Cayetana de Alba, la decimotercera duquesa de Alba y grande de España, fue una de las aristócratas más poderosas de finales del S. XVIII y XIX. No consiguió ponerse de acuerdo con su marido para tener un hijo y adoptó a una niña de raza negra, María de la Luz, a la que legó toda su fortuna pero de la que nunca más supo cuando ésta llegó a la adolescencia. Una historia hasta ahora poco conocida que desvela la escritora Carmen Posadas en su última novela: La hija de Cayetana (Ed. Espasa). La autora debe mucho al testimonio que dejó Rafaela Velázquez, la camarera que cuidó de la duquesa desde que era un bebé. Ambas tuvieron una relación materno-filial que las unió hasta el fin de sus días. Hasta Goya las retrata en un cuadro titulado La duquesa de Alba asustando a la Beata.
Pocos rastros hay de María de la Luz, la pequeña mulata hija de una esclava negra de una plantación cubana. Ambas llegaron a España de viaje con su amo y padre de la criatura a principios de 1800. Con tan mala suerte que éste fallece durante el viaje. La esclava y su hija fueron compradas por un director teatral, que las adquiere para regalárselas a dos aristócratas que financian la mayoría de sus obras. La madre comienza a servir en casa de la primera actriz de una compañía teatral en Madrid. Y la hija inicia una nueva vida en palacio junto a la duquesa de Alba.
Goya inmortalizó en una aguatinta, una de las pocas pruebas documentales que existen sobre esta adopción. En ella se puede observar a la duquesa de Alba con la pequeña mulata en brazos. Tuvo una infancia feliz en palacio, pero al llegar a la pubertad decidió emprender la búsqueda de sus orígenes. Una tarea que no le resulta nada fácil y que le lleva a situaciones peligrosas.
Cayetana era un personaje con muchas similitudes con su descendiente y ya fallecida Duquesa de Alba. La 'maja' de Goya llevaba una vida llena de excesos. A lo largo de su vida tuvo problemas de salud; fiebres, problemas renales, una desviación de columna a consecuencia de una caída del caballo. En el plano sentimental fue desdichada. Siendo niña la casaron con su primo José Álvarez de Toledo, un noble ilustrado, amante del arte y la música; que actuó como un verdadero padre de la pequeña María de la Luz, la niña mulata adoptada por la duquesa. Se casó con Cayetana para que el título de Alba se quedara en la familia. Quince años no consiguieron acercar diferencias entre Cayetana y su primo y marido José. Él era un melómano empedernido y a ella le iban más los fandangos. A él le gustaba reflexionar sobre los ensayos de Rousseau; ella se divertía con los sainetes de don Ramón de la Cruz.
Siempre tuvo fama de disfrutar de la vida y de moverse con soltura en los ambientes populares. Hija única, se crió con el personal de servicio, ya que sus padres disfrutaban de una intensa vida social. Cayetana era una mujer aparentemente superficial en sus relaciones sociales. Amiga de toreros y artistas. Aparecen en la novela personajes como Pedro Romero, uno de los grandes toreros de la historia, y su rival, Castillares, considerado el padre de la moderna tauromaquia.
El pintor Francisco de Goya, es uno de los protagonistas. Además de sus famosos cuadros de 'La maja desnuda' y 'La maja vestida' protagonizados por Cayetana, Posadas teje una relación pasional entre ambos. Tiene fama de tener amantes a los que se entrega sin medir las consecuencias. Es caprichosa y no admite un no por respuesta. Para la proclamación del príncipe de Asturias mandó construir una réplica de la fachada de su palacio que luego quemó en una verbena.
La duquesa era enemiga acérrima de la reina María Luisa de Parma, más conocida como 'la Parmesana'. Ambas comparten amantes. Primero, Pignatelli, hermanastro de la duquesa que también mantenía relaciones con la reina. El rey tuvo que extraditarle para no perder a su esposa. Y luego el joven militar Godoy, al que la de Parma convierte en un hombre poderoso y corrupto. Los enfrentamientos entre ambas damas eran motivo de habladurías en la Corte de Carlos IV. Se dice que el incendio del palacio de Buenavista propiedad de los Alba fue una venganza de la monarca a su rival.
El lector descubrirá una corte en la que si no hablabas francés eras un don nadie, donde la recepciones de palacio eran aburridas, con eternos besamanos. Mientras los invitados se morían de hambre y frío. Una anécdota curiosa, los Alba descubrieron a la Corte los sándwiches durante la proclamación del príncipe de Asturias.
Era la primera vez que se veían en nuestro país estos emparedados, que deben su nombre al ludópata conde de Sandwich que los inventó para poder comer sin levantarse nunca de la mesa de juego en la que dilapidó la fortuna de su familia. Las vidas de las dos Tana, la del siglo XVIII y la del XX tiene muchos paralelismos. Una tuvo Corte y la otra palmeros. Ambas eran excéntricas, caprichosas, enamoradizas, de carácter fuerte, acostumbradas a salirse con la suya y sus intensas vidas están envueltas en secretos inconfesables.
Posadas comenzó escribiendo para niños y, en 1984, ganó el Premio Ministerio de Cultura. Tras varios ensayos y novelas fue galardonada con el Premio Planeta en 1998, galardón del que hoy es Jurado. Sus libros han sido traducidos a 23 idiomas y se publican en más de 40 países. En el año 2002 la revista Newsweek la consideró "una de las autoras latinoamericanas más destacadas de su generación". Ahora se atreve a novelar una de las intrigas aristocráticas de la historia de nuestro país.