Guerrera, campera, oceánica, eléctrica, volcánica. Así es Bebé. Cuatro años después de su polémico altercado con los periodistas, entre los que se encontraba el que les escribe, me tocaba enfrentarme a la cantante extremeña con motivo de la presentación de su documental 10 años con Bebe, dirigido por su pareja, el prestigioso periodista y documentalista Hernán Zin.
La espina seguía clavada. Y así se lo hice saber nada más comenzar la entrevista. "No nos vamos a enfrentar. Vamos a charlar. El vocabulario nos hace que estemos en guardia o no", decía. La primera en la frente. Nadie maneja el lenguaje como ella. Nadie hace sentir como ella a través de sus letras.
¿Te arrepientes de aquello? "No, ni siquiera en el fondo me arrepiento. Los errores que uno comete te hace ser como eres. Está bien meter la pata. A mi madre le decía que me dejara equivocarme. Soy tan bruta que hasta que no te caes, no entiendes las cosas. Y, además, cuando te equivocas, reflexionas y te das cuenta de por qué. Es una forma de no volver a equivocarte y tomarte todo mucho mejor. La vida son errores y aciertos. Espero que nos queden años por errar y acertar".
Un error que le pasó factura. "Claro que me lo pasó. Mucho. Sin embargo, a día de hoy el disco Cambio de piel está siendo bien recibido. No me lo esperaba. En Sudamérica no me pasó factura. No se le dio importancia", explica. "Yo soy el primero que le dice a Bebe que estuvo mal, pero tampoco mató a nadie", comenta Zin.
La fama cambia, satura. A ella le llevó incluso a irse a la otra punta del mundo tras el éxito de P’afuera telarañas. ¿Ha aprendido a vivir con ella? "Sí. Cuando uno está en plena vorágine, te sientes muy aturullado porque tienes muchas responsabilidades. Pero cuando tomas equilibrio, aprendes a ver cómo funciona todo. Soy muy pudorosa. Hay que saber cómo se llevan las entrevistas, qué contestar, cómo… Es un proceso de aprendizaje".
No obstante, a pesar de ese pudor, sorprende que en el documental aparezca de forma tan natural su hija Candela o sus sobrinos. "Tampoco los enseño tanto… No quería que salieran demasiado. Pero yo quería naturalizar las cosas. Si te escondes demasiado, haces que te busquen más. Sale mi hija porque estaba trabajando y ella está conmigo. Queríamos darle naturalidad".
Un talento en bruto
Y eso que al principio no vio con buenos ojos eso de hacer un documental. "Yo estaba un poco escéptica. Pero tengo que reconocer que ha hecho un trabajo muy bonito. Tampoco estamos hablando de 50 años, pero es un pequeño documento que me ha emocionado".
"Por supuesto ella dijo que no", añade Zin. "Pero la convivencia diaria con Bebe me mostró un personaje muy interesante, que quería entender. He intentado entender cómo funcionar un talento en bruto. Quería entender con quién convivo, alguien que no ha estudiado música, que va a Rusia y la quieren… Yo quería hacer un documental, una historia de vida. En España se suelen hacer documentales que son publirreportajes".
No es el caso. De ese respeto y admiración mutua ha nacido un documental bastante fiel a la realidad. "Bebe me inspira a la hora de abordar mis proyectos. Tener a alguien así con tanta personalidad, te ayuda. Como narradora y como pareja me ha inspirado mucho".