Sofía, la eterna sufridora de la Familia Real: los desplantes de su marido, su nuera y su nieta
No es la primera vez que la emérita sufre una humillación pública como la protagonizada este Domingo de Resurrección.
5 abril, 2018 01:40Noticias relacionadas
El rifirrafe que la reina doña Sofía (79 años) y Letizia (45) protagonizaron el pasado domingo en la tradicional misa de Pascua ha suscitado todo tipo de respuestas y reacciones. El inadmisible forcejeo de suegra y nuera para evitar que la reina emérita se fotografiase junto a sus dos nietas ha dado la vuelta el mundo y no ha habido medio de comunicación (nacional e internacional) que no haya hecho alusión a un acontecimiento que despierta, de nuevo, oscuros fantasmas del pasado. No es, ni de lejos, la primera vez que la reina doña Sofía (79) sufre en sus propias carnes la humillación pública de un miembro de su familia. La monarquía debe ser ejemplarizante y el revuelo (como de costumbre sin aclarar) de las dos reinas a las puertas de la Catedral de Mallorca no ha hecho más que ensuciar la imagen de una institución que está herida de muerte desde hace ya algunos años.
El caso Botsuana
La relación marital entre el rey Juan Carlos (80) y la reina Sofía (79) ha sido objeto de debate desde tiempo inmemoriales. Hubo un tiempo en que los medios de comunicación preferían mirar hacia otro lado y no airear las correrías del monarca. Sin embargo, cuando el caso de corrupción Nóos estalló en el núcleo interno de Zarzuela, las alfombras de Palacio empezaron a levantarse. Y no solo desde que se señalase a Urdangarin (50) como un experto de guante blanco, sino que el propio Juan Carlos I (80) se coronó como el rey de las escapadas cuando el 14 de abril de 2012 era descubierto cazando elefantes en Botsuana junto a una entrañable amiga con quien mantenía una especial relación desde hacía ocho años.
Aquella situación puso a la reina Sofía en la peor de las situaciones. Un avión privado desde el Delta del Okavango ponía rumbo hasta la Clínica San José de Madrid para operar de urgencia al rey de España que volaba con una fractura en tres fragmentos de la cadera derecha. Una sonrisa a destiempo y una visita forzada. El trago más amargo y un mazazo en toda regla para la incansable compañera que lo había acompañado durante más de cuatro décadas.
Bárbara Rey y otras amantes
En enero de 2017, vio la luz uno de los mayores escándalos en la historia de la monarquía contemporánea. Según publicó OKDario, el CNI habría pagado 500 millones de pesetas con fondos reservados en Luxemburgo para mantener en silencio a la vedette Bárbara Rey (68), presunta amante de don Juan Carlos. Aquella exposición pública de tejemanejes de alcoba con parches económicos fue tan solo la punta del icerberg de una ristra de balazos que el digital sirvió contra Zarzuela en densos fascículos. En marzo de ese año, el mismo medio de comunicación publicó una grabación privada de don Juan Carlos I en la que se refería a la mallorquina Marta Gayá como my girlf (mi novia). 27 años después de esa grabación y con el dolor de asumir que Corinna no era la persona adecuada, Juan Carlos I era 'cazado' en Irlanda con la anteriormente citada, la interiorista Gayá. "Lo estoy pasando muy mal", llegó a declarar en audiencia privada la reina doña Sofía tras meses de escándalos y juicio público por el cuestionable comportamiento de su marido. Más que como esposo, como Rey de España.
Letizia le da donde más duele
Resulta complicado aventurarse a poner una fecha que marque el inicio del desencuentro original entre las reinas Letizia y Sofía. Según apuntan voces expertas, la fricción entre ambas comenzaría con los impedimentos por parte de Letizia para que Sofía visite a sus nietas. Según publicó la periodista Pilar Eyre, la reina Sofía, en una reunión familiar en Grecia "contó emocionada lo responsable que se había vuelto Juan Urdangarin y lo educada que era Victoria". En cambio, la reacción de la emérita fue tremendamente diferente al hablar de Leonor y Sofía: "¡No sé cómo están! ¡No las veo nunca! ¡No me dejan verlas! Yo, que vivo al lado, no puedo ir a su casa ¡y sin embargo la madre de Letizia está siempre ahí metida!". Una anécdota que cobra sentido con la última (y polémica) aparición pública de las dos mujeres de la vida del rey Felipe VI. Dos de los grandes desplantes de Letizia a la reina Sofía son los que atañen a la anécdota del picadero de Zarzuela y la relativa a los caramelos de anís, absolutamente prohibidos en la equilibrada dieta de las infantas.
El golpe definitivo, el de su nieta Leonor
Leonor de Borbón y Ortiz fue concebida, criada y educada para reinar. Sus curiosos gustos, sus extraños gestos ante las cámaras y sus impávidas sonrisas en la imposición del Toisón de Oro dejaron al descubierto una versión más madura y menos infantil de la princesa de Asturias, un cargo que ya se cree. Jaime Peñafiel se atreve incluso a deslizar una anécdota que, de ser cierta, podría estar dejando al descubierto el incipiente carácter de la heredera a la corona de España: "Dos madres de compañeras de colegio de la niña toisonada me cuentan que ésta les había dicho: "De ahora en adelante, tendréis que hacerme la reverencia", escribió el veterano periodista para LOC. En un desplante sin parangón, la primogénita de los Reyes de España ha protagonizado una brega intolerable con su propia abuela, la reina emérita.
Para perplejidad de todos, Leonor aparta de malas formas el brazo de doña Sofía en presencia de Letizia, Felipe VI e incluso del impedido Juan Carlos I, que contemplaba la indescriptible escena desde un segundo plano apoyado en una muleta.