La hermana mayor de don Juan Carlos, nacida en Cannes, sopló las velas este sábado para celebrar su 80º cumpleaños. Lo hizo en una comida organizada en su casa de Sol de Mallorca, en el municipio de Calvià, rodeada de su familia más cercana excepto de la reina Letizia y sus hijas Leonor, Princesa de Asturias, y la infanta Sofía. La infanta Cristina, muy unida a su tía desde siempre, tampoco asistió, por cuestiones obvias.
Pasadas las dos de la tarde un Audi negro y un monovolumen Ford con los cristales tintados salieron del palacio de Marivent rumbo a la casa de la duquesa de Badajoz. En uno viajaban los reyes eméritos y en el otro el rey Felipe VI (48) con la infanta Elena (52). Minutos después accedieron a la urbanización donde se encuentra la casa de Pilar de Borbón. Pero no hubo posado. La Casa del Rey ni siquiera informó de la asistencia por enmarcarse dentro del ámbito privado.
La fotografía de los cuatro reyes en Mallorca, juntos, suponía un espaldarazo de forma y de fondo. Una imagen de unidad en época de turbulencias políticas y acuerdos históricos. En clave autonómica, seguir recordando una tierra generosa con la monarquía (y viceversa) y dolida con el rey Juan Carlos, por sus ausencias, y con la reina Letizia, por sus desaires.
La única intocable en la isla es la reina Sofía (77), fiel y leal a Mallorca, con permiso de su Grecia natal, donde cada vez pasa más tiempo. Desde Semana Santa hasta octubre la madre de Felipe VI instala su cuartel general en Marivent y desde allí se mueve.
La señal inequívoca de que el Rey o la Reina han aterrizado en Palma es la garita de seguridad que se monta frente a Marivent. Si alguien pasa por el palacio y en la acera de enfrente ve una sombrilla de lona azul, un Policía Nacional y una mochila significa que ya están aquí. El viernes a última hora de la mañana el operativo estaba listo.