El marqués de Griñón se casa con su 'Doña' y se adelanta a Preysler
La pareja contraerá matrimonio antes de finalizar el año. La modelo ha confiado el vestido de novia a Rosa Clará. La ceremonia está por decidir entre la finca 'El Rincón' o Portugal. Los hijos mayores se oponen.
19 noviembre, 2016 01:56Noticias relacionadas
Carlos Falcó (79) y su pareja desde hace apenas un año, Esther Doña (38), se darán el 'sí, quiero' antes de finalizar el año. La joven modelo malagueña se convertirá así en la marquesa de Griñón, uno de sus sueños, tal y como confirman a EL ESPAÑOL fuentes de su entorno. “A ella le hubiera gustado haberse casado ya, pero el marqués la convenció formalizando la unión como pareja de hecho”. Viven juntos desde principios de este año en La Finca 'El Rincón', propiedad del marqués en la localidad madrileña de Aldea del Fresno, tiempo más que suficiente para convencer al marqués que a la cuarta va la vencida.
La ceremonia y posterior celebración será muy íntima y aunque en un principio se habían planteado celebrarla en la Finca 'El Rincón', propiedad del marqués a las afueras de Madrid podría celebrarse en un romántico enclave portugués. No habrá exclusiva y es muy probable que se distribuyan imágenes del enlace de forma desinteresada.
La joven malagueña ha confiado a la diseñadora catalana Rosa Clará el diseño de su vestido de novia. En un principio, tal y como ha podido saber este periódico, había mantenido conversaciones con Pronovias, pero finalmente los diseños del imperio Palatchi no la convencieron, a pesar de que la marca estaba dispuesta a remunerarla generosamente por lucir uno de sus diseños. Esther les ha dado plantón y hace unas semanas era vista en un hotel de la capital, ultimando detalles con la diseñadora catalana.
Doña fue presentada en sociedad en la revista ¡Hola! El 24 de febrero de 2016. En esta primera portada la por entonces misteriosa dama de cabello largo tenida de moreno confesaba: “Estamos felices, enamorados, encantados...nosotros no notamos la diferencia de edad". Pero los 40 años de diferencia sí parece preocuparles aunque no lo confiesen abiertamente. Ella se pone cuatro años más, en realidad tiene 38 años y el marqués se sometió hace unos meses a un tratamiento capilar para solucionar su pronunciada alopecia y de paso rejuvenecer su aspecto.
La modelo malagueña procede de una familia humilde que vive a las afueras de Málaga en viviendas de VPO. Vino a Madrid en busca del éxito en las pasarelas. No lo consiguió, pero sin embargo en su patrimonio personal figuran dos viviendas libres de cargas, valoradas en 1 millón de euros en la mejor zona de Majadahonda. Hasta ahora figuraban a su nombre pero ahora están registradas a nombre de una sociedad patrimonial. Conduce un Range Rover Evoque con todos los extras valorado en 100 mil euros y tiene una perra a la que puso de nombre Tiffany, como la glamourosa joyería americana. No se decanta por las marcas a la hora de vestir y prefiere la moda low cost. Regentaba una clínica de estética masculina en pleno centro de Madrid. Los que la conocen la describen como “una mujer simpática pero terriblemente insegura. Se nota que no es una 'niña bien' pero se esfuerza por agradar y es extremadamente cariñosa”. Esther tuvo dos matrimonios fallidos con dos acaudalados hombres de negocios y mantuvo un affaire con el actor Máximo Valverde.
La pareja se conoció en Málaga en septiembre de 2015. Carlos acudió a una presentación con el distribuidor de sus vinos en la zona. Éste le invitó a una cena con sumilleres y allí coincidió con Esther, cuyo primo, según ella, es sumiller y le pidió que le echara una mano. En la cena el marqués le pasó una tarjeta con su móvil y otra en blanco para que Esther le pasara el suyo. Esta según contó él en una entrevista a la revista Vanity Fair: “¡Se quedó con las dos!". A partir de ese momento comenzaron un intenso romance que han paseado durante varios meses por casi todos lo eventos sociales de la capital y parte de Europa, dónde han recogido juntos varios premios por la calidad de los vinos y aceites del marqués de Griñón. El último el pasado mes de marzo en La Toscana dónde acudieron a la bodega de Piero Antinori, el propietario del imperio vinícola más importante de Italia. Carlos le dedicó el premio a Doña.
A ella le gustan los flashes aunque sólo ha acudido a los eventos del brazo de su prometido. Varias marcas le han ofrecido amadrinar algún photocall, pero todavía no ha sucumbido a la tentación del dinero fácil. Le gustan más las portadas de ¡Hola!. Además del anuncio del noviazgo también se hizo otro reportaje para publicitar la presentación de su nueva pareja a su familia. Todo un bodegón que ella resumió así “Carlos me conquistó hace menos de un año a mí ¡y ahora ha hecho lo mismo con mi familia!". Como era de imaginar la familia política del marqués no ha puesto ningún impedimento a la relación, a pesar de la diferencia de edad. Marian Morales, madre de Esther, dijo: "A vivir, que son dos días y el de en medio... está lloviendo". El marqués de Griñón, dedicó unas palabras muy bonitas a su nueva familia: "Los Doña son un ejemplo de familia unida, que encarna los valores de Andalucía y su cultura milenaria".
Menos suerte ha teniedo Esther y a pesar de que se ha esforzado, los hijos mayores del marqués; Manolo y Sandra, de su primer matrimonio con Jeannine Girod, y también Tamara, nacida de su relación con Isabel Preysler no se llevan bien con la futura marquesa. Cuentan a este periódico que la modelo no soporta que Tamara la llame “tía Esther”, cuando sólo les separan tres años de diferencia. La modelo sólo ha congeniado con los dos pequeños, Aldara y Duarte, fruto del tercer matrimonio del marqués con Fátima de la Cierva.
La presión familiar no ha impedido que el marqués de Griñón se enamore locamente y Esther hace meses que luce uno de los brillantes más caros de una de las mejores joyerías de la capital. Sólo le queda lucir el título de marquesa, algo que conseguirá sino hay ningún contratiempo, antes de despedir el año. Su próxima aparición pública a finales de este mes en la presentación de 'La buena vida' (Espasa), el libro autobiográfico que repasa la vida de su futuro marido y que ella le ha ayudado a transcribir al ordenador. A ella se lo dedica “A Esther, musa y colaboradora indispensable de este libro”.