Las sugerentes propuestas vistas sobre la pasarela en la semana de la moda de Milán demuestran que, a veces, no se consigue discernir el final del carnaval. Los creativos se han empeñado en llenar de color las calles pero lo han hecho de forma chabacana.
Moschino se lleva la palma con la mezcla de dos 'estilos' de Jeremy Scott, el diseñador responsable de la marca italiana que también colabora con Longchamp, Cybex y ha dejado de hacerlo con Adidas. Mostró una línea reconvertida en una caricatura de Peter Marino, el excéntrico arquitecto que viste de cuero apretado y gorra, y puso sobre la pasarela a unas ninfas vestidas de raso con tramos del vestido quemados.
Moschino cerró el ejercicio anterior con una facturación de 140,8 millones de euros, así que la provocación sale rentable.
A Scott Schuman, el bloguero más famoso del mundo y primero en alcanzar la fama fotografiando el street style, también se ha contagiado del mal gusto de Milán y París. Ha llenado su blog Sartorialist de tendencias imposibles, extremas, y en ocasiones absurdas que lucen los invitados vip que pueblan los desfiles.
Una vez más, Vivienne Westwood, no ha defraudado: ha vuelto a sacar a la luz tendencias trasnochadas.
El director creativo Rick Owens ya dio espectáculo la temporada pasada con las 'mochilas humanas'. Este enero propuso en París a un hombre con la cara blanca, pelo enmarañado de mujer, ropa desteñida y formas oversize excesivas para ambos sexos.
Lo peor es que el público acaba contagiado y las propuestas más underground se dejan ver en la calle.