¡Qué daño ha hecho al mundo del corazón el rostro de Isabel Preysler (65)! ¿Qué por qué? Pues porque todas quieren aparentar 20 años en vez de su edad real cuando se enfrentan a la portada de una revista y acaban sufriendo la llamada 'preyslerización' de sus rostros. La última que ha decidido pasar por ella ha sido Michelle (52) - como la llamamos los amigos-.
He de confesar que cuando vi la portada del próximo número de octubre de In Style, pensé que era la Preysler tras unas intensas vacaciones al sol de Punta Cana. Y he ahí mi sorpresa cuando veo que es la mismísima señora de Obama (55). Bueno, una versión informáticamente mejorada o, en mi humilde opinión, empeorada.
(Ahora no te hagas la niña buena, Michelle)
La 'Preyslerización' de Michelle
Las facciones de la mujer del presidente de los Estados Unidos no se parecen en absoluto a las que vio su madre cuando la cogió en brazos por primera vez. Vale que no estábamos allí para constatarlo, pero hay ciertos detalles en esta fotografía que nos hacen creer que ha pasado por los mismos filtros y retoques que Isabel, dulce amada de Mario Vargas (Porcela)Llosa (80). De hecho, es más fácil que Mariano Rajoy (61) y Pedro Sánchez (44) se conviertan en ‘best friends forever’, que encontrar una sola diferencia entre los rostros de estas dos damas.
(Esta es la que cara que se me ha quedado al ver tu nueva cara, guapa)
Aquí te desgranamos los cinco pasos que componen la 'Preyslerización':
1.Mirada china
A Isabel se le nota menos que le afinan los ojos porque es filipina, pero lo de Michelle clama al cielo. Dirán que es porque lleva la raya tipo egipcia, pero no se cree ni ella que tenga los ojos de la actriz Lucy Liu (47). También puede ser que hubiese dos personas tirando del rabillo del ojo de Michelle con hilo de pescar, que es un método mucho más barato (y cutre) que comprar el programa Photoshop.
(Qué locura de retoques)
2.Cejas simétricas
¡Ajá! Nadie en la faz de la Tierra las tiene idénticas. Es como intentar que Gran Hermano acabe de una vez por todas. Imposible. Sin embargo, tanto Isabel como Obama presumen (sobre el papel) de cejas frondosas, con una curva perfecta y una inclinación majestuosa (para que luego digan que los periodistas del corazón no tenemos vocabulario) en relación con el párpado. Vamos, que o Michelle las lleva tatuadas o la herramienta pincel de Photoshop ha hecho de las suyas. Más bien lo segundo. Y si no me crees, te daré la prueba definitiva. Milhouse tiene cejas simétricas… Exacto, es ficticio y animado. De nada.
3.Pómulos (Mario) Vaquerizo
El que al sonreír parezca que la mejilla se divide en dos no es obra de la madre naturaleza. Y si no que se lo digan al marido (42) de Alaska (53). Esos pómulos tan marcados no son de este planeta. No aceptamos pulpo como animal de compañía, lo sentimos.
(Hasta él ha flipado al ver la portada de Michelle)
4.Cabello de ángel (no el de comer, el de las modelos de Victoria’s Secret)
¿No os habéis fijado que la parte delantera del pelo de Michelle parece levitar? ¿Y esa sospechosa sombra alrededor de la raíz de su melena? Pues eso. Que por mucha plancha, rizador y laca que use una peluquera, un peinado no se suspende en el aire por obra de arte. Además, ¿qué ha pasado con la oreja derecha de Michelle? Este es un caso para Mulder y Scully.
5.Sonrisa 'dominó'
Dícese de aquella en la que los dientes parecen alineados cual fichas de dicho juego. ¡Qué perfección de dentadura!, ¡qué esmalte tan blanco! (ni Ross en el capítulo de Friends en el que se blanquea la dentadura), ¡qué sonrisa Profident! Y no hablemos de esos labios finos, aunque totalmente hidratados y tersos. La del Joker nos gusta incluso más. Por lo menos, sabemos que le sale del corazón.
Conclusión: A este paso veremos a Isabel Preysler y compañía compartiendo portada en la revista Crecer feliz. Al tiempo.