La situación económica de María Teresa Campos ha cogido aire. Hace dos años, sus problemas con Hacienda obligaban a la presentadora a poner sus dos casa de Madrid en venta: un lujoso ático duplex en Aravaca, situado en la misma urbanización en la que su hija Terelu vive en un triplex, y un espectacular chalet ubicado en la exclusiva urbanización privada Molino de la Hoz de Las Rozas. Tenía que vender al menos una. Y ya lo ha conseguido, como ella misma relató en el penúltimo programa de Las Campos.
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Una buena noticia que contrarresta con todos los contratiempos personales y profesionales que de un tiempo a esta parte está sufriendo la presentadora. Pero en contra de lo que se pueda pensar, la venta del ático no ha paralizado la del chalet. Todo lo contrario. Le ha servido para incrementar su precio. Antes le urgía deshacerse de alguna de estas dos propiedades, pero ya no tiene prisa y no quiere malvenderlo. Es por ello que ha decidido subir en 200.000 euros el valor del inmueble. Así, si hasta hace un par de meses la presentadora pedía 4,3 millones de euros por él, ahora lo ofrece por 4,5 millones de euros, según ha podido comprobar este medio en la inmobiliaria Bernadó Luxury House, en la que lo tiene en venta.
Al fin y al cabo se trata de una exclusiva vivienda de 2.000 metros cuadrados de casa distribuidos en dos edificaciones unidos por un gran pasillo central, 6.000 metros de jardín, 100 de terrazas, piscina climatizada de paredes transparente, un patio inglés, biblioteca con claraboya acristalada, gimnasio, sala de cine, cámara acorazada… Una mansión en toda regla.
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La intención de María Teresa es comprase una casa más modesta, pero con jardín, por la zona de Aravaca, Pozuelo de Alarcón o Majadahonda. Quiere estar más cerca de sus hijas. Ese es el motivo por el que se compró el ático, que no tenía jardín, pero sí una gran terraza solárium con piscina privada.
Con este duplex compartía urbanización con Terelu. Pero en el trascurso en el que estaba acondicionándolo con una majestuosa obra de 300.000 euros apareció de nuevo Hacienda en su vida, lo que trastocó todos sus planes. Se vio obligada a poner sendas propiedades en venta. Necesitaba desprenderse de una de ellas. Lo de menos era cuál, aunque ella prefería que fuera el chalet de Las Rozas para quedarse a vivir en el ático, junto a su hija.
Al final la felicidad es incompleta. Por fin ha vendido una de las propiedades, pero es la que le permitiría poner fin a sus asuntos inmobiliarios. Si hubiese sido al revés, ella se hubiera quedado en el ático. De esta manera, tiene que continuar buscando comprador para el casoplón de Las Rozas para luego comprarse algo por la zona que desea. Eso sí, ya no tiene prisas por venderlo y de ahí que lo haya subido. Aviso a navegantes: el que lo quiera, que sepa que no tiene mucho margen de regateo.