Pendiente del estreno de Inferno, tercer acercamiento al taquillero mundo de los best sellers de Dan Brown, y de Sully, última apuesta de una leyenda del cine conocida como Clint Eastwood, Tom Hanks llega a los 60 años con proyectos de envergadura: buenos directores, buenos repartos, buenos productos para la taquilla e, incluso, una buena película.

Es el premio a una carrera solvente (una vez superada la fase ochentera de comedietas de segunda), alejada de los escándalos (con permiso de su hijo Chet, la oveja negra de la familia), marcada por los aciertos más que por los fracasos pero, sobre todo, por una imagen de tipo cercano, sencillo, humilde, antítesis de la estrella de Hollywood.

La prensa del show business suele hablar de él como "el actor que podría ser tu vecino, tu amigo", una suerte de James Stewart de nuestro tiempo. Y del mismo modo que esa imagen de americano perfecto le fue creada a Stewart por las películas de Frank Capra (¡Qué bello es vivir! se lleva la palma, sin duda alguna), a Tom Hanks le ha ayudado el cine de Robert Zemeckis y Steven Spielberg.

En 2013, la revista Forbes, en su apartado Celebrities, lo situaba en el puesto 65 en la lista de los mejor pagados de Hollywood. Con sus 4 millones de seguidores en Twitter, el actor ha sido desbancado por magos de escuelas privadas, vampiros lánguidos y raperos cargados de cadenas de oro y plata, pero sigue siendo una apuesta segura, al menos de solvencia en la pantalla y de cara a la taquilla.

A Thomas Jeffrey Hanks le encanta el espacio. Si su padre, técnico de escenarios, no le hubiera inoculado el veneno del teatro, posiblemente hubiera sido astronauta. Lo llegó a ser en Apolo XIII, incluso ha logrado que un asteroide lleve su nombre, pero su pasión por las estrellas –las de verdad, no las de Hollywood que tan bien conoce– le han llevado a hacerse miembro de la National Space Society así como a producir la serie De la Tierra a la Luna (HBO).

Hizo sus primeros pinitos en el colegio, en el instituto y ya en la universidad se entregó por completo a la interpretación. Su primera película fue Sabe que estás sola, una cinta de terror se serie B , pero fue en la comedia donde pronto hizo carrera.

Con Meg Ryan formó la pareja romántica de los 90. Nora Ephron les pilló en punto en Algo para recordar y Tienes un email. Tom Hanks tenía entonces cara de tipo gracioso honesto, y Meg Ryan todavía tenía cara, no esa máscara de Joker malograda a golpe de botox y bisturí. Muchas veces olvidamos la primera aparición de la pareja, en 1990, en la infravalorada Joe contra el volcán, con un romanticismo menos acusado y un humor algo más gamberro.

Ambos pudieron haber seguido en esa línea y convertirse en los Doris Day y Rock Hudson de la década, pero supieron ponerle fin a una relación profesional que podía limitarles. Eso sí, siguieron siendo buenos amigos, tanto que el actor aceptó involucrarse en el primer proyecto de Meg Ryan como directora, Ithaca, un drama sentimentaloide que Hanks rodó en un solo día. Su mera presencia en los créditos ayudará a vender un producto que, a priori, tiene visos de lograr magros resultados. Verlos juntos en pantalla, aunque sea en pocas escenas, es sin duda un atractivo para los nostálgicos.

Colin Hanks, hijo de su relación con Samantha Lewes, fallecida de cáncer en 2002, ha seguido sus pasos con relativo éxito, aunque ha sido en televisión, con papeles en series como Dexter o Fargo, donde ha tenido más suerte.

Padre e hijo trabajaron juntos, precisamente como padre e hijo, en The great Buck Howard, una película protagonizada por John Malkovich con escasa repercusión. Tom Hanks no sólo se había reservado un pequeño papel, tenía el papelón de productor junto a su esposa, Rita Wilson. Todo quedaba en casa. Nadie podrá decir que no apoyaron a su hijo en su carrera. Incluso la madrastra.

