Los reyes Felipe (50 años) y Letizia (45) han acudido este lunes a la entrega de los Premios Cervantes donde sus sonrisas y su inquebrantable unión del brazo han sido los protagonista. Con paso firme, así han llegado al Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares para presidir la ceremonia en honor al escritor nicaragüense Sergio Ramírez.
La reina ha optado por un tono muy suave en su vestuario. Letizia ha asistido con un 'total look' rosa pastel combinado con el tono maquillaje claro. El conjunto de vestido y abrigo con silueta lápiz está firmado por Felipe Varela. Un diseño que recuerda al estilismo que lució hace unos días para el almuerzo previo a la ceremonia de este lunes. En esa ocasión vestía el traje que ya vimos en la comunión de su hija Leonor, creado por el mismo diseñador y de nuevo en color pastel, pero en menta.
La prenda que cobra protagonismo en su look de este lunes es el abrigo, por su bordado barroco a lo largo de él. El corte justo a la altura de la rodilla y la forma en la que minuciosamente el traje se ciñe a la figura de la reina consiguen darle una gran formalidad a su presencia, un exceso de seriedad que 'endulza' con su tono rosa bebé.
Los complementos que ha elegido siguen la línea discreta de todo el conjunto. Unos zapatos de salón en color nude con bolso de mano a juego. La monarca ha dejado su melena suelta con el rostro despejado gracias a los mechones tras sus orejas, algo que dejaba ver sus brillantes pendientes en forma de flor.
Dos semanas después de protagonizar la estampa de la 'reconciliación real' con la reina Sofía (79), Letizia ha pasado de sortear a los fotógrafos, a bromear con una vecina de Huelva que le pedía trabajo como bailaora en palacio o a mostrarse con poder ante el heredero saudí. Pero la elección estilística de la presente entrega de los Premios Cervantes no habla ni para bien ni para mal; pasa inadvertida en su mes más lleno de altibajos.
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