Frío, calculador con una mirada gélida y un rostro inmutable de aspecto sonrosado-nórdico da la impresión de que tiene un sistema de Inteligencia Artificial y está escondido dentro de un humanoide.
Con apenas dieciocho años y medio Max Verstappen no es un humanoide ni un veterano con cientos de Grandes Premios a sus espaldas. El nuevo descubrimiento de la Fórmula 1 que ha saltado a la fama mundial de las portadas de todos los medios alrededor del globo tras su espectacular victoria en el GP de España, ha demostrado contar con los ingredientes básicos para ser considerado como un campeón nato, título que muy pocos aún siendo campeones llegan a conseguir.
Hasta que la bandera a cuadros no puso fin a la carrera en tierras españolas era difícil saber si efectivamente al volante estaba la última evolución del sistema autónomo Watson de IBM unido a un coche pilotado autónomamente como si de un Tesla se tratara.
En la recta final de la carrera Verstappen mostró su humanidad tras verse campeón, en su primer Gran Premio con su nuevo equipo Red Bull, gracias a unas lágrimas que salían desde lo más profundo del niño que se ha transformado en hombre a demasiada velocidad, como todo lo que ocurre en la Fórmula 1. Un talento natural, tal como reconocía el hijo de Cruyff.
SuperMax, nacido de la velocidad
Max Verstappen es hijo de la velocidad, su padre fue piloto de Fórmula 1 mientras que su madre Sophie Kumpen compitió en el mundo del karting. La competición era la leche materna que alimentaba la vida de toda la familia donde hasta el tío del jovencísimo campeón ha pilotado en carreras de resistencia hasta llegar a la serie NASCAR, donde aún está en activo.
Con una familia así, no es de extrañar que a los tres años de edad sus padres lo montarán en un kart. La experiencia le debió gustar a la familia puesto que el padre llevaba a su pequeño a la menor oportunidad que tenía durante los fines de semana tanto a rodar por la pista como a ver las carreras.
Quien le dio aquel primer kart al pequeño Verstappen fue el italiano Giancarlo Tinini, viejo conocido de la familia y propietario de CRG. Él contempló varios años después como un chico de 12 años despuntaba a pesar de no poder subir de categoría por su tierna edad: “Para mi era imposible no notar que este chico rodaba rapidísimo con uno de mis kart, a pesar de que fuera su primera vez en aquella categoría”.
La reacción del italiano que dirige una de las empresas líder del karting a nivel mundial fue clara: “En cuanto se pueda, lo quiero en mi equipo”, y así se lo dijo a su padre Jos.
Verstappen ha sido tutelado por un padre que ha conducido su carrera desde la base del karting a la Fórmula 1. Y de todo ellos se podría escribir un libro.
Karting sorprendió y destacó pese a su edad en todas las categorías, llegando en 2014 a la Fórmula 3, donde destacó notablemente finalizando tercero de la categoría, lo que lo llevó al universo Red Bull tras rechazar una oferta por parte de Mercedes.
Helmut Marko le ofreció, a pesar de no tener carné, una gran oportunidad de futuro al máximo nivel que los alemanes no fueron capaces de igualar y quizás lamenten en el presente.
Del Junior Team de la marca de bebidas energéticas Max Verstappen debutó con Toro Rosso estrenando su rúbrica en el libro de oro de la Fórmula 1 al ser el piloto más joven en participar en un fin de semana de Gran Premio en los entrenamientos libres del GP de Japón en 2014.
Todavía sin carné para llevar a su novia al cine en coche, Verstappen se subía como piloto oficial de Toro Rosso, donde no defraudó quedando por delante de su compañero de equipo, el español Carlos Sainz, o al final del campeonato con una diferencia sustancial de puntos.
El resto es historia tras la victoria que ha desatado la VerstappenMania en todo el mundo en el circuito español.
Enamorado
Con apenas 18 años admite que tiene que ver los vídeos para darse cuenta que ha ganado un Gran Premio de Fórmula 1, algo de lo que muy pocos pueden presumir.
