Sandra Barneda (41) debuta en el género de no ficción con Hablarán de nosotras (Ed. Aguilar), su tercer libro como autora, que desde este jueves puede encontrarse en las librerías. "Es un libro que invita a pecar a todo el mundo, no te quedes corto, no merece la pena. Por qué tienen que ser pecados y no virtudes. Parto de la base de que todos en la vida nos aplicamos un parapeto y ahí establezco la conexión con los pecados capitales. Trato de que la palabra pecado no tenga una connotación negativa”, explica la autora.
Los siete pecados capitales (avaricia, soberbia, gula, lujuria, pereza, envidia e ira) le sirven a Barneda para hacer un recorrido por la vida de 17 mujeres fuertes y apasionadas que marcaron la historia o cambiaron el mundo, conocieron la gloria y, en muchos casos, pagaron un precio muy alto. “Este libro ha implicado más documentación. Aquí viajas con los personajes y yo me he pegado un viajazo con ellas y con los pecados capitales. Las he acabado admirando a todas. Cuando más alto es el cielo mas profundo es el infierno”.
Entre estas heroínas no encontraran a ninguna española. “Hay muy buenas y me plantee por qué no hacer un Hablarán de nosotras sólo de mujeres españolas. No veía yo incluir a una y no incluir a otras. Lo guardo para el próximo y elegiré mujeres de la historia y contemporáneas pero vivas. Eso me llevará más tiempo y me gustaría entrevistarlas”, avanza.
A Hillary Clinton, aspirante a la Casa Blanca derrotada en las urnas, le adjudica el pecado de la avaricia. “Eligió la senda del poder, en la que la ambición sin límites es compañera de camino. Su precio ha sido estar sometida durante décadas a la crítica salvaje, a los patrones fijos de una sociedad que se resiste al liderazgo femenino”, reflexiona la autora en el libro. La cantante Madonna también ha pecado de avaricia, Cleopatra o Bette Davis eran unas soberbias, Oprah Winfrey peca de gula pues “siempre se ha consolado con la comida”. Marlene Dietrich era lujuriosa, resultado de su promiscuidad. Marlene convirtió el sexo en un instrumento para relacionarse. En un día podía acostarse con tres personas diferentes. Virginia Wolf se suicidó con 59 años y, según ella misma, su locura le impedía hacer lo que más le gustaba en la vida: escribir. Marylin fue víctima de la envidia de los demás. Fue esclava del talento y de su belleza. Otras como Frida Kahlo de su ira. “Sus cuadros y sus diarios han sido su manera de transformar el dolor en poesía visual o escrita”.
Sobre si las mujeres hemos avanzado o no, la autora lo tiene claro: “Durante un tiempo nos hemos pensado que habíamos avanzado mucho, que éramos combativas. Antes eran más evidentes las desigualdades, pero sigue existiendo una infravaloración en según qué sectores que es menos evidente, por eso creo que muchas mujeres hemos dejado de ser combativas, otras afortunadamente no. No puede ser que el término feminista siga siendo malentendido por las propias mujeres. A mí no me cabe en la cabeza. El concepto no es ir contra el hombre y su forma de ser. Es luchar por la igualdad en todos los sentidos, como no vas a ser feminista siendo mujer”, reivindica.
Barneda se define como una persona sensible y romántica. A pesar de que le ha tocado sufrir algún titular injusto, sobre todo sobre su vida privada, ella se siente querida por los compañeros de profesión. “En esta profesión recibes cosas muy bonitas, somos una gran familia. En general me siento bastante querida tanto en la calle como por los compañeros”.
Hablarán de nosotras es el penúltimo pecado de Barneda, a la que no le cuesta reconocer que de lo que más ha pecado es de “soberbia": "El orgullo ha sido muchas veces mi parapeto. También he tenido momentos de lujuria e incluso de pereza. Ha habido momentos en los que no me ha apetecido hacer nada y me he dedicado a los placeres de la vida”. No se pierdan a la Sandra más provocadora y a la vez sensible literariamente hablando. Su pecado también puede que se convierta en su mejor éxito.