Se hacía llamar "Su Alteza Imperial y Real Stefan Cernetic (57 años), príncipe heredero de Montenegro, Serbia y Albania" y hasta esta misma semana ha disfrutado de una vida llena de lujos y privilegios al más puro estilo del pequeño Nicolás. Su sueño se esfumaba después de que el país balcánico descubriera su secreto y desmintiera su condición de royal.
Durante todo este tiempo se ha creado una identidad que contaba incluso con página web propia en la que llegó a elaborar un sofisticado árbol genealógico que partía del emperador romano Constantino. Cernetic se preocupó de que a la ficticia Casa Imperial de Tchernetic no le faltara ni un solo detalle. Él mismo se definió como "el cabeza de la familia que gobernó Montenegro, Albania y Serbia desde el siglo XIV hasta la segunda mitad del siglo XVIII" y se fabricó insignias, sellos, escudos de armas y condecoraciones a fin de dar prueba de su patrimonio y condición. Algunos de estos objetos fueron encontrados por la policía cuando registró su casa en Turín.
La sofisticada elaboración de la nueva dinastía le ha permitido durante los últimos años codearse con príncipes, reyes, políticos, cardenales, celebrities y, en definitiva, ricos de todo el mundo. Para dar credibilidad a este punto, colgó en sus redes sociales fotografías con príncipes y nobles de medio mundo, entre los que se encuentra Alberto de Mónaco (59).
El estafador logró así llevar un elevado tren de vida obteniendo todo tipo de privilegios diplomáticos, como hoteles y viajes gratis, cenas con mandatarios, acceso a vehículos de alta gama y otros tratos de favor que otorgaba su falsa condición de príncipe.
El engaño de Cernetic fue más allá. Han sido varias las personalidades famosas víctimas de su engaño. Contratistas locales a los que prometió promocionar la región a través de un complejo de lujo, políticos como un alcalde italiano que le recibió con honores e incluso la mismísima Pamela Anderson (49), con quien protagonizó su artimaña más notable: en 2015, quiso reconocer la labor de la actriz y la nombró condesa de Giglio en un acto solemne al más puro estilo medieval en el que Anderson terminó arrodillándose con una espada en sus hombros.
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Tanta fue la trascendencia de aquel acto que algunos medios nacionales e internacionales se hicieron eco de aquella designación que muchos asumieron como real, pero lo cierto es que sólo fue una treta más del falso aristócrata, cuya historia comenzó a destaparse hace tan sólo unos meses.
La investigación se inició después de que el supuesto príncipe visitara el sur de Italia, el pasado verano. Durante su estancia en un hotel de lujo, el estafador puso en marcha un proyecto en la Embajada de Macedonia en Italia. Tras los pertinentes contactos, el gobierno de Montenegro aseguró a los funcionarios italianos que nunca había oído hablar de Cernetic. La policía puso entonces un dispositivo en marcha en la que Cernetic resultaba sospechoso de utilizar una identidad falsa, así como de proporcionar información y documentos falsos a un funcionario público. "Llegó a tener su propia marca de vino", afirmó hace unos días uno de los trabajadores públicos encargados del caso.