Puede que acudir con un vestido prestado a lo Premios Oscar sea la peor decisión que una actriz pueda tomar. Demasiados intereses entre las marcas y los estilistas. Si un todopoderoso logo quiere convencer a un asesor de imagen que recurra a un vestido de la firma como primera opción, lo hará. ¿El resultado? Marca satisfecha, estilista contento y actriz puede que hecha un cuadro.
Penélope (cuando el préstamo de vestidos empezaba a ser de obligado cumplimiento) lo sabía. Después de recurrir a un vestido vintage de Pierre Balmain que compró ella misma se convirtió en un referente de estilo. Como el mundo -el estilístico también- es de los valientes, poco después Ralph Lauren se moría porque la actriz de Alcobendas luciera sus diseños.
Primer Oscar para una actriz española, primer acierto. Poco después vendrían los flequillos postizos (seguramente asesorada por su madre peluquera), exceso de palabras de honor y brillos doquier.
Gwyneth Paltrow tomó el testigo en los Oscar a Julia Roberts como la novia de América. Ya no por ganarle en belleza y estilo sino por la gran cantidad de romances que se le han adjudicado desde que se separara de Chris Martin. Lo cierto es que el exitoso productor Brad Falchuk ha estado junto a Gwyneth desde que se separó. Si el que fue tu marido es la quinta esencia de una estrella del pop, has salido con Brad Pitt, Tom Ford y Madonna forman parte de tu círculo de amigos y te has enfrentado a una gran revista, puede que la envidia y la ira se ciernen sobre tí.
Si a eso sumamos tus 175 centímetros, medidas de niña buena y que creaste una moda con tu vestido de capa de Tom Ford en los Oscar de 2012 y que para colmo lo volviste hacer en 2015 con un Ralph & Russo, apaga y vámonos.
Haz como Gwyneth. Plántate los pendientes más grandes que tengas y mientras los demás hacen los comentarios machistas pertinentes, lúcete. O sigue los pasos de Kate Winslet hace una semana con el Bafta en la mano: "Look at my now" (Mírame ahora) repetía en referencia a su profesor de arte dramático que un día le aseguró que sólo podría hacer papeles de gorda.
El público está harto de ver a los vestidos que se han mostrado hace seis meses en la pasarela. Por este motivo las marcas recurren a hacer modelos a medida y especiales para las actrices. No corra a la tienda más cercana para hacerse con el mismo vestido, a no ser que quiera las típicas copias (que causan más risa que placer estético).
La que lo sabía era Audrey Hepburn en los Oscar de 1953. Todo está inventado y posiblemente la dulce y sensual Audrey ya lo hizo antes que nadie. ¿No le recuerda a algo ese flequillo (no postizo)?