ramificación de este programa. De ahí que los espectadores más fieles del reality hayan decidido darle la espalda. Los datos así lo corroboran. La cuarta gala de la pasada edición rozaba los 4 millones de espectadores. Este año apenas ha marcado 2,8 millones. ¡Basta de la familia Matamoros! ¡Basta!
Cada gala, muchos rezan porque Laura sea la expulsada y el programa deje de girar entorno a la mundanal familia Matamoros. Pero también se corre el riesgo de que la joven empiece a hacerse un tour de plató en plató y siga cacareando que su el dinero de su padre se lo llevan Makoke y sus hijos. ¿Será peor el remedio que la enfermedad?