A Felipe Juan Froilán (18 años) le tiran España y los toros. Tanto, que hace dos fines de semana, mientras disfrutaba de sus vacaciones de primavera del colegio de Estados Unidos en el que estudia, el sobrino del rey Felipe VI (49) no se quedó al otro lado de la barrera, sino que se atrevió a saltar al ruedo. Lo hizo con su amigo el torero Gonzalo Caballero (26) al que ha mostrado su admiración en diversas ocasiones. Ocurrió en Palomarejos, la finca toledana de Fernando Peña Catalán.
Caballero hizo público en su Instagram este paso adelante en el sueño del nieto del rey emérito por el mundo del toreo que, de seguir adelante, costaría a sus padres, la infanta Elena (53) y Jaime de Marichalar (53), entre 15.000 y 20.000 euros solo en los primeros años de formación. Es lo que estiman otras promesas del toreo como el sevillano Fernando Navarro (23), quien explica que solo en los "avíos" (el material de entrenamiento) los aspirantes a torero suelen dejarse más de 1.000 euros: unos 300 euros en el capote, 150 euros en la muleta, 400 euros en el traje campero, 100 euros en los "botos" o botas y entre 20 y 100 euros en el estoque, dependiendo del material de éste.
Un capricho caro para un joven que todavía no ha mostrado tener muy claro su futuro, cambiando hasta en cuatro ocasiones de colegio en los últimos siete años. Algunos novilleros toledanos que presenciaron la minifaena de Froilán en Palomarejos no creen que este tuviera ningún problema en encontrar una escuela taurina que se interesara por él, ni tampoco apoderados que le pagaran los viajes y le soltaran los toros al campo para entrenar, con un coste de 1.500 euros por novillo. Pero "en esto del toreo no cuenta solo el dinero o las amistades, sino también el trabajo diario", explica un joven matador toledano al que le costó hasta tres años encontrar un apoderado y prefiere no desvelar su nombre. Explica que la mayoría de jóvenes que se inician en el toreo necesitan entre dos y tres años para llegar a una novillada sin picadores, muchos kilómetros a las espaldas y haber desembolsado entre 15.000 y 20.000 euros en el camino.
Y eso no es todo, si Felipe Juan Froilán (Pipe para su familia y amigos) continuara con la carrera hacia el toreo (siendo el primer miembro de la familia real en hacerlo) tendría que practicar un entrenamiento físico diario de unas 5 horas y clases técnicas de salón, en las que los aspirantes mecanizan movimientos con máxima concentración, una cualidad de la que carece el hijo de la infanta Elena, según habrían declarado los profesores del internado de Sigüenza (Guadalajara) en el que estudió.