Malú no se esconde. Ella es una mujer de carácter. Crítica y dura. Pero, también, muy profesional. Y así queda reflejado en Malú: Ni un paso atrás, el documental dirigido por los ganadores del Goya, su primo Curro Sánchez y Telmo Iragorri, y que este miércoles se presentaba en el 19 Festival de Málaga dentro de la sección Málaga Premiere.
"Sería bonito vender una historia de perfección. Pero no soy así. Y ellos lo han sabido reflejar y sale un poco ese lado de madrastra de Blancanieves que forma parte de mí y si lo quito estaría mintiendo. Y eso no se quiere hacer con este tipo de cosas", confesaba sincera la cantante durante la rueda de prensa posterior al pase.
Y es que todos y cada uno de los participantes en este documental coinciden en resaltar que una de las claves de su éxito como artista es no pasar por el aro. "Le gusta estar detrás de todo. Es muy crítica consigo misma. Por eso también lo es con los que trabajan con ella. Tiene una sinceridad brutal", comenta su batería.
También ha tenido voto en el montaje final documental. "Me han hecho partícipe en poder mostrarme y decidir que quitar o no. Pero es cierto que tampoco consideré que hubiera que quitar nada o poner algo. Realmente hay una realidad, es una forma de ser, una forma de trabajar".
"Se vivió todo muy natural. No tenía la sensación de una mosca detrás de la oreja grabándome. Si no hubiera sido con ellos, no hubiera hecho algo así. Es delicado contar algo desde una perspectiva tan interna. No he sentido vergüenza porque creo que lo han hecho muy bonito", añadía.
De lo que no se habla en el documental, sin embargo, es de sus relaciones a pesar de que el amor es la principal temática de sus discos. "Si no se ha visto es porque tampoco ha sido algo que haya marcado decisiones en los discos", contesta al ser preguntada.
Traumas e infierno
Una comodidad que le lleva a contar el infierno que vivió con la publicación de su cuarto trabajo, Otra piel. "Llega una nueva jefa a Sony, me tira todo el trabajo que ya teníamos hecho y me da nuevas canciones", relata en el documental. "El infierno empieza con mi llegada a Miami. El que fue el productor boicoteó mis grabaciones hasta el punto que tuve que grabarme yo sola con el técnico de sonido".
"Fue difícil de contar y tan difícil de vivir. Dentro de mi forma de sentir las cosas, me gusta ser realista. Y creo que era algo que había que contar y así lo conté. Fue complicado, pero más para ellos que tenían que editarlo de una forma que mantuviera esa dinámica y no cayera en el punto dramático", explica Malú.
No fue su único infierno. Años antes, con la publicación de su segundo disco Cambiarás y el comienzo de la promoción del primero en Latinoamérica, la joven dijo basta. "No podía más. Un día antes de marchar a Miami, llamé a mi representante y le dije que no podía más. Me dijo que me estaba cargando mi carrera. Y yo soy consciente del traspié que supuso. Pero no podía".
No obstante, el peor momento de su vida lo vivía en 2008 tras más de 120 conciertos de las giras Desafío y Gracias. Aquel esfuerzo le llevó a desvanecerse y ser ingresada para ser operada de la vesícula. "Pregunté si me podían operar mañana y el médico me dijo que mañana operarían un cadáver", relata la cantante en el documental. "Aquello me hizo cambiar. Incluso cambió mi forma de cantar. Cuando escuché lo que llevaba grabado de Vive, decidí regrabarlo".
Ayudante de veterinario
Malú se había dado cuenta de que la vida era más que subirse a un escenario. , al que describe como la droga más fuerte. "El escenario es algo que amo, pero que odio. No sé decir que no a un escenario", cuenta.
Pero necesitaba algo más. De ahí que haya buscado otras ocupaciones que le llenen. Una de ellas es ayudar en un refugio para animales. De hecho su implicación llega a tal punto que no duda en ayudar en quirófano a uno de los veterinarios.
"Es cierto que lo dice Pastora Soler: 'Si no estás vivo, no puedes regalar nada'. Cuando uno nota que se va apagando es porque algo no va bien. En el momento en el que empiezo a enriquecer mi vida con otras cosas que me generan otro tipo de sensaciones completamente en paralelo a la música. Se recupera la vida y todo empieza a fluir y seguir hacia adelante. Eso te da equilibrio y te hace feliz".