Sabe que tiene muchos ojos puestos sobre ella, por lo que intenta seguir su rutina con total normalidad. La infanta Cristina (51) se encuentra en uno de los momentos más delicados de su vida y espera no tener que hacer demasiados movimientos. Su trabajo en La Caixa como directora del Área Internacional de la Obra Social es estable y así seguirá siendo en los próximos meses. Comenzó a trabajar en La Caixa en 1992. No caben las especulaciones, como tampoco con su ciudad de residencia: Ginebra. Ni se muda ni cambia de trabajo. La infanta no moverá un dedo hasta que haya una resolución firme del Caso Nóos.
"La sentencia podría conocerse este verano", señalan a EL ESPAÑOL fuentes conocedoras del caso: "Ha ido todo bastante rápido y son conscientes de que una demora perjudica demasiado a las instituciones, así que no me extrañaría que se hiciera pública este verano, septiembre quizás a lo más tardar".
Pero una sentencia no es firme hasta que no cabe recurso, lo que podría alargar el proceso durante meses. La cuestión es si Iñaki Urdangarin (48), sobre el que pesa una petición de cárcel de casi 20 años, deberá ingresar finalmente en prisión. "Dependerá del juez, claro. Hasta que no haya sentencia firme, que puede demorarse en función de los recursos que se presenten, no tiene por qué entrar en prisión, aunque sería lo suyo", señalan las mismas fuentes.
Si así es, lo único que juega a favor del marido de la infanta es la posibilidad, como la del resto de encausados, de escoger la prisión que más le convenga. Es un derecho de todo ciudadano -excepto de los terroristas- siempre y cuando se presenten voluntariamente en el plazo establecido por el juez. Lo habitual suele ser que los condenados escojan la cárcel más cercana a su hogar familiar. Pero en este caso concreto eso es difícil.
Conscientes de todas las posibilidades, la infanta prefiere no moverse de Suiza y esperar los resultados finales. ¿Pasará factura esta situación a la relación con su marido? Desde su entorno las posiciones son encontradas. Hay amigos que defienden su unión por encima de todos los obstáculos. Otros en cambio creen que es inevitable que se separen.
"Yo a Cristina la sigo viendo súper enamorada, están muy cansados de todo pero entre ellos no falla nada", comenta una amiga de la pareja. "Pues yo no lo veo tan claro", añade otro amigo en una conversación.
Es verano, hay piscina, césped, sol y amigos; se puede hablar con calma y relax. "Iñaki saldrá demasiado tocado", dice este amigo, "no podrán mantener esta situación demasiado tiempo. Si ingresa, no hay continuidad posible. Lo hemos hablado mucho entre los colegas y no le vemos solución, es una lástima pero es así". La amiga, más optimista o acaso más romántica, corrige: "A Cristina ya no le queda nada más que su marido y sus hijos, está harta de su familia y de cómo los han tratado y no creo que quiera darles el gustazo de separarse, es darles la razón en todo. Insisto, además, está enamoradísima".
Las aguas siguen calmas hasta nuevo aviso. Es lo que toca ahora mismo. La sentencia del Caso Nóos, según lo que dictamine, puede ser un auténtico tsunami. Mientras tanto, Juan (16), Pablo (15), Miguel (13) e Irene (11), los cuatro hijos de los Urdangarin de Borbón, seguirán con sus estudios (es el último curso de 'Juanito', que terminará su Bachillerato Internacional y podrá acceder a sus estudios universitarios). El 5 de septiembre empiezan las clases en la École International (Ginebra), donde están matriculados y donde acudirán a diario hasta el 16 de diciembre. Si nada lo impide.