Este martes el rey Felipe VI cumple 50 años, medio siglo que ha querido festejar de una forma diferente: abriendo las puertas de su intimidad a los españoles. Un hecho histórico sin precedentes. El vídeo celebratorio del cumpleaños real ofrece imágenes nunca vistas de la familia Borbón Ortiz. De esta forma, los reyes de España han zanjado las críticas que siempre se cernían sobre ellos hasta ahora: el hermetismo con el que llevaban su vida privada a diferencia de otras casas reales.
En esos vídeos oficiales, si hay dos figuras que han sorprendido sobremanera en la intimidad de su hogar han sido las de Leonor (12) y Sofía (10), dos formas de comportarse completamente diferentes. Dos niñas encorsetadas por su responsabilidad, pero con una carga distinta. La forma de ser de la infanta Sofía, espontánea, pizpireta, risueña sin recato a ratos; la de la princesa Leonor, metida en cintura por su condición de futura reina, rígida, correcta, tan solo dejando entrever un atisbo de espontaneidad cuando la "sopita" le quema la lengua.
Sofía se ríe ante su plato sin motivo aparente mientras su madre le sigue la gracia a la vez que riñe a Leonor por no soplar la sopa antes de tomarla. "Huy, está caliente,¿no?", advierte Felipe a su hija mayor mientras esta no puede evitar hacer aspavientos con las manos como si fueran abanicos para enfriar su lengua. "Pero, sopla, Leonor, hija", le reprende Letizia (45) mientras su hija musita un 'Lo siento' a la vez que se recompone erguida. De fondo, Sofía no puede evitar carcajearse tanto que debe taparse la boca por aquello de los modales. Dos niñas, dos caracteres, dos estilos de educar.
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Este es solo un ejemplo de muchos que reflejan las diferentes formas de actuar de las pequeñas. Parece evidente que Sofía vive más relajada en su día a día, sin la alargada sombra de la Corona como en el caso de Leonor; juega mucho más con la sopa, se revuelve varias veces en la silla y habla relajadamente con sus padres mientras Leonor se mantiene en un segundo plano y solo habla de los dos exámenes que tiene.
¿Otro ejemplo de sus diferencias? En el momento que irrumpen en el salón en que su padre está grabando el mítico mensaje de Navidad. Con paso decidido y un tanto desgalichado por la presencia de las cámaras, Sofía enfila el camino hacia su padre, a quien le da dos chistosos besos en el aire para no quitarle el maquillaje. Tras ella, Leonor hace lo mismo, pero más rápidamente, como si quisiera salir de la escena lo más pronto posible. La que se queda más rato al lado de su padre es Sofía, quien le pregunta sin tapujos por el maquillaje de su cara, lo que provoca la risa de Felipe y del equipo de grabación.
Más tarde, Sofía curiosea con el equipo de edición, quiere ver el resultado del trabajo de su padre a la vez que pregunta al cámara entre risas: "Pero, esto no lo vas a poner, ¿no?". Con estas imágenes queda patente que es la más natural y desenvuelta, sonríe abiertamente y respeta el protocolo de manera más relajada. En cambio, su hermana Leonor tiene otra responsabilidad añadida, la de posible futura reina que recibirá este martes de manos de su padre el Toisón de Oro. Ella, a sus 12 años, ya tiene muchas citas con la Historia de España.
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Los detalles más sorprendentes
Como era de esperar, las críticas a la exposición mediática de los reyes no se han hecho esperar. Por un lado, para muchos el salón en que, supuestamente, hacen vida cotidiana peca de frío y poco natural con muebles que no invitan al relax, que demuestran poco roce. Mientras ellos comen en una mesa pequeña al lado de los grandes ventanales -junto a una enigmática trona de bebé-, una mesa mucho más larga y con candelabros ocupa el centro del salón.
Para el común de los mortales, la vajilla usada por los monarcas -con una gran historia detrás- es exagerada acompañada de un sinfín de cubiertos. Hay quien se ha percatado de que en el centro de la mesa no hay entremeses ni refrescos, ni ensalada, ni pan. Nada de nada. Cabe recordar que la reina Letizia mantiene una dieta macrobiótica, por lo que no sería de extrañar que Felipe VI y sus hijas siguieran su alimentación.
Otro de los espacios que más ha llamado la atención de Zarzuela ha sido la entrada, con un perchero de doce brazos y un un osito tipo 'paddington' con chubasquero, enormes zapatillas y bolso bandolera. La escalera que conduce a la entrada es helicoidal y su barandilla es de hierro forjado. En el hueco debajo de ella, en una esquina, hay una escultura de algún artista moderno. En definitiva, una decoración fría que a más de uno le ha hecho pensar que en realidad su día a día tiene lugar en otras estancias más acogedoras.