Los hermanos Rivera Ordóñez salen a hombros en Madrid
Cayetano y Francisco Rivera volvieron a torear juntos este sábado en Leganés, tras su vuelta a los ruedos. Ambos hicieron gala de la dinastía torera de la que proceden.
18 abril, 2016 01:09Noticias relacionadas
Una corrida amable y no sólo por las facilidades que dieron los toros, sino también por el ambiente, con la cubierta de la plaza echada y una temperatura ideal, el público, condescendiente y animado, llenó las tres cuartas partes del aforo del coso de Leganés este sábado para ver triunfar a los tres toreros, aunque para ello se permitiera licencias de generosidad con alguno de ellos. David Mora y Cayetano lo dieron todo para el triunfo, en cambio a Rivera Ordóñez le bastó "venderlo" de cara a la galería.
Cayetano no se quedó atrás, al menos en disposición y ganas. Su primera faena tuvo también muchos y notables destellos artísticos, aroma de toreo caro.Y muy motivado nuevamente frente al sexto. Este toro, un punto acelerado e informal en las embestidas. No obstante, resolvió Cayetano otra vez a base de entrega y clasicismo.
El diestro explicó durante la presentación de la corrida su forma de entender este arte: "Cada uno interpretamos el toreo de una forma y lo intentamos plasmar con el toro; yo siempre me he sentido muy comprometido con mis apellidos y con esta pasión".
Y mostró su felicidad por volver a los ruedos junto a su hermano Francisco. "Yo siempre he dicho que torear con mi hermano me hace mucha ilusión. Es la primera tarde que vamos a tener juntos desde que hemos vuelto a los ruedos y además compartirlo con un torero como David Mora a quien aprecio, admiro y respeto pues estoy encantado. Comprometido también por la responsabilidad que siempre conlleva torear y sobre todo la cercanía de Madrid, siempre es una responsabilidad pero muy feliz", confesó.
Su hermano, Rivera Ordóñez, Paquirri, sin embargo, desentonó en el que abrió plaza por su inseguridad. Un torero que ha perdido la cintura, desangelado y con muchas dudas. En el cuarto se salvó por el efectismo de un toreo sin relieve, de más calado que fondo. Los rodillazos finales fueron determinantes para que le dieran las dos orejas. Ambos hermanos salieron a hombros de la plaza.