Chet Hanks, de 25 años, rapero y rebelde, protagonizó el año pasado el gran susto de la familia. Le dieron por desaparecido durante mes y medio, y Tom Hanks tuvo que salir al paso para reconocer que le habían ingresado en una clínica de desintoxicación por su adicción a la cocaína.

Lo chocante del asunto, que su hijo reconoció en su cuenta de Instagram (el BOE de la estrellas), es que llevaba consumiendo droga desde los 16, mientras vivía en el domicilio familiar. Por si fuera poco, llegó a publicar vídeos donde reconocía que se había planteado vender cocaína para pagarse sus dosis. La sombra de la fama paterna era una losa para Chet, como llegó a reconocer.

SPLASH

Alejado del prototipo del galán, nada mejor que un buen chico para conquistar el corazón de una sirena. Ron Howard lo tuvo claro y, tras verle en la comedita Despedida de soltero, lo puso a los pies, y a la cola, de Daryl Hannah. La química entre ambos, y el tono de cuento romántico de sobremesa, hicieron el resto.

BIG

Mitad fantasía infantil, mitad comedia romántica, fue la película que le convirtió en estrella: el chico ideal, tanto como novio, como hijo, yerno, amigo…. Este cuento del crío que parece un hombre, o el hombre que saca el niño que lleva dentro, sigue conquistando a los espectadores de lágrima fácil y corazoncito sensible.

PHILADELPHIA

Incuestionable acierto profesional, artístico y humano: su decisión de dar vida a un homosexual víctima del sida causó estupor entre quienes, en la conservadora industria de Hollywood, creían que hundiría su reputación. No solo le mereció su primer Oscar sino que convirtió en la mayor campaña de sensibilización y concienciación hacia la enfermedad que jamás se hubiera hecho. Ver el amor que le procesa Antonio Banderas en pantalla es un aliciente para los espectadores españoles.

FORREST GUMP

“La vida es una caja de bombones”. Y todos con premio. Hanks logró su segundo Oscar consecutivo (lo que le valió entrar en un selecto club junto a Luise Rainer, Spencer Tracy y Katharine Hepburn). La película de Zemeckis, peculiar repaso a la historia de Estados Unidos, ha ido ampliando su leyenda con el paso de los años.

SALVAR AL SOLDADO RYAN

Brutal relato bélico de tintes épicos en el que Hanks encabeza una expedición marcada por la desesperación y el patriotismo a partes iguales. Spielberg mantiene la acción con mano férrea y el actor carga con la responsabilidad de llevar la aventura a buen puerto.

NÁUFRAGO

Zemekis revisa el mito de Robinson Crusoe a partir de la experiencia de un trabajador de FedEx que se sobrevive a un accidente aéreo. Tom Hanks y un balón, Wilson, mantiene todo el peso de la acción hasta el reencuentro con una desquiciada Helen Hunt.

ÁNGELES Y DEMONIOS

La expectación ante la primera adaptación de Dan Brown fue tal que el actor logró convertirse en el segundo mejor pagado en el mundo. La película, sin embargo, cosechó malas críticas que solo las taquillas pudieron disimular.

ATRÁPAME SI PUEDES

Tom Hanks le pisa los talones a Di Caprio. De hecho, Spielberg deja en manos de Leo el lucimiento y las escenas espectaculares, dejando a su amigo Hanks el papel gris de cazador capaz de esperar años hasta dar con su objetivo.

TOY STORY (1 a 4, por estrenar)

Aunque no le veamos, le sentimos. El actor da vida al vaquero, el sheriff Woody, el mejor amigo de Andy, el niño que no sabe que sus juguetes cobran vida cuando no está con ellos. Conviene ver la tetralogía en versión original para descubrirlo.