La reina Isabel II (91 años) y Felipe de Edimburgo (96) acaban de incorporar un nuevo hito a su longeva vida. La pareja real suma 70 años de matrimonio este 20 de noviembre celebrando así sus bodas de Titanio, siendo la única pareja en las monarquías europeas que puede anotar esta marca. Llevan juntos como marido y mujer desde 1947 cuando se dieron el 'sí, quiero' en una ceremonia de cuento de hadas en la Abadía de Westminster.
El camino no ha sido sencillo. Han vivido momentos de todo tipo: de crisis, de vergüenza pública por las comentadas y continúas infidelidades de él, de tensión familiar por los divorcios de sus hijos, de distancia exigida por la Corona... y todos los han conseguido superar a base de un gran sacrificio y lealtad.
Cuando Lilibeth (Isabel) se enamoró perdidamente del joven y apuesto oficial de la marina, el teniente Felipe Mountbatten, y decidió que él, y sólo él, sería el hombre de su vida, todavía no sabía que por encima del amor había una fuerza más grande y superior: su deber como reina. Todo lo demás quedaba regalado a un segundo plano. Su matrimonio también.
Felipe de Edimburgo, después de renunciar a su nacionalidad griega, a sus apellidos paternos y a su carrera militar para casarse con su amada, tampoco atisbó que desde el mismo momento en el que su esposa se convirtiera en reina, nada volvería a ser como antes en su matrimonio. La primera vez que fue consciente de ello fue en el primer viaje oficial que hicieron después de la coronación de Isabel II.
La reina y su marido se embarcaron en un gira de seis meses alrededor del mundo para visitar todos los países bajo el amparo de la Commonwealth (mancomunidad de naciones vinculadas al Reino unido) y al bajar del avión en el primer destino Felipe recibió un difícil cometido que tendría que acatar toda su vida. Según el protocolo de la Casa Real británica, debía caminar siempre unos pasos por detrás de su esposa en todos los actos oficiales. "La reina es ella", le explicaron.
Desde ese momento, Felipe jamás volvió a andar al lado de su esposa y se creó entre ellos una barrera infranqueable. Ella priorizó la Corona y él se convirtió en una sombra.
Una boda muy real
A pesar de la distancia que siempre ha habido entre ellos, el día de su boda fue uno de los más felices de sus vidas. A la ceremonia aisitieron más de 2.000 invitados y la radio BBC difundió el enlace matrimonial a más de 200 millones de personas en todo el mundo. Ella lució un diseño elaborado en satén de color marfil decorado con 10.000 perlas blancas y un ramo de novia de orquídeas blancas y una ramita de mirto.
El banquete tuvo lugar en el Palacio de Buckingham con una tarta nupcial que ha pasado a la historia por su gran tamaño: tenía cuatro pisos y pesaba 200 kilogramos. New Hampshire (Estados Unidos) y el castillo de Birkhill (Escocia) fueron los destinos elegidos para disfrutar de la luna de miel. Fruto de su amor nacieron sus cuatro hijos: Carlos, Ana, Andrés y Eduardo.
Monedas conmemorativas
Con motivo de los 70 años de matrimonio de Isabel II y Felipe de Edimburgo, la Real Casa de la Moneda del Reino Unido ha lanzado unas piezas con el rostro del matrimonio. En ellas aparecen tallados los bustos de perfil de la reina y el príncipe, que han sido diseñados por el conocido escultor londinense Etienne Milner. En su reverso, se puede ver a la pareja montando a caballo, una de las pasiones que ambos han compartido durante toda su vida. Y alrededor, una inscripción: "Unidos en feliz matrimonio 1947-2017".
Las monedas están confeccionadas en plata y su precio oscila entre las 5 y las 20 libras dependiendo del modelo. Es el particular homenaje de la Casa de la Moneda para conmemorar esta fecha tan señalada.