La expectación era máxima en las inmediaciones del madrileño Palacio Real, impropio de un funeral. El motivo no era otro que la posibilidad de que la infanta Cristina (51 años) se reencontrara públicamente con sus padres y su hermano, el rey Felipe (49). Finalmente, el esperado momento se producía pasadas las seis de la tarde, aunque en ningún momento ha habido testamento gráfico al no coincidir públicamente. La que fuera duquesa de Palma se ha cuidado mucho de mantener una distancia prudencial con el resto de su familia, representada por los reyes Felipe y Letizia (44) y los eméritos Juan Carlos (79) y Sofía (78). Los cuatro eran los únicos confirmados en un principio por la Casa Real al formar parte del núcleo central de la Familia Real.
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La Capilla del Palacio Real de Madrid era el escenario elegido para la rehabilitación pública de la infanta. Allí tenía lugar este jueves por la tarde el funeral en memoria de Alicia de Borbón-Parma, tía del rey Juan Carlos y madre del infante don Carlos de Borbón Dos Sicilias, duque de Calabria, que falleció el pasado 28 de marzo a los 99 años.
Precisamente la infanta Cristina y su marido, Iñaki Urdangarin (49), mantienen una excelente relación con esta rama de la familia. De hecho, los Urdangarín Borbón disfrutaron de las vacaciones de Semana Santa en la finca La Toledana, propiedad de los Borbón Dos Sicilias. Asimismo, la propia exduquesa de Palma es amiga íntima de Cristina de Borbón Dos Sicilias, hija del infante don Carlos, así como de su hermano Pedro.
La presencia de la infanta Cristina era una posibilidad nada remota, pues hace año y medio, coincidiendo con el momento en el que su hermano Felipe le retirara el título de duquesa de Palma, acudió al funeral por el infante don Carlos, celebrado en El Escorial. Lo hizo sin su marido pero acompañada de su hermana Elena (53).
Los funerales parecen ser el lugar elegido por los Borbones para encontrarse, pues los reyes y la infanta Cristina ya habían coincidido meses antes en el funeral de Kardam de Bulgaria oficiado en la iglesia de San Jerónimo el Real, en Madrid.
Tras las exequias del infante don Carlos y Kardam, la hermana pequeña de Felipe VI se sentaba en el banquillo de los acusados por su implicación en el caso Nóos, que ya había salpicado a su marido. Fue apartada dela Familia Real y de todo lo que tenía que ver con los actos oficiales patrios. El monarca actual estableció un cortafuegos con el que logró mantener más o menos intacta la imagen de la monarquía. Finalmente, fue absuelta judicialmente, pero no socialmente, por lo que la rehabilitación pública de la figura de la infanta Cristina será complicada. De momento, Zarzuela ha colocado ya la primera piedra.
La siguiente podría ser la comunión de la infanta Sofía (9), que tendrá lugar la próxima semana. Aunque el colegio Santa María de Los Rosales limita el número de invitados por cada uno de los niños que toma la primera comunión, la benjamina de los reyes eméritos podría acudir a la celebración posterior al sacramento, que se llevará a cabo en un ambiente más privado e íntimo.