En su cuenta de Facebook, Max Verstappen contempla en su primer momento de reposo el trofeo que confirma la culminación del sueño de un niño y toda una familia hecho realidad.
La forma en que el campeón del último Gran Premio mira su trofeo hace recordar otros momentos donde su carácter analítico y frío sucumbe a las emociones del corazón.
No es la primera vez que Max Verstappen deja ver sus emociones en público. A través de su cuenta de Twitter se ha dejado ver en más de una ocasión su actual novia, con quien comparte no sólo la pasión del amor sino que, imitando a sus padres, también cuenta con la adicción por las cuatro ruedas.
En una familia en la que se respira gasolina y aroma de goma quemada por todas partes, la chica Verstappen no podía venir de un mundo ajeno a los circuitos y ha sido el campeonato Audi Sport TT Cup donde el piloto ha encontrado a una media naranja que sueña con llegar al DTM para tratar de emular los éxitos de su abuelo, el único sueco que consiguió ganar la mítica prueba Paris Dakar.
SU AMOR
Rubia, sueca y comprometida con su objetivo en un mundo donde las mujeres son vistas más como un elemento decorativo en la parrilla de salida que como un competidor aguerrido en el coche de al lado. Mikaela Ahlin-Kottulinsky demuestra día a día su amor hacia Verstappen y que las mujeres merecen un puesto en el mundo de las cuatro ruedas como algo más que un florero que sostenga el número del piloto o sonría al ganador en el podio.
Su cuenta de Twitter deja ver lo duro que es poder estar arriba en el mundo del motor y el esfuerzo físico que suponen las duras sesiones de crossfit a las que se somete la joven Mikaela.
Entre entrenamiento y carreras la novia de Verstappen encuentra un hueco para posar ante las cámaras, que siempre sacan lo mejor de quien ha robado el corazón del holandés que llena las portadas de revistas y periódicos.
Pero lo que más gusta a la pareja Max-Mikaela son los momentos en los que pueden estar juntos. El holandés no deja de verter piropos públicos a su novia sueca responsable de la mejor de las sonrisas que el piloto saca a la luz de vez en cuando.
Vertspppen puede que no sea el mejor chef del mundo para preparar una cena romántica a su chica...
...pero lo que si sabe es dejar claro al mundo entero su verdadera debilidad disfrutando de los pocos momentos que sus ajetreadas agendas les dejan libres.
Mikaela ha conquistado el corazón que se transforma en témpano de hielo sobre la pista pero se derrite bajo el calor no del desierto, sino de la fuerza que une a la pareja.
El propio Verstappen reconoce que hay una persona que “ha puesto una sonrisa”. Su sonrisa.
Lo que si es cierto que en medio de la velocidad de sus rápidas vidas disfrutan de cada momento e instante en medio de la felicidad que el éxito en una vida frenética ofrece, atrapando cada momento al vuelo.
Pero Mikaela no es la única mujer en la vida de Max Verstappen, el chico de hielo en las pistas sabe mostrar su ternura en los días más indicados recordando al mundo el valor de una madre.
Una madre que está orgullosa de un hijo que está haciendo realidad el sueño de toda una familia que ha trabajado desde el primer día para conseguir que su hijo sea algún día Campeón del Mundo.
Verstappen tiene en su mano todo para hacer realidad sus sueños, talento, familia, amigos, uno de los mejores equipos de la historia de la Fórmula 1 reciente y el amor su pareja que no decae por más que pase el tiempo.
Max Verstappen ha hecho historia a sus 18 años, pero lo mejor aún está por escribir, su carrera acaba de empezar y las puertas de la fama se abren ante sus pies que de momento se mantienen firmes gracias a una mente bien asentada en un mundo como la Fórmula 1 donde no todos jóvenes y mayores serían capaces de permanecer centrados. Por ahora la vida sonríe en casa Verstappen.