Urdangarín, Barrufet y Barbeito, el ‘trío bencina’ que se apagó
La relación de estos amigos se fue enfriando por la actitud de Iñaki al que según comentan se le subieron los humos.
21 mayo, 2016 03:03Noticias relacionadas
No había quien les tosiera. Les llamaban el 'trío bencina', porque eran tres inseparables que prendían fuego allí por donde pasaban. Altos, fuertes, triunfadores... Eran los campeones de balonmano, tanto en la selección como en el Barça. Eran Iñaki Urdangarín (48), David Barrufet (45) y Fernando Barbeito (47). Triunfaban en la cancha y fuera de ella, la admiración y envidia de compañeros. "Estaban siempre juntos y algunos llegamos a sentirnos celosos", recuerda un compañero de equipo. Y ahora, 20 años después, sus caminos se han separado. Cada uno a su manera, se han dedicado al deporte, mientras, sus vidas ya no se cruzan como antes.
David Barrufet, el que fuera portero del Barça, es ahora el manager de la sección de balonmano del mismo club, cargo que desempeña desde octubre del año pasado. Con sus casi dos metros de altura (1,99), fuerte y eficaz en el campo, debutó en la cantera del Barcelona con 14 años. A los 18 ya entró en el primer equipo, donde siempre militó, y de allí a la gloria. Ligas europeas, mundiales, dos bronces Olímpicos...
El ex guardameta, que elegido dos veces el mejor portero del mundo, se retiró en 2010, con ¡40 años! y como sea había licenciado en Derecho ("estudiaba entre partido y partido", ha recordado en numerosas ocasiones), entró a trabajar en los servicios jurídicos del Barça. Y allí ha estado trabajando aplasta finales de 2015.
Casado y con dos hijos (una chica y un chico), Barru, como le conocen los amigos, solía hacer muchos planes con Urdangarin y Barbeito, tanto de solteros como de casados. Cenas, comidas, excursiones y viajes, todo valía si se trataba de estar juntos. "Formábamos un trío inseparable. Después de los entrenamientos cenábamos y hasta nos íbamos de vacaciones juntos", ha declarado Barrufet. Las mujeres, en teoría, también eran amigas entre sí.
Pero con el tiempo, la actitud de Urdangarin, según quienes le conocen, se fue torciendo. No por las cuestiones que ahora todos conocemos, sino porque "se le subieron los humos, se creyó su papel y empezó a tratar a sus amigos con aires de superioridad”. Algunos dicen que se empezaron a cansar de que Iñaki les diera lecciones de cualquier cosa, desde moral hasta maneras en la mesa. "Cuando venía a las cenas, muchas veces alguno soltaba algo así como 'qué pesado, qué se habrá creído'... Y las cosas se fueron distanciando", señala la misma fuente.
Rechazó ayudar a algún amigo que lo necesitaba, elevó su nivel de vida hasta cotas que ellos no podían seguir... Por estos motivos y muchos otros, su amigo del alma, Fernando Barbeito, tampoco mantiene demasiado contacto con Urdangarin. Barbeito, que estaba tan unido al ex duque de Palma que en su boda se desmayó por los nervios, vive lejos de España, lo que no le permite tampoco retomar la relación con Iñaki.
Desde diciembre de 2015 es el seleccionador nacional del equipo de balonmano de Bahréin, a donde partió desde Puente Genil. Allí entrenaba desde 2014 al equipo local Ángel Ximénez y disfrutaba de mucha popularidad entre la población. Antes había entrenado a categorías inferiores del Barça y al equipo femenino de Castelldefels, donde vivía. A la lejanía se sumaba la soledad, puesto que dejó en esta localidad costera a su mujer y sus dos hijos. Ahora, también en la lejanía, pero con unas expectativas profesionales más altas, intenta que la selección llegue a los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro de este agosto. Y parece que lo conseguirá.
Lo que no hará es llenarse los bolsillos. En Bahréin pagan mejor que en Puente Genil pero los jugadores de balonmano nunca han cobrado como las estrellas del fútbol. El sueldo de uno de estos jugadores, de los de la época más gloriosa del balonmano en España, rondaba los 10 millones de pesetas al año, lo que en equivalencia serían ahora unos 120.000 euros anuales. Nada que ver con la estratosfera de los futbolistas, está claro, pero es una cantidad que les situaba por encima de la media de la sociedad.
Estas cifras salieron a la luz a raíz de la entrada de la infanta Cristina en su mundo. Algunos lo vivieron con sorpresa, otros nunca se adaptaron y sus amigos, el trío, arropó a la hija del rey como parte indisoluble del grupo. Las cosas cambiaban en el equipo y en el trío. Los sueldos aquí citados, por ejemplo, aparecieron reflejados en la prensa de la época a raíz de la información filtrada por la Casa Real.
Cuando Urdangarin se comprometió con Cristina, Zarzuela intentó dar una imagen de normalidad, y se explicaron hasta las condiciones laborales de la hija del entonces rey Juan Carlos. Urdangarin cobraba unos diez millones de pesetas mientras que su futura esposa ganaba unas 200.000 pesetas al mes (unos 2.000 euros actuales), con un contrato mercantil que la obligaba a pagar incluso el IVA trimestral.
Los amigos pasaron a ser objeto de deseo de la prensa y finiquitó aquel anonimato que les permitía pasarlo bien sin rendir cuentas. El maestro del trío fue Valero Rivera, el creador de una gran generación de jugadores de balonmano, el artífice de ese llamado dream tema del handball. Rivera los pescó a todos en sus colegios. Por su electricidad, su destreza, su fuera y su rapidez, destacaban por encima del resto.
Rivera, su padre deportivo, supo ver el talento de unos jóvenes que con el tiempo se convirtieron en un trio inseparable. Hasta que la vida, con sus decepciones y sus tentaciones, terminó por separarlos. Y el trío bencina se apagó.