"Menos mal que Carmen no está para verla", exclama la periodista Ana Romero cuando es preguntada por la exitosa mini serie Lo que escondían sus ojos que este martes termina de emitirse en Telecinco. La mini serie está ambientada en la historia de amor prohibido entre Serrano Súñer y la marquesa Sonsoles de Icaza, padres de Carmen Díez de Rivera, cuya biógrafa y única persona a la que contó la historia para que se contara fue a Romero.
Aún hoy se emociona al hablar de su primer encuentro “Yo tenía una sección semanal en EL MUNDO en el que recogía testimonios de voces europeas. Alguien me habló de Carmen y de su papel como europarlamentaria y me dijo que se estaba muriendo de cáncer. Yo desconocía entonces la historia personal”, recuerda Ana Romero. El entonces director del periódico Pedro J. Ramírez le auguró que no iba hablar con ella y le recomendó que llamara a Umbral que la conocía bien y la había bautizado como la musa de la Transición. Aquella falta de confianza hizo que Romero pusiera más empeño en conseguirlo. Habló con ella y le dejó claro desde el principio que no tenía ningún interés en la parte personal. Consiguió la entrevista que tituló 'La muerte forma parte de la vida' y que se publicó en el periódico en marzo de 1999 coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
El feeling entre ambas fue tal que Carmen Díez de Rivera le pidió a Ana que escribiera su biografía porque quería que se conociera su historia. Esta quedó fascinada con su trayectoria profesional y política y conmovida con la personal. "Noté un crack dentro de mí cuando me dijeron que no podía casarme con el que hombre que amaba porque era mi hermano" le confesó Díez de Rivera a Romero en uno de sus encuentros. La historia era un secreto a voces en el pequeño Madrid acomodado de la época. Aquel disgusto la llevó a vivir en París, hacerse misionera seglar una temporada en África e incluso meterse a monja. Achacaba incluso su grave enfermedad al sufrimiento desencadenado por aquel fracaso personal.
Carmen era amiga del entonces Príncipe Juan Carlos de Borbón y fue jefa de Gabinete, del presidente Suárez. Una adelantada a su época que se empeñó en que era necesario para la democracia, legalizar el partido comunista, hablaba ya entonces de que la política no podía ser una profesión permanente para evitar la corrupción, defendió causas ecologistas desde su posición de europarlamentaria primero por el CDS y luego por el PSOE. Siempre siguió adelante con sus ideas aunque le costarán duras críticas e incluso el rechazo de sus propios compañeros.
Con este curriculum no es de extrañar que a Romero se le queden los diálogos de la tv movie pobres. Falta sofisticación al contexto, porque lo tuvo. Serrano Súñer era un abogado que había estudiado en Bolonia y que fue seis veces ministro de Franco entre 1938 y 1942. Escuchar algunos diálogos políticos al guapo actor Rubén Cortada con acento cubano, quedan poco creíbles. Tampoco la actriz Blanca Suárez, llega a tener el magnetismo de la marquesa de Llanzol aunque luzca sesenta vestidos de Balenciaga -diseñador de cabecera de la marquesa- a lo largo de toda la serie.
"Para mí, todo esto no existe, no está pasando y no tengo nada que decir sobre el tema", declaró Sonsoles Diez de Rivera, la primogénita del matrimonio entre Sonsoles de Icaza y el Marqués de Llanzol, Francisco de Paula Diez de Rivera y Casares, sobre la tv-movie.
Nieves Herrero, autora de la novela homónima en la que está basada la serie también se desmarcaba en una entrevista. “No he hablado con ellos porque yo no he tenido nada que ver. La productora me compró los derechos del libro y no he intervenido en nada”, declaraba.
Los que conocen bien la historia, o han tenido la oportunidad de oírla de boca de sus protagonistas, sí aciertan a saber lo que ven los más de tres millones de espectadores que ha reunido semanalmente la mini serie: dos actores guapos con tirón y mucha tensión sexual, en este caso resuelta. La historia política y la verdadera esencia de estos personajes que marcaron una etapa histórica de nuestro país ha quedado diluida.