A las 5 de la madrugada de este jueves 23 de febrero Iñaki Urdangarin (49 años) abandonaba en solitario su casa de Ginebra para enfrentarse a su último paseillo ante el juez. Después de más de 20 minutos esperando el autobús que le llevaría al aeropuerto, el marido de la infanta Cristina (51) ha puesto rumbo a las Islas Baleares para una de sus citas más importantes con la justicia. Rodeado de unas fuertes medidas de seguridad, el cuñado de Felipe VI (49) ha entrado en la Audiencia Provincial con el rostro más serio de lo habitual. Con un look muy conjuntado formado por pantalón y jersey grises a juego con su corbata (la misma que lució en su primera declaración en 2012), americana azul y una mochila negra a sus hombros a modo de colegial, Urdangarin ha desfilado sin nadie a su lado. La hija del rey Juan Carlos (79) ha esperado en Barcelona la decisión final.
SUS OTROS PASEILLOS
Su rostro también era serio, llevaba la mirada triste y mostraba una aparente tranquilidad la primera vez que Iñaki Urdangarin hizo el paseillo a los juzgados de Palma de Mallorca, tras saltar el 'caso Nóos'. Esta era también la primera vez que un miembro de la monarquía española acudía a declarar como imputado. Con chaqueta azul marino, pantalones de pinza grises a juego con la corbata y camisa blanca, el marido de la infanta Cristina se paró frente a los medios de comunicación que se agolpaban a las puertas del edificio institucional para defender su inocencia: "Comparezco hoy para demostrar mi inocencia, mi honor, mi actividad profesional. Durante estos años he ejercido mis responsabilidades y he tomado decisiones de manera correcta y con total transparencia. Mi intención es aclarar la verdad de los hechos y estoy convencido de que la declaración de hoy contribuirá a demostrarlo. Muchísimas gracias a todos".
De esta imagen han pasado ya cinco años. Era el 25 de febrero de 2012 y un día después, casi vestido igual que en su primera declaración (solo cambió su corbata por una de color verde), Urdangarin volvía hacer el mismo recorrido. Esta vez llevaba una sonrisa dibujada en su cara. Junto a él, en todo momento, su abogado Mario Pascual Vives. De la infanta, de momento, ni rastro. No sería hasta la imputación de la misma cuando esta empezaría a entrar en la escena judicial junto a su esposo. Pero ese 26 de febrero de 2012, horas después de la cita con el juez, sí se pudo ver a la hija del rey Juan Carlos con su marido en un coche por la isla balear camino al aeropuerto. Los entonces duques de Palma regresaban a Washignton, donde residían por aquel entonces, con sus cuatro hijos: Juan, Pablo, Miguel e Irene. Las vacaciones de ese año las pasaron todos juntos entre Vitoria, Barcelona y Baqueira.
El tercer paseillo de Urdangarin llegó el 23 de febrero de 2013. El cuñado de Felipe VI bajo la cuesta que accede a los juzgados encomendándose a todos los santos. Con la mirada hacia el cielo y de nuevo junto a su letrado, Urdangarin volvió a declarar ante el juez Castro dejando claro en su testimonio que la Casa Real en ningún momento "opinó, asesoró, autorizó o avaló las actividades" de la Fundación Nóos.
Después llegó la imputación, desimputación y nueva imputación de la infanta Cristina. La primera vez que el matrimonio apareció junto en la escena judicial fue en enero de 2016 con el inicio del juicio del 'caso Nóos'. Dos años antes, en febrero de 2014, la hija de los reyes Juan Carlos y Sofía (78) ya había desfilado por la misma cuesta que su marido en los juzgados de Palma, pero en aquella ocasión lo hizo sola. Histórico fue el momento en el que Cristina e Iñaki se sentaron en en el banquillo de los acusados, no juntos, pero sí muy serios y con la mirada perdida. La entrada de ambos juntos al juicio se volvería a repetir casi a diario hasta el mes de marzo del pasado año.
El último paseillo del matrimonio hacia los tribunales fue en junio de 2016. El calvario público de la infanta Cristina ya ha finalizado al quedar absuelta. Su marido, en cambio, repetirá este jueves ante la Sección Primera de la Audiencia Provincial de las Islas Baleares que ha convocado, a petición de la Fiscalía, la comparecencia prevista en el artículo 505 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal para decidir sobre la situación personal de dos de los condenados en el procedimiento: Iñaki Urdangarin y Diego Torres. Puede que esta sea la última vez que el marido de Cristina haga el paseillo para hacer otro más duro, el de la cárcel, si es que así se decide.
DETERIORO FÍSICO
El cambio físico de Iñaki Urdangarin, desde esa primera imagen descendiendo por la cuesta de los juzgados a la última montando en su bicicleta a toda velocidad por las calles de Ginebra cuando era perseguido por los periodistas, es evidente. Poco queda ya de ese deportista de élite musculado. El peso de la justicia ha hecho mella en él y ha experimentado un gran deterioro corporal. Está mucho más delgado y su pelo rubio se ha tornado en canoso. Las preocupaciones y la presión mediática han propiciado también arrugas en su rostro y unos ojos cada vez más hundidos. Ha envejecido de golpe.