Este sábado 29 de octubre los termómetros de la capital marcaban 22 grados aunque en la sala de prensa del Congreso donde Pedro Sánchez (44) abandonaba su escaño como diputado se registraba alguno más fruto de la tensión del momento. El ex líder socialista ha elegido una blazer de lino azul tinta para la que ha sido su última comparecencia oficial como candidato socialista a la presidencia del gobierno. Una carrera que comenzó el 21 de junio de 2015.
A Sánchez le ha pasado lo que a la mayoría de la población, no controla el vestuario de entretiempo. El verano quedó atrás el pasado jueves 22 de septiembre pero también es cierto que el otoño no ha asomado en todo su esplendor. De ahí que se haya vestido de cintura para arriba de verano y de cintura hacía abajo de invierno. Una combinación correcta pero poco acertada estilísticamente hablando. “El lino es para las noches de verano. Aunque fuera de temporada combina bastante bien con el blanco y favorece”, opina Jorge Redondo, experto estilista de Trendencias.
Con la elección del lino frente a las blazers de algodón u otros tejidos a los que nos ha tenido acostumbrados durante su mandato, Sánchez ha querido lanzar otro mensaje diferente al que había querido transmitir hasta ahora: es desde este mediodía un militante de base, que piensa reconquistar a las bases de su partido. González lo hizo con la chaqueta de pana y Sánchez lo hará con la de lino. No ha fallado el azul, los políticos lo tienen estudiado. Es el color que transmite calma. Es el color del agua, el cielo, los elementos más duraderos de la naturaleza. El de este sábado era más claro, que de costumbre. Lo que no pierde Sánchez es la esperanza y la manera de trasmitirlo ha sido recurriendo al tono más parecido al quinto color del arcoíris.
No ha faltado la camisa blanco nuclear, símbolo de pureza frente a la corrupción política. Aunque muchos se empeñen en atribuirle la moda a Sánchez, Pablo Iglesias o Rivera. Son ellos quien se han sumado a una tendencia que viene de lejos y que ya otros mandatarios mundiales y europeos han utilizado antes. Víctor Manuel cantaba hace años los versos de Blas de Otero: “España camisa blanca de mi esperanza, reseca historia que nos abraza por acercarse sólo a mirarla…”
El ex líder socialista confesó en su entrevista con Bertín Osborne que tenía tantas camisas blancas porque cuando estaba de campaña y no tenía suficientes camisas, recurrió a su hermano, que le prestó solamente camisas blancas de sport.
Ambas prendas el lino y la camisa blanca se han acercado el pueblo y alejado de las élites que eran quienes se las podían permitir. Las prendas de lino eran las preferidas de reyes y funcionarios en la antigüedad. Hoy las marcas low cost las incluyen en sus colecciones de primavera-verano para dar un toque casual elegante a la clase media. Al igual ocurre con las camisas blancas.
A principios del S.XX, sólo aristócratas y gente de buena posición las lucía. Luego se sumaron los intelectuales y ahora son los políticos los que no pueden vivir sin ella, e incluso se la remangan hasta el codo para transmitir al ciudadano que están preparados para trabajar por ellos. Nuestros líderes han abusado demasiado de este ‘uniforme’ político y ya no se distinguen entre ellos. Ciudadanos, PSOE, PP y Podemos lo usan.
Sánchez ha combinado el azul esperanza con el negro fúnebre. Ahora toca remangarse de nuevo y llevar los chinos sport y las cazadoras con las que vuelve a la carretera con la intención de conquistar a las bases. Este sábado 'Super Sánchez' ha guardado de momento en el armario el traje de superhéroe (blazer azul oscura, camisa blanca y corbata roja).