El príncipe Carlos Patricio Godehard de Hohenzollern ha fallecido cuando apenas le quedaban cuatro meses para gozar de la absoluta libertad tras cuatro años en la sombra. El joven de 39 años pertenecía a una familia de gran poder en Alemania, pero tuvo que apartarse de ella al entrar en la cárcel cuando fue condenado por un delito de fraude.
El pasado viernes se le concedió un permiso de fin de semana, pues la cercanía del fin de su condena le daba la oportunidad de gozar del aire libre cada cierto tiempo. Aprovechó la salida puntual del centro penitenciario de Euskirchen en Renania del Norte-Westfalia para viajar a Frankfurt. Condujo hasta allí y se alojó en el lujoso Hotel Intercontinental.
Pero lejos de instalarse en su habitación decidió subir a la azotea del hotel, situada en el vigésimo primer piso del edificio y una vez allí saltó la valla de la zona del restaurante y se precipitó al vacío. Más de 60 metros de caída libre que concluyeron en su muerte instantánea.
El modo en el que se llevó a cabo todo y las declaraciones de los testigos apuntan a un posible suicidio, sin embargo, las autoridades policiales no quieren arriesgarse a confirmar tal hecho, aunque aseguran: "Estamos investigando si se trata de un suicidio, ya que no hay indicios de que sea un accidente o un homicidio", recoge el diario FAZ.
Este dramático final podría estar ligado a los problemas que le llevaron a ingresar en prisión. El próximo mes de julio era la fecha en la que firmaría su libertad, pero su fraudulento uso de la fortuna de su padre podría haberle jugado una mala pasada personal que le llevó a tomar una decisión tan drástica.
Y es que Hohenzollern empleó las cuentas multimillonarias de su progenitor para asociarse con un empresario para la creación de una asociación dedicada a temas de comunicación de bienes de lujo que fue un total fracaso. Esa ruina le llevó a delinquir. Estafó a clientes a los que aseguraba que realizaba transacciones a fondos de inversión seguros, pero eran completamente ficticios.
Las deudas le llevaron a pasar por la cárcel primeramente cuatro meses y más tarde, en 2014, llegó la condena de cuatro años por fraude que estaba cumpliendo en la actualidad. Su muerte ha conmocionado a Alemania y a la élite europea que estos días se hace eco de su muerte por los medios.