'Odio a San Valentín', la receta para acabar con el mito del amor
- Un taller de la Universidad de Granada pone sobre la mesa los mitos nocivos de las "relaciones de pareja tóxicas".
'Odio a San Valentín'. Este es el título de un taller que se celebrará el lunes 15 de febrero en la Universidad de Granada en plena resaca del día de los enamorados. Sin apenas tiempo para haber digerido las altas dosis de almíbar, las dos organizadoras del curso lanzan toda una declaración de intenciones contra esta fecha marcada en rojo en el calendario de muchas parejas. ¿Su objetivo? Acabar con los mitos nocivos de las relaciones.
No odian al amor, sino a San Valentín, como referencia de un modelo social que obliga a estar con alguien, a tener pareja. Es decir, buscan romper con aquellos mitos relacionados con el amor romántico que llevan a algunas personas a adquirir conductas de dependencia que derivan en la inseguridad emocional o, incluso, la frustración.
“El amor es magnífico si la relación es saludable. No odiamos el amor, sino las relaciones en las que se genera una relación de dependencia”, advierte desde un primer momento una de las organizadoras del taller, la educadora y sexóloga Maribel Casado. “Estamos en contra del amor romántico, que es el modelo que impera en nuestra sociedad. Un paradigma que perpetua y refuerza las conductas que generan diferencias y desventajas dentro de una relación”.
Según su teoría, medios de comunicación, producciones cinematográficas y televisivas y anuncios publicitarios están “constantemente bombardeando de manera explícita e implícita” con varios mitos “tóxicos” que, en su opinión, deben ser erradicados.
LA ENTREGA TOTAL
Casado enumera en primera lugar el mito de ‘la entrega total’. “¿Cuántas veces hemos visto reproducido el mensaje de que al amor verdadero no se le debe dejar escapar”?”, se pregunta la educadora en declaraciones a EL ESPAÑOL. La aceptación de esta premisa, deriva, a su juicio, en una pérdida de identidad y de intimidad cuando una parte de la pareja empieza a controlar a la otra.
“Es un mito que aunque parezca que se dejó atrás, impera entre los más jóvenes”, explica Casado, quien asegura que a lo largo del año en la Liga española de la educación y la cultura popular recibe numerosos casos. “Hemos tenido estudiantes que aceptan que su pareja les controle el móvil o haber cedido a esta las contraseñas de sus cuentas privadas como sinónimo de entrega”.
LOS CELOS
Otro de los mitos que se intenta desmitificar en el taller que cada año cuenta con más adeptos, es el de los celos. Casado considera que la idea de “si no tiene un poquito de celos es que no te quiere” está muy presente en numerosas relaciones “tóxicas”. En especial, de nuevo, entre el grupo de población más joven.
“Es la norma, está en el ADN de muchos mensajes que recibimos, ya sea a través de medios o las propias redes de contactos personales”, aclara la sexóloga, quien dice que estas premisas “no se suelen cuestionar” hasta que “no se paran a pensar y reflexionar sobre ello”.
Casado va más allá, y según su criterio, este tipo de conductas “son el germen de la violencia de género”: “el control absoluto”, “permitir los celos” o el “aislamiento familiar”.
LA MEDIA NARANJA
“Tenemos una persona en cualquier parte del mundo, nuestra media naranja, que nos va a hacer feliz, va a satisfacer todos nuestros deseos”. Este concepto, que verbaliza la coordinadora del taller, lleva a las personas “a buscar pareja sin parar a lo largo de su vida para ser felices”. Y lo hacen, fruto de la desesperación en algunas ocasiones, “sin discriminar”.
Si no se consigue, “estas personas no llegan a ser felices”: “El problema de todo es el poner la felicidad en manos de otros”. “Tenemos que ser felices con nosotros mismos y compartir al lado de y no detrás de”, aconseja Casado.
Con todo ello, la responsable del curso junto a la también sexóloga y psicóloga, Mónica Peralta, recomiendan buscar una “relación afectiva saludable”, en la que la toma de decisiones sea conjunta entre los dos miembros de la pareja, donde prevalezca la proyección de ambos y donde haya apoyo mutuo con el respeto de los espacios propios y la intimidad.