Tras casi cien días de encierro, lo que la convierte en la edición más larga hasta ahora celebrada, Gran Hermano VIP 4 llega a su final esta noche en Telecinco a partir de las 22:00 horas. Lo hace con sólo dos finalistas: Carlos Lozano y Laura Matamoros. Ambos luchan por llevarse a casa el maletín de los 100.000 euros.
No obstante, ambos ya han ganado con su llegada hasta la final: el presentador ha conseguido que Mediaset España le confíe un nuevo formato, mientras que Matamoros ha alcanzado la fama por algo más que ser ‘la hija de’. A esto hay que añadirle además lo que ya llevan ganado desde su entrada en la casa, que en el caso de Lozano alcanzaría los 300.000 euros, y en el de Matamoros los 225.000.
También han ganado hordas y hordas de fans. Unos fans que han estado dispuestos a todo para conseguir que gane su favorito hasta el punto de manifestarse en el centro de Madrid o de colar el teléfono de Matamoros en algunas páginas de contactos para lograr que las víctimas de este fraude llamasen y así acumular más votos.
Este fanatismo ha llegado a tal punto que la mismísima Guardia Civil ha tenido que mediar en la guerra entre los denominados lozanistas y lauristas. La cuenta oficial del cuerpo en Twitter publicaba una entrada el pasado fin de semana en la que llamaban a la calma. "No pierdas los papeles por programas de la tele", indicaban.
Una edición que ha roto todas las reglas
Es, sin embargo, el mejor ejemplo para definir esta edición que se ha vivido mucho más fuera de la casa que dentro, que ha matado el espíritu original de Gran Hermano. Y es que, ante el mal rendimiento de algunos concursantes de los que se esperaba más espectáculo (Rosa Benito, Raquel Bollo), la organización ha visto en la obligación de intervenir incluyendo factores externos para levantar las audiencias.
La familia Matamoros ha acaparado todos los titulares. Fuera y dentro de aquella casa. Sálvame se ha nutrido del enfrentamiento familiar y lo que ocurría dentro de GH VIP sólo ha servido para dar contenidos al resto de programas de Telecinco. Dentro, sin embargo, era muy poco emocionante para los amantes del reality.
Y en Telecinco lo sabían. Por eso comenzaron a pinchar a los participantes con factores antes desconocidos. Entraron exconcursantes de GH VIP 3 (entre ellos, una captadora de audiencia como Belén Esteban), personas con las que los participantes habían tenido problemas fuera de la casa o familiares que despertasen los instintos más primarios del concurso.
Las nominaciones tradicionales dentro del confesionario dejaron de funcionar. Por eso volvieron a utilizar las nominaciones a la cara que tan bien funcionaron en GH 16. Los concursantes ponían sus cartas sobre la mesa y sacaban todos los trapos sucios. De ahí que cada semana hubiera discusiones en directo.
El último factor utilizado fue abrir las puertas de la casa a la prensa, por primera vez en la historia del formato, para realizar una ronda de preguntas en directo. Cuestiones que sembraban la duda en unas personas que llevaban tres meses encerrados en una casa.
¿Quién merece ganar?
Pero, ¿quién merece realmente ganar esta edición? De ganar Carlos Lozano, ganará el único VIP que ha participado en esta edición. Laura Matamoros no deja de ser la hija de, mientras que el madrileño es el presentador de uno de los programas de mayor audiencia de la historia de nuestra televisión: Operación Triunfo. Sería, además, el premio a su valentía por rebajarse a ser concursante de un reality.
El exmodelo ha sido además el concursante que más vídeos y contenido ha generado para el programa: se ha enfrentado a toda la casa, ha provocado broncas cuando sabía que había galas en directo, ha ejercido en muchas ocasiones de periodista para sacar temas a sus compañeros que luego sabía que generarían titulares fuera -los gustos sexuales de Rappel, por ejemplo-. El paso de Matamoros, sin embargo, sólo se recordará por hablar de su familia y su enfrentamiento en la casa con su hermanastro Javier Tudela.