Es solo un gesto. Pero es fulminante. Erguida, coge un robusto puro, lo corta con madera de cedro, lo enciende pausada y se lo pasa al fumador, un marqués que queda prendado para siempre. Esta es la historia de una joven filipina que conquista a un artista español en los 70. Una mujer enigmática y fascinante que abandona al artista al conocer sus múltiples infidelidades y se casa con un aristócrata. Y ese artista, un hombre solo, "busca el cuerpo de la filipina en todas las mujeres que conoce después”.
Quienes sigan la carrera de Pilar Eyre sabrán que una de sus mejores bazas como periodista es que tiene línea directa con Isabel Preysler. Y quienes tengan la suerte de conocerla sabrán que puede trufar sus conversaciones con increíbles anécdotas de la filipina (también de Julio Iglesias, eh). Por eso, cuando Planeta anunció el martes que el nuevo libro de Eyre es 'Un amor de Oriente', una novela sobre una filipina casada con un artista español, las alarmas se dispararon. Y si encima una de las canciones del artista de la novela dice "soy un bribón, soy un galán", la conclusión es inevitable.
"Yo no digo nada, mi novela habla de Muriel y Luis, a ver qué piensan los lectores cuando lean el libro", dice Pilar Eyre. "Y a ver qué piensan Isabel y Julio", añade entre risas. Divertida y prudente, la periodista se mantiene en su senda y niega que sea la historia de la Preysler. No obstante, fuentes de la editorial cuentan que le encargaron a Eyre una biografía oficiosa sobre la 'socialité' y que cuando la leyó el equipo jurídico se echó las manos a la cabeza.
Tantos y tan precisos son los detalles que se tuvieron que cambiar los nombres. Pero Eyre insiste en negarlo y ni se plantea una demanda: "Es que no me imagino a Muriel poniendo una demanda", dice, traviesa. -¿Le mandarás el libro a Isabel Preysler?-Claro, se lo mandaré como siempre hago con todos mis libros. La relación de Isabel Preysler con Pilar Eyre nació en los 70, cuando una era una periodista que buscaba la noticia en Marbella y la noticia era la filipina. Quien esto escribe es una de esas suertudas que citaba al principio que cuentan a Eyre entre sus grandes amigas. Largas conversaciones, muchas risas y alguna confidencia han caído en estos años que hace que nos conocemos. Sentadas a la mesa en algún restaurante de moda en Barcelona, tomando vodkatonics en la terraza de La Sirena o La Caleta en Llafranc, o apoyadas en una barra cualquiera a altas horas de la noche.
He escuchado sus fabulosas historias, ojiplática, desde que la conocí. Una 'ídola' que mantiene un romance periodístico con una de las mujeres más interesantes e impenetrables de este país. Se conocieron en Marbella, decíamos, y su relación se afianzó cuando Eyre escribió un libro de grandes mujeres en el que incluyó a Preysler como destacada famosa. Pilar Rahola era la política, Ana María Matute la escritora, Karina Fálagan la madame, Maruja Torres la periodista ('Mujeres, 20 años después'). La sorpresa de Eyre fue mayúscula porque tras pasar un día entero en su casa entrevistándola, Preysler decidió asistir a la presentación del libro.
Se sentó junto a Rahola y Fálagan. Fotón. La periodista suele desmentir, con su información, muchos de los tópicos que rodean a la Preysler. No es esa mujer distante y severa que muchos imaginan. Eyre la pinta siempre como alguien divertido y bromista, accesible y amable, nada esnob y buena persona. Con todo, la próxima -y ya polémica novela- de Eyre no es un retrato amable de Muriel, la filipina. "Es la historia de una generación de mujeres que pasó del colegio de monjas a la libertad sexual", concluye la periodista.