Aún faltaba media hora para que la infanta Sofía (10 años) tomara la primera comunión junto a sus compañeros del colegio Santa María de los Rosales de Madrid, pero ya eran decenas los vecinos curiosos que querían ver en primera persona a los reyes y se agolpaban a las puertas de la iglesia Asunción de Nuestra Señora de Aravaca. Estaban nerviosos, casi más que la propia protagonista, y buscaban el lugar con las mejores vistas al tiempo que comentaban la suerte que habían tenido con el buen día. La expectación era máxima.
"Es que para una vez que vienen por aquí hay que aprovechar", comentaban ilusionadas unas vecinas a EL ESPAÑOL. De repente, se hizo el silencio. Con puntualidad británica y cuando sólo faltaban cinco minutos para que diera comienzo la eucaristía, aparecieron tres coches. Del primero bajaron los reyes eméritos. Juan Carlos (79), no sin cierta dificultad, se apeó del coche y la reina Sofía (78), vestida con chaqueta y vestido de lunares, fue a su encuentro. "Se me pone la carne de gallina sólo de ver a Juan Carlos", señalaba una vecina a este medio. Fue uno de los momentos más comentados, pues de repente el matrimonio comenzó a intercambiar palabras y sonrisas. Parecían pasarlo bien y la gente se dio cuenta. El aplauso fue espontáneo y se sucedieron los vivas.
"Fíjate, don Juan Carlos parece más joven y menos envejecido que en las fotos", apuntaba un señor que había interrumpido el paseo con su perro para ver el acontecimiento. "Y la reina Sofía parece que se ha hecho algo en el pelo, lo tiene como más morado o rojizo", comentaban entre sí dos mujeres atentas a todo lo que sucedía a su alrededor.
Del siguiente coche bajaron Jesús Ortiz, padre de la reina, junto a su madre, Menchu del Valle, su mujer y Paloma Rocasolano (65), con un traje blanco. Pero los más esperados, sin duda, eran los reyes Felipe (49) y Letizia (44) y sus dos hijas, que bajaron del tercer coche muy sonrientes. Leonor, con un vestido azul, Sofía, con el traje de comunión del colegio y Letizia con un look de encaje en color verde menta. Las tres con peinados trenzados. "Qué guapas", "la pequeña es más alta que la mayor", "sí, pero son guapísimas las dos", eran algunos de los comentarios que se escuchaban.
Los Borbón y los Ortiz, como una gran familia feliz, se dirigieron entonces a posar para los fotógrafos. En ese momento tuvo lugar otra de las anécdotas, cuando un señor alto y delgado se acercó para posar junto a los reyes, sus hijas, los eméritos y los padres y la abuela de Letizia. "¿Quién es ese señor?", preguntaba una. "Pues la pareja de la madre, quién va a ser", respondía otra. Se referían a Konstantin de Bulgaria, padrino de la infanta Sofía. Tras percatarse del error, comentaban: "¿Ves? ¡Le acabamos de endosar un novio! Si es que es muy fácil meter la pata...".
La Familia Real entró entonces en el tempo, minutos antes de que sonaran las 12 del mediodía. Cuando las campanas de la iglesia se hicieron notar, el tumulto ya había comenzado a disiparse.